“Desde que llegamos, jugar un amistoso y jugar un partido de
Champions para nosotros es exactamente lo mismo. La actitud, el hambre y
la obligación por defender este escudo es siempre la misma. Podemos
jugar mejor o peor, pero lo demás no se negocia”.
Después del empate ante el Zenit,
Simeone era un entrenador satisfecho por lo que contempló en el estadio
Petrovsky de San Petersburgo. Por encima del juego, le satisfizo la
capacidad del equipo para competir y entregarse a pesar de la mezcla de
seis suplentes con cinco titulares sin que la estructura del equipo, en
lo esencial, se resintiera o se quebrara.
“Ponerle bomba” es una de la frases con la que el cuerpo técnico rojiblanco aviva la presión
El partido dejó algunas imágenes que
explican a este Atlético incómodo
para cualquier contrario. En una de ellas, Hulk, la estrella y el
jugador más desequilibrante del Zenit, se vio rodeado de camisetas
rojiblancas. Con la pelota controlada bajo su bota izquierda, el
brasileño se encontró agobiado por el acecho cercano de Guilavogui y
Gabi, con Raúl García y Koke a su espalda y con Miranda listo para
entrar en acción por si conseguía salir de esa emboscada. Unos metros
más atrás, Adrián, no perdía de vista la jugada por si la recuperación
permitía una transición rápida defensa-ataque.
La instantánea fue una radiografía fiel del Atlético de Simeone desde
la pizarra, el trabajo colectivo para la recuperación, y desde el
espíritu; tres titulares, Gabi, Koke y Miranda, en un partido en el que
no había motivación competitiva alguna, concentrados e implicados en el
robo del balón y en dificultar la progresión ofensiva del contrario. A
Simeone no le importa no tener la pelota, pero procura que su equipo
nunca la pierda de vista. “Meterle bomba” y “que no se gire” son dos de
las frases favoritas del cuerpo técnico cuando quieren elevar la
intensidad de la presión durante los entrenamientos.
“Disputamos cada pelota como si fuera la última”, es otra de las frases reiteradas en el vestuario
El Atlético es un equipo agresivo que convierte cada pelea por el
balón en una batalla que ganar. Cuando no ha sido así, como en el primer
tiempo de Oporto o el de Villarreal, lo ha pasado mal porque parte de
su éxito se basa en que el contrario nunca encuentre facilidades para
hacer la transición defensa-ataque y para que no haga circulaciones
cómodas cuando se acerca al área de Courtois. En la Liga, el Atlético es
el equipo que más disputas de balón realiza (26 por partido) y el
segundo en la Liga de Campeones (24, solo superado por el Borussia
Dortmund (26). “Disputamos cada pelota como si fuera la última”, es otra
de las frases reiteradas en el vestuario, también propiciatorias de
imágenes como las que se dieron en la goleada al Getafe. Con 7-0 en el
marcador, se pudo ver a Arda perseguir un balón que se iba fuera en el
descuento.
El resultado de esas batallas por el balón han convertido al
Atlético
en un equipo muy incómodo para cualquier rival. Ahí, Simeone ha
cumplido uno de los grandes objetivos que se puso cuando llegó y así se
lo expresó a la dirigencia. Los dos partidos de la Supercopa ante el
Barcelona, la dos últimas victorias ante el Madrid y otro par de
estadísticas así lo confirman. El Atlético es el equipo que menos
remates por partido concede del campeonato liguero (9) y su defensa la
segunda menos goleada de la Liga (9).
Simeone es el nuevo general Giap del fútbol.