martes, 31 de mayo de 2016

El terrorismo yihadista y el fútbol

Alberto Priego.
El terrorismo yihadista y el fúbol
ILUSTRACIÓN 
Mientras buena parte del mundo vibraba con la final de la Champions League, un grupo de hombres armados irrumpía en un café de la ciudad iraquí de Al Maqdadiya, en la provincia de Diyala, asesinando a 12 aficionados del Real Madrid. Dos semanas antes había golpeado en otra peña de la ciudad de Balad.
Llama la atención que en plena guerra civil en Siria e Irak y con los grandes avances que está obteniendo el ejército iraquí -en las puertas ya de Faluya- el Estado Islámico emplee tiempo y recursos en atacar a un grupo de aficionados que sigue un partido disputado a miles de kilómetros en el que, además, no juega ningún iraquí. Por ello, cabe plantearse qué es lo que lleva a un grupo terrorista como el Estado Islámico a cometer este tipo de atentados. La repuesta no es sencilla y responde a varias causas.
Para el yihadismo, el ocio, el deporte y la diversión en general son una aberración con la que hay que terminar
Desde los años 90 el ocio se ha convertido en uno de los principales objetivos de los grupos islamistas. A todos nos viene a la cabeza el atentado contra un grupo de turistas -mayoritariamente alemanes- en las pirámides de Luxor (Egipto) en el que murieron 67 personas. Esa pauta de conducta se ha venido repitiendo en los últimos veinte años en los principales centros turísticos o de ocio del mundo árabe musulmán, aunque también occidental.
Lamentablemente podemos recordar muchos más casos, como el ataque al museo del Bardo en Túnez (2015), a la Sala Bataclan en París (2015) o a la discoteca de Bali (2004). Todas estas tragedias nos muestran que para el terrorismo yihadista-salafista el turismo, el ocio, el deporte y la diversión en general son una aberración con la que hay que terminar.
El fútbol no es una actividad prohibida por el Islam, como puede  verse en los casos de Arabia Saudí o Qatar
Sin embargo, todos estos casos son atentados terroristas cuyas potenciales víctimas eran occidentales que trataban de disfrutar de su tiempo libre. El caso de los aficionados madridistas que disfrutaban de la final de la Champions parece escapar a esta lógica macabra. Al contrario de lo que ocurría en Túnez, e París o en Bali, los asesinados no pertenecían a otra religión, ya que todos eran musulmanes.
Por otra parte, el fútbol no es una actividad prohibida por el Islam, ya que en Estados musulmanes como Arabia Saudí o Qatar, donde se aplica una interpretación rigurosa del Islam, el fútbol no sólo no está vetado sino que es promovido por sus gobiernos y es muy popular entre la población. De hecho, muchos clubes europeos como el Real Madrid, el Barcelona, el Arsenal o el PSG llevan o han llevado en sus camisetas publicidad de estados árabes.
La estrategia de atacar a musulmanes rompió las relaciones entre el Estado Islámico y su matriz: Al Qaeda
Analicemos pues las particularidades de estos últimos atentados con mayor detenimiento. Desde hace algunos años, sobre todo en Irak, los grupos terroristas han comenzado a asesinar a musulmanes que no siguen una interpretación rigorista del Islam. Si bien es cierto que los kafir (infieles) ya eran foco de sus ataques, no lo es menos que en 2004 se tomó la decisión de convertirlos en objetivo prioritario, de forma masiva y global.
En buena medida la estrategia de atacar a musulmanes que se salen de esa interpretación radical del Islam fue uno de los elementos que enfrió, y posteriormente rompió, las relaciones entre Al Qaeda en Irak -posteriormente Estado Islámico- y su matriz: Al Qaeda.
Se han pronunciado fetuas que exigen sustituir términos como "penalti" por considerarlos heréticos
Por otra parte, desde los años 80 han proliferado fetuas (pronunciamientos legales) contrarias al fútbol. En 2005, Arabia Saudita llegó a publicar en el periódico Al Watan un artículo resumiendo las fetuas más disparatadas, que tenían un punto en común: alterar las reglas del fútbol por considerarlas contrarias al Islam.
Entre las exigencias más sorprendentes que Riad denunciaba encontramos la de cambiar términos heréticos como "falta", "penalti" y "gol", o la de añadir o quitar a un futbolista para evitar que jueguen 11 contra 11, con el argumento de que ese número es sagrado. Las autoridades saudíes criticaron esas disposiciones asegurando que las fetuas no son algo con lo que frivolizar y que, en consecuencia, debería hacerse un uso más riguroso de ellas.
El fútbol se ha convertido en uno de los objetivos del yihadismo, que lo ve como un enemigo del Islam
El Estado Islámico, que tiene en Arabia Saudita a uno de sus principales enemigos, ha echo oídos sordos a esas consideraciones. Ya en la misma proclamación del Califato, los yihadistas incluyeron fetuas contra el fútbol. Desde entonces no han faltado atentados contra este deporte, pero aunque el más conocido sea el del Stade de France, en París, el mayor número de acciones han tenido lugar en Irak.
Eso explica que ya sean dos las peñas madridistas atacadas en apenas 15 días. Pero cabría recordar, por ejemplo, que el pasado mes de marzo, en un partido celebrado en la ciudad de Iskandariya, un suicida cargado de explosivos atentó en plena entrega de trofeos y mató a 32 personas, muchas de ellas niños. Es decir, que el fútbol se ha convertido en uno de los principales objetivos del Estado Islámico por considerarlo una actividad herética. Además, por su repercusión, funciona como amplificador de las acciones terroristas.
Irak ha dejado de estar en la agenda internacional y el Estado Islámico trata de evitar que eso suceda
Pero hay ocasiones en las que los yihadistas buscan refocalizar la atención sobre sus causas, que a veces se difuminan por el paso del tiempo o por la emergencia de actuar en otros frentes. Eso está también en el origen de los dos atentados contra aficionados madridistas en Irak.
La verdad es que Irak ha dejado de estar en la agenda internacional y el Estado Islámico trata de evitar que eso suceda. De ahí este tipo de ataques. Lamentando la irrecuperable pérdida de vidas humanas y asumiendo la tragedia que supone cualquier atentado, hay que decir que la Comunidad Internacional no puede ceder al chantaje terrorista y, como dice la canción, "show must go on", o sea, el espectáculo debe continuar.

lunes, 30 de mayo de 2016




Fútbol, historia y destino

ctxt.es


Hace dos años, durante la final de la Champions entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid en Lisboa, sufrí algo muy parecido a un ataque cerebral. Estaba viendo el partido en un bar de Túnez con algunos amigos que saben de mi natural mansedumbre y me aprecian por mi ecuánime serenidad. Nunca me había ocurrido nada semejante. De pronto, cuando Ramos, en tiempo de descuento, metió ese gol que --por así decirlo-- reencarrilaba la verdad del mundo, prorrumpí en un grito de salvaje desesperación, como si hubiese visto acuchillar a mi hermana, derribé de un manotazo dos botellas de cerveza y unos minutos más tarde, cuando ocurrió lo que esa verdad imponía y Cristiano Ronaldo celebró con ego simiesco su penalti, me levanté fuera de mí y, sin despedirme de nadie, me lancé a la calle.
Al día siguiente traté de explicar a mis atónitos amigos esta reacción, para mí mismo misteriosa --y un poco vergonzante-- por su rotundidad y violencia. Tenía que empezar por rodear la cuestión. Sin su belleza cinética y geométrica, que eleva a los pies una inteligencia que habitualmente localizamos en la cabeza y en las manos, el fútbol no sería el deporte de masas por excelencia, pero esa belleza no basta para explicar las pasiones que despierta. Lo que confiere a esa belleza un valor antropológico vertebral ni nace en --ni se reduce a-- lo que ocurre dentro del campo; de hecho, sólo puede explicarse fuera de él. Edward Said distinguía entre “filiación” y “afiliación” para referirse a dos tipos de pertenencia identitaria, una emocional y no elegida, como es el caso de las relaciones familiares, y otra voluntaria y razonada, la que define, por ejemplo, nuestros compromisos políticos. Es muy bonito que en nuestra vida queden aún “filiaciones”, emociones asociadas a objetos que no hemos escogido nosotros mismos, que hemos heredado o construido en nuestra infancia, y cuya irracionalidad reivindicamos con orgullo y sin vergüenza: entre ellas, obviamente, nuestros padres y nuestro equipo de fútbol. Contra estas “filiaciones”, las “afiliaciones” sucesivas pueden levantar luego argumentos tan poderosos que acabamos yéndonos de casa con un portazo tras una trágica última comida familiar o rompiendo con nuestro equipo de fútbol para militar en la revolución mundial. Pero, como sabemos, las afiliaciones que se rebelan contra la filiación familiar y contra la filiación futbolística responden y asumen su misma irracionalidad. No hay ninguna manera racional de matar al padre ni de odiar el fútbol. Toda “afiliación” anti-edípica y anti-futbolística es y sigue siendo una “filiación”.
De pequeño yo era del Real Madrid, entre otras razones porque vivía en una de las calles que ciñen el estadio Bernabeu, de tal manera que desde la azotea de mi edificio podía ver la mitad del campo y seguir medio partido los domingos sin pagar ni siquiera media entrada. También era del Atlético de Bilbao por una combinación de fidelidad filial --mi padre era de Bilbao-- y de nacionalismo español (sus jugadores eran los más españoles del mercado). Luego, cuando mi afiliación política me alejó del fútbol, seguí vinculado a sus emociones a través de un antimadridismo razonado, pero que en realidad seguía siendo muy futbolístico y, por lo tanto, muy irracional, en el sentido de que, a través de él, me permití seguir viendo de vez en cuando algún partido y además apoyar positivamente a la Real Sociedad y al Deportivo de La Coruña, dos equipos que se ajustaban más a la matriz perdedora y rebelde de mi “afiliación” política. Mucho más tarde, a través de mi hijo y --sí-- de las revoluciones árabes, me dejé llevar de nuevo hacia la filiación y, mitad por antimadridismo fanático y mitad por fidelidad paterna, me hice decididamente “culé”. La promiscuidad errática de mi trayectoria futbolística me hace sin duda poco fiable para los defensores de las filiaciones fuertes, pero demuestra en realidad que, de la misma manera que no se puede huir de la familia sin que la huida misma se convierta en un vínculo familiar, no se puede ser anti-madridista, por muy políticas que sean los motivos, sin alimentar la irracionalidad emocionante de esa “filiación” que convierte al fútbol, más allá de su belleza objetiva y de sus miserias capitalistas, en un eje de la reproducción antropológica elemental.
Nunca fui del Atlético de Madrid. Pero la noche del 15 de mayo de 1974 fue una noche importante en mi infancia. Se jugaban el título europeo el Atlético de Madrid y el Bayern de Munich. Obviamente yo no podía dejar de desear la victoria de un equipo español y más frente a un equipo alemán (el fútbol exapta, por utilizar un término biológico, identidades paralelas y exteriores); además veía el partido con mi padre, con el que nunca tuve muy buena relación (y que objetivamente no fue un buen padre), pero que marcó la solemnidad del acontecimiento concediéndome algunos privilegios iniciáticos de orden alimenticio: un vaso de vino y un queso francés en un salón cerrado a la intrusión de los hermanos más pequeños y de las mujeres. Yo anhelaba la victoria del Atlético de Madrid, por razones de filiación y de afiliación, como afirmación de mi pasión españolista por el fútbol y colofón y rúbrica de ese único momento de armonía familiar al lado de mi padre. El gol de Schwarzenbeck, que igualaba el de Luis Aragonés en el tiempo de descuento, junto a la abultada victoria del Bayern dos días después, fue para mí, por tanto, un batacazo emocional dolorosísimo que seguramente marcó el fin de mi infancia y la toma de conciencia de muchas derrotas simultáneas. Desde ese momento, si el Real Madrid se convirtió en mi bestia negra, el Atlético de Madrid se convirtió en mi esperanza blanca. Quería ver perder al Madrid; quería ver ganar al Atlético de Madrid.
Hace dos años, en el bar tunecino, mi antimadridismo se sumó a este recuerdo remoto para convertir la final de la Champions en una batalla decisiva de filiaciones y afiliaciones. Cuando volvía a casa a grandes zancadas, furioso y anímicamente devastado, pensaba en esta lección terrible del mundo real: la historia no es ni cristiana ni hegeliana ni --desde luego-- hollywoodesca. Cuarenta años después de la final perdida en 1974, al Atlético de Madrid se le concedía inesperadamente una segunda oportunidad, que era también una segunda oportunidad para que yo saldase cuentas con mi infancia e hiciese encajar --por fin-- mis filiaciones y mis afiliaciones: para que --digamos-- mi vida y la historia se integrasen en un perno de justicia y restauración. Pero no hay ni segunda venida de Cristo ni reconciliación del Espíritu ni --por supuesto-- victoria final del esfuerzo y la voluntad. El Atlético de Madrid perdió en Lisboa como perdió en Bruselas y de la misma manera, lo que demuestra, en efecto, que la historia, como decía Marx, se repite dos veces, la primera como tragedia, sí, pero la segunda --la segunda-- como corte de mangas. Un corte de mangas que ilumina precisamente la fatal contingencia sobre la que reposa la vida humana. Mientras volvía a casa a grandes zancadas, el pensamiento de este antihegelianismo de la historia se acompañaba de la conciencia repentina de una de sus consecuencias más evidentes y más dolorosas: la de que la vida discurre en el tiempo, y no en el Espíritu ni en la Lógica ni en un ordenador, y que por tanto, en el caso descartable de que la historia respondiese a alguna pauta, como el movimiento de las mareas, yo no podía esperar cuarenta años --pues estaría muerto-- para ver ganar la Champions al Atlético de Madrid. Había perdido mi única oportunidad de “restauración” (“apocatástasis” lo llamaba Orígenes para describir el “partido final” del ciclo histórico en el que las flores pisadas recuperarían su lozanía y hasta el diablo recobraría su condición angelical).
Los acontecimientos se producen en el tiempo, donde no se repiten. Pero hete aquí que sólo dos años después la historia nos daba una tercera oportunidad al Atlético de Madrid y a mí. Hasta tal punto esta inconsecuencia --mientras seguía el partido en televisión-- me hizo confiar de nuevo en un esquema hegeliano, estructurado desde dentro por un elán de justicia, que interpreté el primer gol de Ramos --equivalente inverso del que marcó en Lisboa-- como un signo de reversión de la historia: todo iba a ocurrir igual pero al revés, lo que parecía confirmado por el gol tardío de Carrasco que llevaba, igual que en Lisboa, hasta la prórroga. Pero no. No es que la historia no sea cristiana ni hegeliana ni --claro que no-- hollywoodesca; es que es anticristiana, antihegeliana y antihollywoodesca. El caso del Atlético de Madrid es una revelación metafísica; desnuda a la vista las entrañas del Mundo. Cuando dos equipos, tras agotar la prórroga, se juegan un título en el lanzamiento de penaltis --cuando todo se decide en el último momento, en el deporte y en la política-- se acepta que no es el juego ni el mérito futbolístico el que deciden; se podría pensar que es el azar y que, si no hay azar, debe entrar desde fuera la justicia para reparar los daños. Pero no: si todo se decide en la tanda de penaltis --y hemos aceptado, pues, que la decisión va a venir de fuera-- no es ni el azar ni la justicia los que deciden, sino la historia, que siempre favorece a los más fuertes, los más ricos y los más malos. Esa es la ley. La historia se repite tres veces: la primera como tragedia, la segunda como corte de mangas y la tercera como destino. Eso es justamente a lo que llamamos “destino”: cuando un acontecimiento se repite tres veces --lo que ocurre raramente-- se puede repetir eternamente sin que nada cambie. Se repetirá de hecho eternamente sin que nada cambie. No hay nada que hacer: todas las veces que se jueguen el Atlético de Madrid y el Real Madrid el título europeo, ganará el Madrid; todas las veces que juegue el Atlético de Madrid, perderá la final. El “cholismo” es hermoso, emocionante y admirable porque se ha rebelado contra el Destino, pero es el “cholismo” el que, al rebelarse contra él, lo ha cerrado para siempre. Esa es la belleza trágica de la final de Milán.
El destino, como el capitalismo, es acumulativo; se repite una y otra vez acumulando riqueza desigual, al margen del azar y de la justicia, a partir de una historia que favorece, como el gradualismo darwiniano, al que más ha ganado y al que más se ha jactado (ese Cristiano inepto y bravucón, mascarón de proa del destino cegador). No es que el fútbol sea injusto, que lo es, gracias al cielo; es que no deja lugar a la contingencia, al menos a partir de la “tercera vez”. Ahora bien, si no podemos contar ni con la justicia ni con el azar para una pequeña reparación histórica, si en una situación de “último minuto” se impone inevitablemente el destino, si la historia es sobre todo destino --que dará la victoria una y otra vez al que más tiene--, ¿cómo coño esperamos derrotar al PP? Que me perdonen mis amigos madridistas, cuya filiación irracional acepto y a los que felicito por este triunfo sin gloria, pero me parece muy fácil jugar a favor del destino, a sabiendas de que, en una situación de paridad o equilibrio cuántico, el Real Madrid va a ganar siempre: no porque tengan mucho dinero o les ayuden los árbitros o les acompañe la suerte, sino porque, como las clases dirigentes, han convertido todos estos factores en una ley independiente --una especie de dios de reserva-- contra el que no se puede luchar.
La irracionalidad trágica de este artículo demuestra dos cosas: que la afiliación es tan irracional como la filiación y que la belleza del fútbol, con su geometría en los pies, no sería más que un juego --y no movilizaría tantas pasiones-- si no penetrase, para bien y para mal, todas las raíces: la filiación, la afiliación, la economía, la metáfora. 

Santiago Alba Rico. Es filósofo y escritor. 

LA OPINION DE MATALLANAS EN EL MUNDO

El Atlético hizo todo lo posible por ganar la final de la Champions y no le dio. Es cierto que cayó en la lotería de los penaltis tras un gol en fuera de juego, otro penalti no pitado además del fallado por Griezmann, una expulsión perdonada a Ramos y unas feas acciones de un Pepe que volvió a su pasado. Pero el Madrid fue campeón y ganó su undécima Copa de Europa, y el Cholo se quedó con la sensación de que haga lo que haga no podrá ganar al eterno rival. Y cree que no le da más que para ser terceros en la Liga. Porque el Madrid tiene jerarquía y si le falta, pues se la compra y sigue ganando, como sea, pero sigue ganando.

PARA LOS EXTREMISTAS EL FUTBOL ES EL OPIO DEL PUEBLO,NO UNA FORMA DE ENTRETENERSE

Atacan una peña del Real Madrid en Irak durante la final de la Champions: 13 muertos

Oriente Medio
Cuatro terroristas armados entraron al café en donde los seguidores del equipo de Cristiano Ronaldo seguían el partido en vivo. Hubo además 25 heridos. Las autoridades atribuyen el atentado al yihadista ISIS.

 Los hinchas estaban todos atentos al televisor. Esperaban la definición por penales entre el Real y el Atlético de Madrid, que jugaban la final de la Copa de Campeones de Europa. En esos segundos de tensión deportiva, cuatro terroristas armados entraron a la peña que el equipo de Cristiano Ronaldo tiene en la localidad iraquí de Baakouba, a unos 60 kilómetros de Bagdad. Sin contemplación, ametrallaron a 13 hombres, dejando 25 heridos, algunos de ellos en estado muy grave. Las autoridades le atribuyen la autoría al grupo yihadista ISIS.
Los atacantes estaban vestidos con ropa militar y llevaban armas automáticas. Los proyectiles dieron en las víctimas y regaron las paredes de agujeros. Los que allí llegaron a socorrer hablan de “cientos de disparos en el local de la cafetería Kofi Eufrates, donde se reunieron los integrantes de la peña del equipo español.
Según informó la agencia de noticias iraquí, NINA, que cita fuentes del aparato de seguridad, por el momento no se sabe nada de la identidad de los muertos. “Este ataque es una violación del estado de seguridad y estabilidad en la zona y está considerado como un ataque de las bandas criminales terroristas”, sostuvo una fuente policial.
Las autoridades del país atribuyen este ataque al yihadista ISIS, al que también se responsabiliza de los asesinatos en otra peña del Real Madrid en Balad hace 15 días. Sin embargo, nadie ha reivindicado aún el asesinato de los hinchas madridistas.
“Es una situación terrible. Han destrozado la felicidad de un grupo de hinchas”, aseguró uno de los peñistas, que prefirió mantenerse en el anonimato.

domingo, 29 de mayo de 2016

QUE COÑO TIENEN LOS ALEMANES EN EL MATE???

La ultraderecha alemana se marca un 

autogol

Arremetió contra el jugador internacional Jerome Boateng, del que dijo
 que los alemanes no lo querrían como vecino. Y se llevó un varapalo
Gemma Casadevall. 1
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La derecha radical alemana se marcó hoy un autogol, al pretender que Jèrôme Boateng, pieza clave del poderoso Bayern Múnich y de la selección campeona del mundo, sería un vecino indeseado para un ciudadano 100 % germano debido a su origen ghanés.
«A la gente le parece un buen jugador. Pero no quisieran a un Boateng como vecino», afirmó Alexander Gauland, vicepresidente de Alternativa para Alemania (AfD), según Frankfurter Allgemeine Zeitung, referente de la prensa seria y conservadora del país.
La alusión remite al origen del jugador e incide en la tradición ultra de cuestionar a los internacionales de origen extranjero.
Boateng nació en Berlín, de madre alemana y padre ghanés, y es uno de los jugadores más valorados del país, a lo que une su reputación de ciudadano comprometido con proyectos de ayuda a la infancia y a la lucha contra la leucemia.

FUERA DE JUEGO CLAMOROSO,OTRA CHAMPION ROBADA

Ramos, en fuera de juego, en la jugada del 1-0.

NOS GANARON LOS MANDRILES

28-05-16

Con un gol fuera de juego,un penal fallado,otro que no cobraron y la mala suerte...

viernes, 27 de mayo de 2016

Cómo entrenar la mente para rendir más en el deporte

Ser Zen
La práctica de la atención plena (mindfulness) aumenta notablemente la efectividad en las competiciones.


El jugador tiene dos tiros libres para definir el partido. Su equipo pierde 75 a 74 y si convierte ambos, ganan. Si sólo hace uno, empatan. Si no acierta ninguno, pierden. Todo está en sus manos.
Tira el primero y la pelota da una vuelta por el aro y sale. Se siente abochornado y los sonidos del estadio lo castigan. Su mente comienza a presionarlo. Hace dos piques, respiray vuelve a tirar. Nuevamente yerra y el rebote es tomado por el pivot del equipo contrario, que embolsa la pelota los 5 segundos que restan para terminar el partido. Se acabó: la esperanza se esfumó.
Si le preguntamos al entrenador de su equipo qué ocurrió, seguramente dirá que la mente le falló a su jugador y argumentará datos: había convertido el 70% delos tiros libres en los minutos anteriores del partido... ¡cómo puede errar los dos tiros del final!
Pero si le preguntamos qué hizo él para entrenar la mente de su jugador, quizás dirá con cierta ingenuidad que lo tuvo tirando al aro largo rato en las últimas semana. Ahora bien, ¿eso es entrenar la mente? ¿No será entrenar la técnica de tiro al aro?
Cuando la lanzadora de martillo argentina Jennifer Dahlgren compitió en Londres tenía un objetivo: meterse entre las 8 mejores del mundo. Salieron spots publicitarios en el canal oficial e hizo notas asegurando que estaba lista para ese momento. Una vez en Londres, ¡arrojó sus tres intentos fuera del área de competición! Quizás se olvidó de que el mayor enemigo puede ser la propia mente. Subestimó su preparación psicológica (que no había hecho) y tuvo que regresar con una amarga sensación de fracaso.
Jennifer Dahlgren en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 / Foto: Juano Tesone

La mente potencia todo
Sucede que la mente puede amplificar la confianza, la expectativa positiva, la buena genética o la adecuada preparación física del deportista, pero también puede echar a perder todo eso.
Si no, pregúntenle al basquetbolista Tracy McGrady, que convirtió 13 puntos en 35 segundos (4 triples y un simple) en un partido contra los Spurs, derrotándolos prácticamente él solo.
En el Budismo siempre se cita una declaración del Buda: “no hay nada que provoque más dolor que una mente no desarrollada. Perotampoco hay nada que provoque más felicidad y bienestar que una mente desarrollada”. Yo agregaría que además de felicidad produce efectividad.
El inolvidable basquetbolista Tracy McGrady, jugando para los Houston Rockets, en diciembre de 2004 convirtió 13 puntos en tiempo récord en un partido contra los Spurs, derrotándolos prácticamente él solo. / Foto: AP

Sin esfuerzo aparente
Ahora bien, ¿cómo se desarrolla (entrena) una mente para la competencia?
La psicología del deporte ha desarrollado distintas estrategias y técnicas de trabajo con los competidores para ayudarlos a mejorar su rendimiento.
Para los especialistas Frank Gardner y Zella Moore, el rendimiento óptimo es “la correcta combinación de las condiciones cognitivas, afectivas y fisiológicas que permiten adecuadamente que las habilidades aprendidas ocurran de una manera aparentemente sin esfuerzo y automática” .  
Muchas rutinas psicológicas pre-competición  diseñadas para mejorar el rendimiento apuntan principalmente a que no pasen cosas malas o extrañas en la mente durante la competición y no a que en ese momento la mente fluya naturalmente al máximo de su posibilidad. Esas técnicas han hecho mucho énfasis en el control de la mente… y justamente el excesivo control puede llevarnos a veces a su contrario: el no control.
Una óptima herramienta para paliar este desafortunado énfasis en el control es el entrenamiento en la llamada atención plena.

Mente plena: bienestar y rendimiento
La atención plena ha entrado en el mundo del deporte con fuerza: como entrenador, Phill Jackson la utilizó con los Chicago Bulls y los Angeles Lakers. También lo hicieron los Seahawks de Seattle, el equipo de fútbol americano que ganó su primer título de la NFL tras vencer a los Denver Broncos en el Super Bowl XLVIII de 2014. Tiger Woods y otros deportistas de elite se han entrenado en esta técnica.
¿En qué consiste? Ejercicios de concentración (al principio, en el propio cuerpo), ejercicios de yoga suave y meditación, para alcanzar un estado de conciencia más ecuánime y reflexiva pero no menos dinámica para la competencia.
A continuación, un listado de sus beneficios:
- Amabilidad.
- Comunicación asertiva (mindful).
- Disposición plena a la entrega.
- Conciencia del sentir físico y emocional.
- Manejo y tolerancia de emociones displacenteras.
- Disfrute.
- Paciencia (entender procesos individuales y grupales).
-  Compasión (no juicio y aceptación para con uno y con el contexto).
Una combinación de las técnicas tradicionales con las modernas de la Atención Plena puede garantizar un nivel óptimo de funcionamiento mental que lleve a un rendimiento más adecuado a las exigencias que el deporte de competencia impone.

jueves, 26 de mayo de 2016

ESTO ES HISTORIA FUTBOLERA

River, los clubes y la Patria argentina

Trece décadas (1891-2016)
De 1901 a 1910
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River asume como fecha de fundación el 25 de mayo de 1901. Con 115 años, es el club más antiguo del país que tiene la fecha patria como puntapié inicial. No hubo otros antes. Sí, y muchos, después. Sin embargo, varias investigaciones permiten sostener que ese día y ese año no nació River. Lo escribió Enrique Zanni, uno de sus fundadores, en 1920. Lo ratificó un excelente trabajo del CIHF en 2004, cuando se cumplieron los verdaderos 100 años de River. La Rosales y Santa Rosa, los dos equipos que se unieron para crear River, se mantuvieron activos entre 1902 y 1903. Y domingo 22 de mayo de 1904, en el diario La Nación, apareció publicada la noticia de la fusión. Y fue Zanni el que dijo, entonces, que la reunión inicial se había hecho el domingo 15 de mayo de 1904. Entonces, ¿por qué el 25 de mayo? Una de las hipótesis es que los dirigentes aprovecharon el ímpetu y los festejos del Centenario (1910) para modificar la fecha.
Los que sí aprovecharon el feriado patrio para la reunión iniciática fueron Platense, en 1905, y Defensores de Belgrano, en 1906. Los primeros le apostaron al caballo Guy Simon del stud Platense, ganaron una buena suma y le dieron inicio al club; los pibes del futuro Dragónse juntaron en la esquina de Monroe y O’Higgins y armaron un equipo para jugar en ligas independientes.
El historiador Jorge Gallego tiene registrados al menos 30 clubes en todo el país hasta 1930. Como River es de 1904, Provincial de Rosario, de 1903, es entonces el más antiguo (formado por mayoría de vecinos del viejo Mercado Modelo, empleados bancarios y ferroviarios). También surgieron Sp. Dora, de Colonia Dora (Santiago del Estero, 1908), Alba Argentina, de Maciel (Santa Fe, 1909), Jorge Newbery, de Ucacha (Córdoba, 1910) y Libertad, de Sunchales (Santa Fe, 1910).
“Hacer coincidir la fecha de fundación con el 25 de mayo implicó dotar de un peso simbólico extra al acto iniciático. Quienes así eligieron eran jóvenes, adolescentes”, explica Julio Frydenberg en su trabajo Los nombres de los clubes de fútbol. Buenos Aires 1880-1930.