viernes, 30 de mayo de 2014

La UEFA decreta el cierre parcial del Bernabéu por racismo

Un grupo de aficionados exhibió pancartas ofensivas en el partido contra el Bayern

Vista del Bernabéu. / JESUS AGUILERA (AS)
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La UEFA ha sancionado al Real Madrid con el cierre parcial del Santiago Bernabéu en el próximo partido europeo después de que un grupo de aficionados exhibiera pancartas con mensajes racistas durante el partido de ida de semifinales de la Champions League ante el Bayern de Múnich el pasado 29 de abril. El organismo del fútbol europeo señala que se exhibió una bandera cuya composición recordaba a las de simbología nazi. El Real Madrid tiene previsto recurrir la sanción negando que dicha enseña sea de estas características, según fuentes del club.
A raíz de la acusación de comportamiento racista de parte de los aficionados del Real Madrid durante el encuentro (Artículo 14 del Reglamento Disciplinario de la UEFA), el Comité de Control y Disciplina de la UEFA ha ordenado el cierre de los sectores 120 y 122 del estadio madrileño, ambos ubicados en una fracción reducida del Fondo Sur, y que el club exhiba una pancarta con las palabras "No al Racismo".
La lucha contra el racismo es una de las principales prioridades de la UEFA, según ha reiterado su presidente, Michel Platini, en diversas ocasiones. El presidente de UEFA afirmó el pasado mes de mayo que se siente "indignado por los incidentes racistas ocurridos en las semanas recientes" y llamó a las asociaciones miembro y a los poderes públicos a aplicar una política de tolerancia cero y sancionar a los culpables.
En la Liga española, hace varias semanas, un espectador del Villarreal-Barça de Liga tiró un plátano a Alves. Posteriormente el club castellonense fue sancionado con 6.000 euros (y el club con 12.000) por parte del Comité de Competición. En nuestro país nunca se ha cerrado un campo ni total ni parcialmente por este tipo de incidentes, al contrario de lo sucedido en otros países europeos como Inglaterra o Italia.
El pasado mes de febrero el CSKA de Moscú fue sancionado por el comportamiento racista de sus aficionados. El conjunto ruso deberá jugar su próximo partido europeo a puerta cerrada y tuvo que pagar una multa de 50.000 euros después de que algunos aficionados mostraran símbolos racistas y de extrema derecha durante el partido de Liga de Campeones contra el Viktoria Plzen checo el pasado 10 de diciembre.
La UEFA también sancionó al Apollon Limassol por los incidentes en el partido de la fase de Grupos de la Liga Europa, jugado el 12 de diciembre pasado ante el Legia de Varsovia, en el que los aficionados chipriotas dedicaron cantos racistas al jugador Hassamo Junior Dossa Momade Omar del equipo polaco. El organismo europeo ordenó el cierre parcial del estadio del Apollon en su próximo partido de competición europea, en concreto en los sectores ubicados a ambos lados del túnel de acceso al campo.
El Italia ha habido varios incidentes racistas que también han sido sancionados. Ese fue el caso de la Roma, que fue sancionado con una multa de 50.000 euros. Balotelli fue objeto de chillidos racistas contra su piel negra y aullidos simiescos. También fueron objeto de sus burlas Kevin-Prince Boateng y Sulley Muntari.
Todas las formas de conducta racista son consideradas ofensas graves contra el reglamento disciplinario y son duramente castigadas, añade el comunicado hecho público por el organismo que rige el fútbol europeo. Tras la entrada en vigor de la nueva normativa disciplinaria el pasado 1 de junio de 2013, la lucha contra las conductas racistas ha dado un paso más, y las sanciones son mucho más duras si se detectan este tipo de comportamientos.
La UEFA aprobó en 2013 que el racismo debía castigarse al menos con el cierre parcial del estadio desde la primera infracción y hasta el cierre total y multas de 50.000 euros en caso de repetirse y que es responsabilidad de cada país adecuar sus normativas. En España son el Comité de Competición en primera instancia y después la Comisión Antiviolencia en segunda los encargados de las sanciones.

jueves, 29 de mayo de 2014

HOY MAS QUE NUNCA ,LA REPUBLICA POPULAR


"El fútbol nos ha servido para sacar la bandera republicana a la calle"

Juan Manuel y Eduardo lanzaron hace cuatro años la camiseta de la selección con los colores de la Tricolor que, a dos semanas de que comience el Mundial de Brasil, ya es todo un éxito

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Todo surgió tras el mayor éxito de la historia del fútbol español. Al acabar el Mundial de Sudáfrica de 2010, en el que La Roja se coronó campeona del Mundo, dos jóvenes, Juan Manuel del Olmo y Eduardo Garrido, decidieron que era el momento de que los aficionados españoles también pudieran apoyar a la selección, pero con los colores de la Tricolor. Así que, al calor de esa gloria futbolística, lanzaron una colección de camisetas de la selección pero con los motivos de la bandera republicana.
Desde entonces, el éxito ha sido proporcional al del equipo dirigido por Vicente del Bosque. Si el verano pasado ya habían vendido más de 15.000 camisetas entre su tienda en la madrileña calle de la Palma y su web, ahora, a sólo dos semanas de que se alce el telón del Mundial de Brasil, rondan ya las 25.000. "Vimos que a la gente, tanto de izquierdas como de derechas, le gustaba la selección, pero al final la camiseta y la simbología estaba un poco relacionada con el escudo real y con todo lo que este representa. Y nosotros, que nos encanta el fútbol y que somos de izquierdas nos planteamos cómo plasmarlo en una camiseta", cuenta Juan Manuel.
Un par de años después de Sudáfrica, al comprobar que también después de la última Eurocopa continuaban los pedidos y las ventas en Internet, se lanzaron a abrir su primera tienda, en Madrid. Por ella pasan decenas de personas todos los días, atraídos por el boca a boca y una presencia cada vez mayor de estas camisetas, vestidas por personas vinculadas a la izquierda como Cayo Lara, Pablo Iglesias, Willy Toledo o Pilar Bardem. Pero no sólo venden en nuestro país, sino que también les llegan muchas peticiones de lugares como México, Francia o Argentina. Toda una internacionalización.

¿Cuál es la clave de tamaño éxito? "Hemos convertido la afición por el fútbol en una manera de sacar la bandera republicana a la calle, una bandera reprimida, y la gente está muy agradecida por ello", cree Juan Manuel, de 32 años. Lo que podía ser motivo de controversia no ha sido, sin embargo, tal. Al principio sí que había algo más de reparo, pero cada vez reciben más llamadas para vender la ropa en otras tiendas. "Pensábamos que podría generar rivalidad, y lo que está pasando es que la estamos comercializando bajo un clima de convivencia. Incluso nos llegan fotos de amigos; uno con la camiseta habitual de la selección y otro con la republicana". Ni siquiera han sufrido actos vandálicos en la tienda. "De hecho, la gente se detiene en el escaparate para hacerse fotos", cuenta.
No obstante, no todo ha sido de color de rosa en este tiempo. Antes de que comenzara la Eurocopa de Polonia y Ucrania de 2012, en la que La Roja volvió a conseguir el título, trataron de publicitarse en las mismas condiciones que otros anunciantes en distintos medios de comunicación. Pero sufrieron vetos, como los del diario Marca y el Sport. "Nos contestaron por e-mail diciéndonos que por motivos editoriales no podían publicarlo". Pasado ya aquel mal trago Juan Manuel y Eduardo abrieron el martes su primera tienda en Barcelona y segunda en España, bajo el paraguas de su marca 198, a través de la cual comercializan otros productos. Con ellos tratan de transmitir unos valores de "responsabilidad civil". Entre estos productos, unas guillotinas en miniatura con el emblema: "Recortes, son necesarios".
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miércoles, 28 de mayo de 2014

El fútbol cuesta arriba

.Escribo este artículo en el tren, el sábado por la mañana, viajando hacia Madrid y hacia la final de la copa de Europa. Cuando se publique, los lectores sabrán ya el resultado y muchos de ellos habrán visto el partido. Yo escribo sin conocer los detalles del juego. Desconozco también el resultado. Y mis sentimientos no tienen que ver con la ilusión, el miedo, los nervios o la confianza, estados de ánimo muy propios de las horas que preceden a una disputa de esta características. Tienen que ver con la tristeza.

Me gusta mucho el fútbol. Mi vida futbolera me ha hecho socio de dos equipos, el Granada y el Real Madrid, y voy con regularidad a las gradas de Los Cármenes y del Santiago Bernabeu para aplaudir, protestar, discutir las jugadas, criticar a los árbitros, valorar a los entrenadores y cerrar los ojos en los momentos de un peligro superior a mis fuerzas. Hablo del fútbol en la barra de los bares, mis amigos se ríen de mí, yo me río de mis amigos y nuestros teléfonos móviles se llenan de bromas según los marcadores. Estoy acostumbrado a perder, a ganar, a subir, a bajar y a vivir en esa lógica del hoy por ti y mañana por mí que se impone en casi todos los ciclos de la vida. Mantengo incluso contacto con una amiga muerta hace años que me deja todavía recados felices cuando gana el Barcelona y que celebra las derrotas del Madrid. La memoria es un entresijo de olvidos y lealtades y cada cual, ya se sabe, negocia como puede con el tiempo, con sus fortalezas y su debilidad. Así son las cosas.

Pero tengo que confesar que este año se me está poniendo muy cuesta arriba sentirme cómodo en el torbellino del fútbol. Y no es que que me sorprendan ahora los negocios oscuros, el baile de millones, las manipulaciones mediáticas y las lecturas políticas que siempre envuelven con su papel de estraza manchada la inocencia infantil de un deporte que se cuela en la memoria de nuestra identidad con un sedimento de amor y pertenencia. Pero es que todo tiene un límite.

Los límites en este caso los pone la situación española. No se pueden mezclar peras con manzanas, no se pueden colocar en la misma balanza las alegrías del fútbol y el orgullo de una sociedad. Eso es confundir distintas unidades de medida. Y esta práctica, muy característica de las dictaduras más viles, se ha impuesto con la final de la Copa de Europa: un síntoma del estado de nuestra democracia. Es la guinda de un intento sistemático de utilizar los éxitos deportivos para darle brillo a una marca España muy ensuciada por la corrupción, la miseria, el desempleo y la degradación política e institucional.

Yo tengo derecho a ir al fútbol sin que un comentarista deportivo me escriba sermones sobre la felicidad del balón que nos consuela del desempleo y de los malos comportamientos de los políticos y de la economía. Las alegrías que me dan mis equipos no me consuelan de nada que tenga que ver con eso.

Yo tengo derecho a valorar el esfuerzo del Atlético de Madrid en la liga, sin que la victoria con pundonor del pequeño sirva para desplegar una fisolofía del sacrificio y los recortes, una ridiculización de la protesta y un tratado neoliberal en homenaje a los emprendedores que solucionan el drama del desamparo y la pérdida de derechos sociales con su voluntad solitaria. Felicidades a los atléticos, pero maldita, maldita la palabra emprendedor, utilizada por el capitalismo para hacernos culpables únicos de nuestra mala suerte.

Yo tengo derecho a disfrutar del fútbol sin que los palcos de los estadios supongan una reunión de fraudes, negocios especulativos, peticiones de indulto para los delincuentes, recalificaciones de terrenos, negocios opacos y favores políticos.

Yo tengo derecho a disfrutar del fútbol sin que mis jugadores admirados se conviertan en la representación del egoísmo. Se olvidan de la suerte colectiva del equipo y atienden sólo a sus estadísticas personales o a las rivalidades de ficha y sueldo entre compañeros.

Yo tengo derecho a disfrutar del fútbol sin comprobar que la democracia española se parece cada vez más a una dictadura.

Sé que mañana sería incapaz de escribir este artículo. Si gana la décima copa el Madrid, estaré feliz recordando la sexta que gané junto a mi padre o la octava que conquisté con una de mis hijas. Si pierde, la dignidad me hará orgulloso y ocultaré como pueda mi desilusión. Escribo el artículo el sábado por la mañana para que nadie pueda confundirlo con una pataleta. Y quien me conoce sabe que cambio la permanencia del Granada en Primera por cualquier título. No, este artículo no es una pataleta, es una confesión de que el fútbol se me está poniendo cuesta arriba.

Brasil 2014: Lo que esconden las pelotas

PososAnarquia_Brazuca
Adidas Brazuca. Brasil 2014 (Adidas)
Aún con la resaca de la final de la Champions League, estamos a menos de un mes para que Brazuca eche a rodar en el Mundial de Brasil 2014. Se trata del nuevo balón oficial diseñado por Adidas, con el que la multinacional espera superar las tres últimas decepciones. Como carta de presentación, el nuevo esférico se ha convertido en el más testeado de la historia (dos años y medio) y en cuyo diseño han participado cerca de 600 jugadores.
La Copa del Mundo de Fútbol llega rodeada por la mayor polémica de los últimos años debido al derroche consumista que supone un evento de estas características. Esta hipérbole general (mediática, turística, institucional…) se extiende por doquier, incluso, en el diseño del balón oficial. Detrás de los 128 euros que cuesta el esférico se encuentra toda una labor de ingeniería.
¿Tan importante es el balón? La Historia dice que sí y para ello podemos remontarnos al Mundial de Uruguay 1930, en cuya final, que se jugó con dos tipos de esférico distintos, se enfrentaron el equipo anfitrión y Argentina: en la primera mitad se jugó con la opción argentina y la albiceleste se impuso por 2-1; sin embargo, en la segunda parte Uruguay apostó por su balón y terminó remontando situando el marcador final en un 4-2.
(Adidas)
Los balones del Mundial a lo largo de la historia (Adidas)
Desde 1970, el fabricante oficial del balón del Mundial es Adidas, aunque en las últimas citas no se ha cubierto de gloria precisamente. Si el balón Fevernova del Mundial Corea-Japón 2002 y el Teamgeist de Alemania 2006 fueron criticados por ser demasiado ligeros, con Jabulani en Sudáfrica 2010 Adidas se estrelló de pleno. El balón con el que la Roja ganó su primera Copa del Mundo de Fútbol ha sido sin duda el más criticado de la historia. De este bailarín, como algunos bautizaron, se llegó a decir que dijo que cambiaba de dirección hasta seis veces en 20 metros, por lo que su comportamiento era similar al de una pelota de playa.

¿Qué podemos esperar de Brazuca?

La mayor crítica que recibió Jabulani fue su comportamiento poco predecible dadas sus variaciones de trayectoria. En contra de lo que se ha venido sosteniendo, el peso no era el mayor causante de sus cambios de dirección. De hecho, era cerca de tres gramos más pesado que Brazuca, que pesa 437 gramos dentro de la horquilla que permite la FIFA (420-445 gramos).
El mayor causante de este comportamiento de pelota de playa era su suavidad: cuando se dispara un balón, lo que se hay detrás de él es una estela, una zona de baja presión que, en realidad, crea una zona de resistencia y retrasa el avance de la pelota. Cuanto más fuerte se golpeé la pelota, menor es la zona de arrastre de esa estela.
(Carre MJ, Goodwill SR, Haake SJ / Proc Inst Mech Eng Part C J Mech Eng Sci.)
(Carre MJ, Goodwill SR, Haake SJ / Proc Inst Mech Eng Part C J Mech Eng Sci.)
Así lo expone Simon Choppin, investigador del Centro de Investigación de Ingeniería para el Deporte de la Universidad de Sheffield Hallam, que en sus trabajos ha visto que Jabulani producía una estela asimétrica cuando rodaba a velocidades bajas pero a altas revoluciones. Esto era, precisamente, lo que provocaba trayectorias impredecibles. En cambio, Brazuca tiene un comportamiento más parecido al que tenían los antiguos balones hechos con 32 paneles, produciendo una estela más pequeña, un corte más aerodinámico y, por tanto, un vuelo más consistente.
Detalle de superficie de Brazuca (Adidas)
Detalle de superficie de Brazuca (Adidas)
Esto se consigue, entre otros factores, gracias a la superficie de pequeñas protuberancias (recuerda a la marroquinería de piel de avestruz) que tienen los seis paneles que componen el nuevo diseño. Estas protuberancias no sólo favorecen a un mayor control del balón, sino que también mejoran la aerodinámica.

¿Tanto se diferencia del bailarín de Sudáfrica?

En realidad sí, porque si Jabulani se componía de ocho paneles, Brazuca consta de seis con forma de molino de viento, aunque en ambos casos están termosellados, lo que deriva en una mayor impermeabilidad. Si la FIFA permite que el balón pese un 10% más en condiciones de lluvia –por la absorción de lluvia-, Brazuca únicamente pesa un 0,2% más.
Además, la reducción en el número de paneles contribuye a minimizar el número de errores que puedan afectar a la aerodinámica. En cuanto a las costuras, éstas también constituyen una diferencia, puesto que en Brazuca (1,56 mm) son hasta tres veces más profundas que en Jabulani. Está calibrado al milímetro para proporcionar cierta rugosidad evitando un efecto arrastre excesivo y que varíe su trayectoria como pasaba en 2010. Se ha cuidado la geometría de la costura para darle precisión en la aerodinámica y un vuelo estable.
Producción de Brazuca (Adidas)
Producción de Brazuca (Adidas)
En cuanto al resto de sus componentes, Brazuca cuenta con una cámara hecha de caucho butilo, un co-polímero resultante de la combinación de dos polímeros diferentes (isobutileno e isopreno) que ofrece mejor prestaciones que el látex; todo ello cubierto de nylon del mismo modo que lo estaba el balón oficial de la pasada Champions League, a lo que se añaden los seis paneles que encajan entre sí como un puzzle.
Banco de pruebas (Adidas)
Banco de pruebas (Adidas)

Banco de pruebas exhaustivo

Otra de las diferencias respecto al balón de 2010 viene de la colaboración con los propios jugadores. En la fase de diseño, desarrollo y producción de Brazuca se ha contado con más de 600 jugadores y exjugadores, desde Casillas a Zidane, pasando por Messi o Alves.
A ello se suma el duro banco de pruebas al que ha sido sometido y, como ejemplo, el test de resistencia, para el que la FIFA ‘únicamente’ exige hasta 2.000 ciclos de chutes para comprobar la pérdida de presión o redondez y Adidas lo ha sometido a 3.500 ciclos con un 0% de pérdida de presión.

Hitos en los balones del Mundial

  • México 1970 fue el primer Mundial televisado. Para ello se diseñó el Telstar, con 32 paneles en blanco y negro para que pudiera distinguirse en los televisores de la época.PososAnarquia_Telstar_Mexico1970

  • El Tango Duralast para Argentina 1978 fue el primer balón en bajar a los 20 paneles, con un diseño negro que dibujaba 12 grandes círculos.

  • El Tango España para el Mundial de 1982 supuso el último balón fabricado en cuero, aunque como novedad se introdujo goma en las costuras para reducir la absorción de agua.

  • El Azteca de México 1986 arranca la era de balones sintéticos.

  • El Etrusco Unico para Italia 1990 incorporó una capa interna de espuma.
  • PososAnarquia_Tango_Espana1982
  • El Questra para EEUU 1994 fue el más testeado hasta esa fecha y llegó a incluir hasta cinco materiales diferentes en su fabricación.

  • El Tricolore de Francia 1998 incorporó una espuma sintética que suavizaba el tacto al tiempo que proporciona de un rebote más explosivo.

  • El Fevernova de Corea-Japón 2002 fue el último con los tradicionales 32 paneles. De construcción acolchada, contaba con 11 capas de 3 milímetros, cuyas micro celdas y pequeñas burbujas mejoraban significativamente el retorno de energía y su comportamiento.
  • El Teamgeist de Alemania 2006 pasó a 14 paneles, inaugurando la era del termosellado de costuras que mejoraba la impermeabilidad y reducía las imperfecciones de la esfera.

LA NIETA DEL BRASILEÑO HAVELANGE

“Lo que había que robar, ya está robado”

La directora del Comité Organizador del Mundial publica en las redes sociales críticas a las protestas en contra de la Copa

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La directora ejecutiva del Comité Organizador Local de la Copa del Mundo, Joana Havelange, nieta del todopoderoso expresidente de la FIFA, Joâo Havelange, e hija del expresidente de la no menos poderosa Confederación Brasileña de Fútbol (CBF), Ricardo Teixeira, publicó este martes en su cuenta de Instagram un texto que circula desde hace días por las redes sociales brasileñas y asume una postura contraria a las manifestaciones de protesta contra la Copa. Hasta aquí, nada digno de un titular periodístico. Salvo por un pequeño detalle. En el texto reconoce que “lo que había que robar ya fue robado”.
Dice así: “No apoyo, no comparto y no vestiré de negro ningún día que haya partido durante el Mundial. Quiero que la Copa se desarrolle de la mejor manera. No voy a manifestarme en contra, porque lo que había de ser gastado, robado, ya fue. Si había que protestar, tenía que haberse hecho antes. Yo quiero que quien llegue de fuera vea un Brasil que sabe recibir, que sabe ser gentil. Quiero que quien llegue quiera volver. Quiero ver un Brasil lindo. Mi protesta contra la Copa será en las elecciones. Otra cosa, destruir lo que tenemos hoy no cambiará lo que se hará mañana”. Sus palabras, reproducidas en numerosas páginas web, desencadenaron comentarios subidos de tono en redes sociales, blogs y medios de comunicación brasileños.
No es la primera vez que Havelange afronta una polémica pública. En 2007, cuando fue nombrada directora ejecutiva del COL (durante el mandato de su padre al frente de la CBF) diversas voces clamaron contra la elección de la hija de Teixeira para un cargo tan relevante y directamente relacionado con la Federación. A partir de ese momento ha tenido a su cargo un equipo de 40 personas y un presupuesto estimado de 88 millones de dólares. Su sueldo, según diversas fuentes, se calcula en 31.000 dólares mensuales. En 2012, cuando Teixeira dejó sus cargos y se mudó a Miami, su sucesor, José María Marin, mantuvo a Havelange en su cargo, pero un año después quedó en una situación bastante comprometida después de que su padre y su abuelo fueran oficialmente acusados por la FIFA de haber recibido sobornos de la empresa de marketing deportivo ISL entre 1992 y 2000.
En una entrevista publicada por el diario deportivo Lancenet unos meses antes, en diciembre de 2012, Havelange reconocía que “no es agradable escuchar todo el día a gente hablando mal de uno”. Y afirmaba: “Tenemos una oportunidad de mostrar al mundo un Brasil que mucha gente no conoce. Mostrar los estadios bien organizados, el transporte funcionando, todo funcionando para el turista. Eso es para lo que trabajamos”.
Un responsable de Comunicación del Comité Organizador de la Copa afirmó a EL PAÍS que “no tienen por qué comentar este asunto, puesto que se trata de algo privado, no relacionado con el Comité”. Este reconocimiento tácito de apropiaciones indebidas, sea un despiste o una acusación solapada, se produce sOlo unos días después de que otro destacado miembro (esta vez sin sueldo) del COL, el exfutbolista Ronaldo Nazario, dijera sentirse “avergonzado” por la “incapacidad” del país para terminar las obras mundialistas y manifestase su apoyo al candidato opositor Aécio Neves, del PSDB, en las próximas elecciones de octubre.

Piden un año y ocho meses de cárcel para Paolo Maldini

Maldini, en su etapa como futbolista.
Maldini, en su etapa como futbolista. FILIPPO MONTEFORTE AFP
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El ex jugador del Milan vuelve a estar en los juzgados por su caso de corrupción que empezó en el 2010. Tras ser absuelto, el fiscal pide un año y ocho meses de cárcel en la apelación.
No conforme con el resultado del juicio celebrado hace un año, la Fiscalia presentó el recurso de apelación. Por parte del ex futbolista y ex capitán del Milan, la defensa niega los hechos y pide que sea absuelto de cualquier cargo de nuevo.

El caso

Paolo Maldini entró en la lista negra de la Fiscalía de Milán hace cuatro años. Se aportó desde el ente fiscal, una escucha telefónica entre el ex futbolista y Luciano Bressi, funcionario de la Agencia Tributaria italiana. En ella, según la Fiscalía, Maldini trataba de obtener información que le beneficiara en una posible operación inmobiliaria.
A finales de marzo de 2011 fue finalmente enviado a juicio. Acusado de haber sobornado a un funcionario y de haberse introducido en el sistema informático de la Agencia Tributaria dos años antes, en el 2009, su última temporada en activo. Tras un largo proceso junto a una operación de investigación sobre él y otras 42 personas, entre las que figuraba su mujer Adriana Fossa, fue absuelto de todos los cargos en febrero de 2013.

martes, 27 de mayo de 2014

POR SI LAS MOSCAS....

Control sorpresivo de la FIFA a los jugadores en Ezeiza

Selección Argentina Llegaron esta mañana seis médicos de la organización para realizar exámenes antidoping al plantel de Sabella.

Siempre ganan los señoritos

Por cierto, mi enhorabuena a eldiario.es por su no-cobertura del circo futbolero. Will Urqhart
.Pues algo se aprende del fútbol, aunque le parezca raro. En cuanto vi a Aznar y a Florentino a partir un piñón en el estadio, lo supe: ganarán el Madrid y el PP. Así ha sido. En Francia también ha ganado la ultraderecha. Por la mínima y con un poco de ayudita de los árbitros, pero han ganado. Y eso que aquí todos éramos de izquierdas y del Atleti, como siempre, pero a la hora de la verdad, en la Comunidad de Madrid todo el mundo vota al PP y es merengue. Da mucho gusto ser de izquierdas, alternativo, solidario y apoyar al equipo con menos presupuesto, pero luego, cuando nadie está mirando, la gente vota al PP y suspira con alivió si el Madrid gana otra copa de Europa. Y eso que en una elecciones europeas, la poquísima gente que vota, lo hace por divertirse un poco y llenar el parlamento ese de ecologistas, defensores de las focas, herbívoros, ufólogos y antiguas concursantes de Miss Universo.
Qué fin de semana, la Copa europea y elecciones ídem. Con diferencias, claro, que nadie se ofenda: ya sé que el fútbol es una cosa muy seria, no como el parlamento europeo. Más diferencias: nadie se perdió la Copa, pero a las elecciones no acudió ni la mitad del electorado. Con la Copa en cambio hubo entusiasmo, tensión, dramatismo y verdadera pasión.  
¿Y los análisis? En los bares, en la prensa y hasta en la tele, se veía que la gente entiende de fútbol, que lee prensa especializada, que tiene memoria, que se lo toma en serio y dedica horas a conversar sobre el asunto con cierto rigor. En cambio, miren los llamados “análisis” de las elecciones. Clichés, bobadas, extrapolaciones frívolas, distorsiones que olvidan la diferencia entre elecciones generales y europeas, obviedades y sal gorda y superficial. Se ve que la gente no tiene ni idea, que no lee ni los titulares, que no recuerda nada y que habla al buen tuntún.
En este fin de semana, para mí, sólo dos cosas han quedado claras.
Una: la superioridad manifiesta del fútbol sobre la política europea.
Dos: que siempre acaba ganando el equipo de los señoritos.
Incluso en la izquierda también han triunfado los señoritos y no la “gentuza de clase mucho más baja”.

sábado, 24 de mayo de 2014

¡Haganse del Atleti, carajo!

El entrenador del Atlético de Madrid, Diego Pablo Simeone.
El entrenador del Atlético de Madrid, Diego Pablo Simeone. JOSE SENA GOULAO EFE


No fue en un pueblo con mar, una noche después de un concierto ni nada que se le parezca; más bien fue en una cafetería de la calle López de Hoyos de Madrid, en el barrio de la Prospe, mi querida Prosperidad, donde llegué una tarde a hacer manitas con mi primera novia, de nombre Esther, y allí fue donde vi el gol de Luis Aragonés al Bayern en un triste televisor en blanco y negro. «La mete», pensé mientras el genio Aragonés colocaba el balón. Y la metió.
Nunca me ha parecido mal que nos llamaran Pupas, me parecía diferente y divertido. Es un mote precioso El Pupas. Además, nunca pensé que tuviéramos mala suerte, salvo aquella vez en aquella final de la Copa de Europa y alguna que otra vez. El descenso a Segunda División no fue producto de la mala suerte, fue producto más bien de un par de temporadas desastrosas. Cuando yo era jovencito, el Atleti ganaba de vez en cuando alguna Liga, alguna Copa, y yo no pensaba que tuviéramos mala suerte. Siempre quedábamos primeros o segundos o terceros. Gloria bendita. Al revés, creo que tengo mucha suerte por ser del Atleti. Incluso en Segunda División, la afición dio ejemplo absoluto de lealtad y llenó el Vicente Calderón en cada partido. ¿Mala suerte? Todo lo contrario. Mala suerte es que eso le pase a un equipo, por ejemplo un descenso de categoría, y que no tenga al lado una afición que le levante. O mala suerte es ganar tanto, todo el rato, que la afición se enfade contigo si no ganas. Eso sí que es mala suerte. Lo del Atleti es la gloria absoluta. Gloria bendita again.
Conozco equipos que piensan que fracasan si no ganan dobletes o tripletes. Conozco aficiones de equipos que silban a sus jugadores si no consiguen tripletes o cuatripletes. O quintupletes. Y jamás aprenderán a disfrutar de la vida como los seguidores del Atleti. ¡Haceos del Atleti, carajo! ¡Seréis mucho más felices! No es aconsejable escuchar buena música constantemente. Conviene escuchar música de mierda a veces para disfrutar de la buena música cuando suena.
El Cholo Simeone ha dado en el clavo últimamente en muchas facetas. O en todas sus facetas, podríamos decir. Pero la más exitosa de todas ha sido el mensaje que ha mandado a sus jugadores y a la afición. El equipo del pueblo. Fantástico mensaje. Pero es que ademas lo somos. El Atleti es el equipo del pueblo. O el equipo de barrio de la gran ciudad. Hace ya mucho tiempo aconsejé a Joaquín Sabina que se hiciera del Atleti utilizando armas parecidas: «Hazte del Atleti, Joaquín, es el equipo del barrio, de tu barrio», porque Joaquín ya vivía en el barrio de La Latina de Madrid en esa época. A menos de un kilómetro del Manzanares, que es como me gusta llamar a nuestro estadio. Y parece que surtió efecto. Años después, hicimos juntos la canción del Centenario del Atlético de Madrid. Él la letra y yo la música. Si mi padre, ese niño que iba de la mano de mi abuelo al Metropolitano en la letra de Joaquín, supiera que sale en la canción del Centenario del Atleti de su corazón estaría bien orgulloso de su padre, de su hijo, del amigo de su hijo que escribe letras y del equipo del pueblo. O del equipo del barrio, que no es lo mismo pero es igual.

Pancho Varona es músico y compositor.

Tragedia de Lima: el gol anulado que desató la peor tarde de fútbol

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Estadio Nacional de Lima
52.000 personas llenaron el estadio Nacional para presenciar el duelo entre Perú y Argentina, clasificatorio para los JJ.OO. de Tokio.
"La policía no soltó a los perros, pero sí dejó que lo mordieran y que le rompieran la ropa", recuerda el legendario futbolista peruano Héctor Chumpitaz. "A la gente no le gustó la manera en que estaban sacando al aficionado de la cancha. Los volvió locos".
Chumpitaz jugó más de 100 veces por Perú, incluso fue el capitán del seleccionado en dos Copas del Mundo, pero estuvo cerca de no llegar nunca a una.
En su trayectoria aparece el partido jugado el 24 de mayo de 1964 frente a Argentina, de clasificación para los Juegos Olímpicos de Tokio. Un partido que registró la peor tragedia en la historia del fútbol con más de 300 muertos.
"Nunca supimos que hubiera pasado si lo hubieran sacado de una manera pacífica, pero no podemos saberlo ahora. En realidad, no puedo explicarlo", reflexiona.
Tras la tragedia, Chumpitaz regresó al pueblo en el que nació, en el sur de Perú. Tenía 21 años y pensó en dejar de jugar.
"Regresando hacia nuestro lugar de concentración íbamos escuchando la radio y hablaban de 10, 20, 30 muertos. Cada vez que salían las noticias el número aumentaba: 50 muertos, 150, 200, 300, 350..."
Héctor Chumpitaz
"Después que llegamos a los vestuarios hubo personas que salieron y cuando regresaron nos contaron que había dos muertos. ¿Dos muertos?, preguntamos, pensando que uno ya hubiera sido demasiado", reconstruía en su mente.
"Estuvimos allí por dos horas antes de que pudiéramos salir, así que no supimos la magnitud de lo que estaba pasando", siguió.
"Regresando hacia nuestro lugar de concentración íbamos escuchando la radio y hablaban de 10, 20, 30 muertos. Cada vez que salían las noticias el número aumentaba: 50 muertos, 150, 200, 300, 350...".
La cifra oficial no alcanzó a los 350, pero no estuvo lejos de ese número.

La chispa que detonó la rabia

Perú confiaba en obtener un resultado positivo ante Argentina. Una victoria lo hubiera dejado cerca del objetivo de clasificar, pero un empate tampoco era un mal resultado.
Policía dentro del campo
La policía utilizó la fuerza para retirar de la cancha a dos aficionados que protestaban una decisión del árbitro.
"Pese a que estábamos jugando bien, ellos se adelantaron", recuerda Chumpitaz. "A partir de ahí comenzamos a atacar y ellos a defender. En una jugada un defensor argentino fue a rechazar una pelota, pero mi compañero Kilo Lobatón levantó la pierna y el balón golpeó en él y terminó en gol. El árbitro consideró que había sido falta y anuló el gol. Esa fue la razón del descontento en la grada".
Dos aficionados invadieron la cancha. El primero, un barra conocido como Bomba, trató de pegarle al árbitro, pero fue controlado por las fuerzas de seguridad. El segundo tuvo menos suerte. Edilberto Cuenca fue brutalmente reducido por la policía.
En segundos comenzaron a salir proyectiles desde la tribuna contra la policía, mientras una veintena de aficionados trataron de llegar a la cancha.
Jorge Salas, quien tenía entonces 24 años, estuvo en el Estadio Nacional.
"Tratamos de salir a la calle, pero las puertas estaban cerradas. Dimos la vuelta y comenzamos a subir hacia la tribuna, pero la policía comenzó a lanzar bombas lacrimógenas. La gente trató de escapar hacia el túnel, pero ya estábamos nosotros", contó Salas.
En unos segundos el caos de apoderó de las gradas y del terreno de juego.
Tres de las seis puertas de la tribuna Norte estaban cerradas. Salas cree que pasó unas dos horas en la avalancha humana, sin tocar el suelo con sus pies.

Furia en las calles

Los registros establecen que la mayoría murió por asfixia, pero lo que separa esta tragedia de las otras ocurridas en otros estadios es lo que pasó a continuación, en las calles aledañas.
"Unos amigos de mi barrio pasaban y lograron verme. Yo era flaco, así que pudieron sacarme de la muchedumbre. Pero entonces comenzaron los disparos y todos empezaron a correr. Los disparos eran afuera, las balas venían de todas partes. Corrí y no miré hacia atrás".
El caos creció. La multitud enfurecida arremetió contra la violencia policial. Las informaciones del día hablan de dos agentes muertos, pero el juez designado para investigar la tragedia nunca registró a alguna víctima por armas de fuego.
Otro magistrado, Benjamín Castañeda, fallecido hace unos años, contó muchos años después, en el año 2000, que esa tarde recibió el dato de que se habían llevado los cadáveres al Hospital Loayza, en el centro de Lima.
Aficionados en el estadio Nacional.
Tres de las seis puertas de salida de la tribuna Norte estaban cerradas.
"Me apuré en ir al hospital. Cuando estaba entrando vi salir a una camioneta fúnebre, pero no le hice caso. Llegué hasta el depósito donde había alguien que conocía", explicó.
"Le pregunté si había dos cuerpos con heridas de balas. 'Sí', fue su respuesta, 'pero se los acaban de llevar'. No tengo dudas de que en esa camioneta iba un agente de la policía o un funcionario del Ministerio del Interior".
Castañeda fue el encargado de liderar la investigación para esclarecer los hechos que ocurrieron esa tarde y años después concluyó en su informe judicial que en la investigación oficial del gobierno no se refleja el número real de muertos, "basado en las sospechas bien fundadas de la desaparición secreta de aquellos que murieron por balas".

50 años después

Cinco décadas después Perú recuerda a las víctimas de aquella tarde, a las 328 personas que murieron, pero todavía quedan muchas cosas por esclarecer.
Lo que es cierto es que el número de responsables de lo que ocurrió se puede contar con los dedos de una mano.
Los informes de la época hablan de que la mayoría de las víctimas murieron de asfixia.
El comandante de la policía Jorge Azambuja, quien dio la orden de lanzar los gases lacrimógenos, fue sentenciado a 30 meses de cárcel. El otro fue el juez que lideró la investigación, acusado de haber entregado su informe seis meses tarde sin haberle practicado la autopsia a todas las víctimas.
El ministro del Interior Juan Languasco, quien fue acusado por Castañeda de ser el arquitecto de la tragedia, nunca enfrentó cargos en su contra.
"Pregunté en todas partes sobre los cadáveres, pero nunca pude encontrar nada. Algunos me decían, sin confirmación oficial, que habían sido enterrados en el Callao", lamentó Castañeda.
Tras buscar en los archivos de la época, el Instituto Peruano del Deporte ha invitado a todos los familiares de aquellos afectados a una misa este sábado en la catedral de Lima.
Todavía no hay ninguna placa en el estadio Nacional en recuerdo del peor desastre de la historia del fútbol. Pero los trabajadores allí aseguran que, de vez en cuando, aparecen los fantamas.
Texto basado en el artículo del periodista de la BBC, Piers Edwards.

viernes, 23 de mayo de 2014

CHICOS,HOY PASAN A LA HISTORIA.
GANAR O MORIR POR LOS COLORES.VIVA EL ATLETICO DE MADRID.CON LO QUE HICIERON NOS CONFORMAMOS,PERO PORFA,UN POQUITO MAS Y TOCAMOS TODOS LA GLORIA.
IGUAL,LOS QUEREMOS.

O futebol e a construção de mitos ideológicos no século 21

A lógica do movimento 'não vai ter Copa' é, no mínimo, estranha. As comparações mais esdrúxulas são feitas, sustentadas por um discurso e retórica vazias.


Geniberto Paiva Campos
Arquivo

Os brasileiros adoram esportes. Somos excelentes no futebol, basquete, vôlei, judô, vela, tênis, atletismo, natação, e outros menos votados.  Até em alguns esportes considerados inicialmente “estranhos”, fora das competições olímpicas, assumidos como invenções  brasileiras – o futebol de salão -  e dos  cariocas: futebol e vôlei de praia, futevôlei temos mostrado a nossa aptidão em competições internacionais.
 
Nós, brasileiros, sabemos citar de cabeça nomes de patrícios que se destacaram nessas modalidades. Recitamos a escalão completa das nossas seleções, campeãs de 58 e 70.  E o futebol  sempre foi o orgulho nacional. Afinal somos penta campeões, cinco taças  do mundo  conquistadas ao longo do tempo em competições duríssimas, nas quais mostramos a nossa arte e a nossa fibra.


Organizar a disputa de uma Copa do Mundo de Futebol no século 21 seria motivo de grande orgulho para o país, esperava-se. Além de mostrar ao Mundo a nossa arte e capacidade competitiva com a bola nos pés, ficaria evidente a capacidade de organização de um torneio de futebol que se tornou um desafio para os países-sede  na era da globalização.  Da sociedade de consumo de massas e do espetáculo.  Mais ainda, seria uma forma de apagar as complicadas lembranças do “Maracanazo”, encravadas  até hoje na alma dos brasileiros que amam o Futebol : a decepção da final da Copa de 1950, na qual, jogando em casa e pelo empate, fomos derrotados pela seleção uruguaia.


Com todo o acervo de conquistas nas áreas econômica – somos a 6ª economia do Mundo – e social , com o consistente processo de inclusão dos desfavorecidos, teria chegado “a hora dessa gente bronzeada mostrar o seu valor”. Na cadência e no repique  do samba e da malemolência. Imaginaram os brasileiros crédulos e ingênuos. Não ocorre assim, entretanto.


O que teria acontecido para que estejam ameaçadas as conquistas da Copa?  Estaria  havendo a prevalência do discurso ideológico sobre os fatos reais? Em pouco mais de um ano houve uma mudança no sentimento de segmentos específicos da sociedade brasileira sobre a Copa do Mundo de 2014. Afinal, uma festa de congraçamento mundial através do futebol. Uma forma de promover a paz e o entendimento entre povos e nações.  A essa altura seria correto indagar: a quem interessa o fracasso da Copa? Por que essa espécie de ódio ao futebol, construído e disseminado em tão curto tempo? Sentimento esse propagado por gente de elevado poder aquisitivo, com grande repercussão nos meios de comunicação, vocalizado por pessoas do âmbito artístico e cultural, mais ou menos famosas. Deixando transparecer algum tipo de articulação  mais ampla no discurso e nas ações desses  outrora considerados formadores de opinião?


Talvez  seja importante rememorar os acontecimentos. A partir do primeiro semestre  de 2013 as redes sociais foram surpreendidas pela participação de moças e rapazes que dirigiam mensagens aparentemente inocentes aos internautas brasileiros. Falando um inglês perfeito, com legendas, insistiam para que repetissem uma espécie de mantra sobre a próxima Copa do Mundo: - “a Copa não é importante. Não interessa ao Brasil. O país tem que investir recursos em educação, saúde , mobilidade urbana, segurança pública”. E reforçavam:  “- não discutam, não argumentem, apenas repitam. Logo, todos irão entender”! Vieram, em seguida as  surpreendentes “manifestações de junho”. Estranhas em seus objetivos e ainda carentes de análises mais sólidas  e de  interpretações com profundidade política e sociológica.

O que se pode inferir desse estranho movimento na tentativa de desconstrução de um evento de tanta importância   para todos os povos amantes do esporte e com tanto significado esportivo e cultural? E tendo como alvo o chamado “país do futebol”? Além dos ousados objetivos de politização /partidarização de um evento esportivo de tal magnitude, percebe-se os indisfarçados movimentos para a construção de mais um mito ideológico da atualidade. Desta feita envolvendo a maior competição esportiva do planeta. Como entender tamanha ousadia? Ou seria tão somente a aposta segura na ingenuidade política dos brasileiros? Repetindo aquele magnata do jornalismo internacional: -“ não perde quem aposta na infantilidade incurável dos seus leitores!”


Este movimento anti-Copa talvez se insira em ações semelhantes, desencadeadas na primeira década deste século, por instituições governamentais e multinacionais, tendo como objetivo a construção de mitos ideológicos, capazes de justificar  a criação de preconceitos arraigados e intervenções ,diretas ou indiretas, contra nações,  povos e etnias.

Nesse sentido, é oportuno lembrar a estigmatização dos povos árabes como componentes do “eixo do mal”, de acordo  com editos do governo americano (período do ex-presidente Bush Jr), conceitos logo repercutidos pela mídia mundial, ressoando  a “ameaça islâmica”. Conceitos que tiveram sequência, como o  mito da posse de armas químicas pelo Iraque e da urgente necessidade de destruí-las, justificativa para a invasão militar do país pelas forças armadas americanas, também no governo Bush Jr. Mais recentemente, a publicação do livro  “Eurábia”, o qual trata da “invasão” da Europa,  que estaria sendo perpetrada por árabes e muçulmanos, com o objetivo de  gangrenar (sic) o continente europeu  para depois dominá-lo.  Esse disparate foi assumido como verdade por políticos e intelectuais e tornou-se um dos argumentos do discurso da extrema direita europeia, após sistemática repetição  pelos eficientes meios de comunicação e persuasão do Velho Continente. Não é sem razão, portanto, que se fala na “2ª Guerra Fria”.

Voltando ao movimento “Não vai ter Copa”. Toda a lógica do movimento é no mínimo estranha. As “graves acusações” sobre gastos financeiros,  repetidas como ponto de percussão pelos meios brasileiros de comunicação e persuasão, embora não sustentadas em fatos concretos, são assumidas como verdades incontestes.
 
As comparações mais esdrúxulas são feitas, sustentadas por um  discurso e retórica vazias, aparentemente estúpidas, mas capazes de mobilizar corações e mentes de brasileiros que acreditam , conforme lhes é ensinado, nos “graves prejuízos” que a realização da Copa trará, certamente ,ao Brasil. Tudo isso em um  país que, segundo Nelson Rodrigues, “não apenas joga futebol, mas vive futebol.”

Dia desses, assistindo ao debate sobre a Copa, ouvi do professor Antonio Lassance, da Universidade de Brasília, a frase que, pelo seu bom senso, deveria desestimular  alguns ímpetos anti-Copa : “NÃO SE BOICOTAM EVENTOS ESPORTIVOS”. Tornam-se ações inúteis do ponto de vista político. E são coisas  ultrapassadas, características da 1ª Guerra Fria.

    Roncagliolo: 'En democracia el fútbol sirve para denunciar'

    Santiago Roncagliolo (1975), el escritor peruano reconocido por novelas de humor como Pudor, Memorias de una dama y Óscar y las mujeres, y de suspenso como Tan cerca de la vida y Abril rojo, ha vuelto a las andadas con su protagonista, el fiscal Félix Chacaltana, quien se enfrenta a una nueva serie de crímenes en plena dictadura y con la Operación Cóndor de telón de fondo.
     
    Roncagliolo, que ha publicado crónicas periodísticas sobre dos fascinantes personajes latinoamericanos como el terrorista Abimael Guzmán (La cuarta espada) y el poeta camaleónico Enrique Amorim (El amante uruguayo), nos presenta La pena máxima; un thriller absorbente en el que la política, el fútbol, la lucha por sobrevivir y la muerte se entrelazan con ritmo vibrante.
     
    Perú se esfuerza por salir de la oscuridad de la dictadura militar con la celebración de las primeras elecciones democráticas en mucho tiempo. Mientras en Argentina se juega el Mundial de Fútbol de 1978 en plena dictadura de Jorge Videla y la Operación Cóndor sobrevuela todo el continente sudamericano buscando a insurgentes y a la oposición que quiere más libertad.
    También parece que ha llegado el momento del cambio para el fiscal Félix Chacaltana, quien se debate entre la obediencia a una madre dominante y su amor por Cecilia, entre el reparo a salir de la protección que supone una vida ordenada y monótona, llena de reglas y procedimientos, y la lealtad a su amigo Joaquín.
    En la pena máxima el escritor limeño lleva a Chacaltana a descubrir hasta dónde están dispuestas a llegar algunas personas para defender sus ideales y cómo, en realidad, en el juego de la vida lo peor no es sufrir una falta sino tener que ejecutarla. Esto puede transformarte para siempre.
    EurolatinpressCultura conversó con el escritor y periodista peruano en Madrid
    -El fiscal Chacaltana es un hombre que quiere ser honrado y cumplir su trabajo pero vive alrededor de gente que no piensa igual que él, ¿cuanto tienes de Félix?
    Todos somos Chacaltana. Todos nos sentimos inocentes ante el horror. Leemos historias sobre los desaparecidos en Argentina o el robo de niños en España y nos preguntamos ¿Por qué alguien haría eso? Nos sentimos demasiado candorosos. Félix se aferra a su legalismo porque sólo quiere hacer las cosas bien. Quiere creer en la gente, en el sistema. Pero se asoma al infierno.
    -Sin duda, es difícil tomar partido durante una dictadura y denunciar las violaciones a los DD.HH por lo que implica personalmente,  ¿Félix Chacaltana es cómplice del silencio de la época?
    Félix trata de no luchar. Lo único que quiere es cerrar su expediente. Pero la realidad le estalla en la cara. Perú no tuvo una dictadura sangrienta como las de Chile o Argentina. Pero cuando tu vecino es un asesino y no haces nada, terminas convirtiéndote en cómplice.
    -¿Por qué escribir una novela que fusiona la dictadura y la operación Cóndor con el fútbol?
    Porque coincidieron. Los militares argentinos querían evitar actividades de montoneros en el exterior durante el mundial del 78. Y los militares peruanos tenían unas elecciones. Permitieron a los de Videla perseguir, torturar y desaparecer montoneros en nuestro territorio, con tal que sólo se tratase de ciudadanos argentinos. Y a cambio, los argentinos se llevaron a algunos peruanos incómodos a un centro de detención en Jujuy.
    - ¿De que manera el fútbol puede considerarse el opio del pueblo?
    No tiene que serlo. De hecho, en Brasil, el Mundial está destapando todas las carencias y contradicciones del país. Los manifestantes lo van a usar para poner en la agenda sus reivindicaciones. En una democracia, el fútbol también sirve para denunciar.
    - En Argentina el mundial de 1978 no se critica mucho. En ese sentido me parece que a muchos argentinos les importaba más ganar un mundial que denunciar las violaciones de los DD.HH. ¿Cómo podemos explicar este fenómeno humano?
    No creo que sean contradictorias. Yo creo que Argentina ganó ese mundial porque tenía un equipazo, un Kempes en estado de gracia, un Menotti en su mejor momento, una hinchada entregada. Ahora, sin duda, la dictadura quiso utilizar el mundial. Hay un libro muy bueno al respecto de Ricardo Gotta, "Fuimos campeones". Pero la dictadura no le dio la copa a Argentina, sólo se la ensució. Hasta en eso fallaron.
    -Es interesante que en Brasil, un país muy futbolero, las protestas contra el gasto millonario que se ha realizado para organizar este evento han ido creciendo y la gente no lo ve con buenos ojos el mundial, ¿crees que la población brasileña o latinoamericana tiene una visión más crítica frente a sus gobiernos y no transa más que les mientan o estafen?
    Por supuesto. Por suerte. Eso demuestra que somos democracias. En las Olimpiadas de Pekín o las de Invierno de Sochi ¿tú viste a la gente protestar?
    -¿Ves una novela interesante sobre la corrupción que se vive en este país justo en esta cita mundial?
    Vi hace poco a Paulo Lins, el autor de Cidade de Deus, diciendo que la gente quería menos estadios y más colegios. Menos aeropuertos y más hospitales. Agua corriente. Yo leería cualquier cosa que él escriba.
    -Como periodista, ¿cuál es tu opinión sobre el 6-0 que Argentina le metió a Perú en 1978?¿hay indicios de que hubo arreglo?¿Siempre se culpó a Quiroga, que era argentino nacionalizado, de no atajar bien?
    No creo que haya hecho falta ningún arreglo. El equipo peruano estaba agotado, desmoralizado y descalificado. Argentina se jugaba el pase a final. No hace falta decir más.
    -¿Crees que Perú como país ha hecho un análisis crítico de su participación en la Operación Cóndor?
    No. Pero tampoco fue un trauma nacional comparado con el que vendría después. Las fuerzas armadas se brutalizaron en los ochenta, con Sendero Luminoso. Y en ese tema, creo que Perú está llevando un proceso muy sano. Hay esfuerzos de memoria y reparación  de los errores del Estado. Argentina también lo han hecho con su propio pasado oscuro, incluso con el de España. Creo que Sudamérica es muy ejemplar en este aspecto.
    -Si bien Chile y Perú son países hermanos, siempre ha habido un resquemor por la guerra del Pacífico, ¿es posible superar ese hecho histórico? ¿Estabas a favor de que Perú pidiera una delimitación marítima en la frontera?
    Creo que todo salió bien por ambas partes. Perú ganó una reivindicación histórica. Y Chile ganó mucha credibilidad. Todos sus líderes aceptaron el fallo y mostraron una gran elegancia y seriedad. En cierto sentido, Chile ha ganado aún más que Perú.
    -¿Quién será campeón en el mundial de Brasil?, ¿cuáles son tus candidatos?
    Soy un pésimo analista, porque soy un hincha solidario. Me gustan los equipos pequeños. Me encantaría una final entre Australia y Colombia.

    jueves, 22 de mayo de 2014

    El mundo y las patadas.


    Hay mucho dinero en juego. Esa fascinación estrambótica que ejerce el fútbol sobre las sociedades contemporáneas rebasa voluntariosamente todas las intentonas que creímos suficientes para explicarnos los cómo, los por qué y los cuándo de ciertos magnetismos cancheros. Sociólogos, antropólogos o politólogos (entre otros muchos interesados) se devanan los sesos pretendiendo establecer límites, categorías, definiciones y estadísticas, capaces de poner en claro el conjunto de factores combinatorios que dan por resultado uno de los fenómenos colectivos más inextricables. Los monopolios mass media se relamen los bigotes. Nadie da pie con bola.     Deporte, espectáculo y arte preñados con performance popular, rito de congregación masiva, manipulación de masas… todo junto amontonado y revuelto.
    Catarsis de presiones históricas y parafernalia de fe, dogmatismo o fanatismo, que alcanzan extremos entre lo erótico y lo tanático. No hay psicoanálisis de las sociedades modernas, incluso con sus reduccionismos racionalistas, que sea capaz de valorar y re-dimensionar, en su conjunto, el papel del fútbol en el espíritu de la humanidad contemporánea. Con sus bondades y necedades. ¿Será que es tan complejo?

    Cuando una trama de movimientos, estrategias, accidentes o absurdos desencadena en el espectador ese chicotazo emocional que lo castiga o gratifica, por él, para él, y hasta él, se confirman potencias, esperanzas, alegrías, desencantos o ritos profundísimos que habitan ya en el ser de las culturas como condición delirante para muchas de sus expresiones. Alienación al canto. Hay quienes lo ven sólo como negocio.

    El fútbol es, también, una coreografía lúdica que se funda en el agón, el azar, el vértigo y la mimesis. Los jugadores danzan un rito del estallido y de la expansión que tiene como pretexto el control del cuerpo humano, del cuerpo esférico y del cuerpo colectivo, asociados para que toda su energía pase por una puerta arquetípica que casi siempre significa renovación donde se re-inicia el ciclo. Quien inventó el fútbol, (persona, sociedad o secta) consciente o inconscientemente, puso sobre la rectangularidad del terreno un conjunto de piezas estremecedoramente parecidas a las que contiene la existencia toda. Eso seduce a los pueblos desde siempre. El fútbol pone en juego inteligencias geométricas, que sintetizan fuerza, aceleración, masa, probabilidades y curvas en un ejercicio estético cuyo arte, ritmo, armonía, y composición, manejan repertorios de imágenes abstractas, fijas en la mente del público y el jugador. Potencias resucitadas cíclicamente en la fantasía y maravilla del gol. Y a cobrar se ha dicho.

    Por más que la palabra “gol” signifique meta, el fin último del fútbol no es el “gol”. Como en todo fenómeno lúdico siempre es más importante el proceso que el producto, aunque el producto sirva, o no, para cobrar sueldos, entradas, regalías y prestigios de comentaristas, cronistas, futbolistas, sucedáneos y conexos. Quien disfruta el "balón pie" afina su percepción sobre movimientos, acomodos, condición física, logísticas y destrezas de cada jugador y del conjunto. Pero, además, disfruta carismas, desafíos, heroicidades, suerte y destino individual o grupal, divisa-religión que magnetiza a sociedades enteras. Magia inefable que oculta sus secretos en las gavetas culturales más íntimas de los pueblos. Sirve para ocultar muchas cosas.

    Los estadios exaltan con su circularidad y concentricidad tradiciones sagradas ancestrales del espacio y el tiempo. El público sobreexcita las redes emocionales de todo su ser, particular o colectivo, y se entrega a una contemplación, no pasiva, (contra lo que afirman algunos) que apetece desatar su lirismo sobre épicas renovadas en dramas conmocionantes. Desde la tragedia griega hasta el campeonato mundial del fútbol. Poco favor hacen, con su mediocridad, las crónicas masmedieras en transmisiones televisivo-radiales o impresas, que preñan con su ideología mercantil y su pobreza estética, el disfrute de aficionados y jugadores que, de cuerpo presente, siguen las acciones futboleras.

    Es imposible explicar de dónde surgió esa estética grotesca del alarido artificial y de las voces ampulosas de locutor, narradores o cronistas que pretenden dar cuenta sobre los hechos en la cancha. La sobresaturación prefabricada con que se ponderan o critican los movimientos, el grito frecuentemente falso que canta goles, (grito medido para que alcance hasta la repetición de la jugada) y la moda del “tono solemne” con que se habla de la estupidez más intrascendente para analizar un partido, vuelve fastidiosa hasta el hartazgo la envoltura que manosea lo que a nivel del césped tiene otro sabor. Nadie puede objetar o prohibir las acometidas pasionales, lo reprochable es que mientan con el pretexto de que "así debe ser para que al público le guste". ¿Quién inventaría esos clichés? Y ocurre igual por todas partes.

    Incluso esa moda de la exaltación sobreexcitada hace pirámides humanas, rasga vestiduras, produce carreras apocalípticas ante las tribunas y catarsis escénicas desmedidas, teatralizan o farandulizan algo que naturalmente no necesita performances vodevilescos. Payasada histérica. Es verdad que los rituales colectivos no necesitan recetarios ni reglamentos de nadie. Lo ofensivo es que se les tergiverse para que aparezcan como show de vanidades mediocres. El grotesco en pleno.

    Ganar o perder son accidentes de una expectativa que siempre tiene imponderables. El fútbol posee variables muy amplias, como juego o como “arte”. Hay designios donde el azar impone sus caprichos. Especulen lo que especulen empresarios, anunciantes, funcionarios y apostadores. ¿Quién es el dueño del fútbol? ¿Quién es el dueño de los goles? Mafias a diestra y siniestra. Nunca la historia de la cultura imaginó que fuese posible concentrar el interés de tantos millones de almas en torno a un juego de pelota. En vivo o a distancia. ¿Avanzamos? ¿Retrocedimos? ¿Las dos cosas? Nunca se reunió bajo el pretexto de un espectáculo deportivo inversiones financieras, tecnológicas, políticas e ideológicas tan descomunales como las que hemos conocido en tiempos recientes. Jamás un acontecimiento cultural derivado del juego entre equipos futboleros ocupó tan desmedidamente espacios en televisión, radio o prensa, todos los días de todas las semanas en todos los meses. No parece haber límite. ¿Cuánto nos cuesta? ¿No hay otra cosa mejor en qué invertir?

     El “Poder” del fútbol, de su ser industrial farandulero, que también es extra-futbolístico, ha llegado a conmover la “seguridad nacional”, ha logrado esconder la represión y el asesinato en varios países. Por las afluencias y por las violencias. Poder farandulero de clase que expresa también la degradación de su propia definición y que seduce desde la cancha a la mercadotecnia, de las porterías a las ideologías, de las tribunas a las urnas. Cuentan con un “público” mayoritariamente ignorante, indefenso, acrílico, fanatizado y secuestrado. Poder enamorado en las concentraciones humanas sólo si pagan boletos y transmisores, siempre amenazantes o promisorias, (según la etapa. Los móviles… el programa) concentraciones para dispersar la conciencia, canalizar la violencia… muchos piensa que pueden conquistar al mundo sólo porque juntan a muchas personas. Poder real que vive lujosamente [3] gracias a esa pasión futbolera descomunal e inmarcesible, violenta, salvaje y tragicómica ante la cual, virtualmente ninguna explicación da pie con bola. Porque no es fácil.

    Dr. Fernando Buen Abad Domínguez
    Universidad de la Filosofía