sábado, 29 de abril de 2017

SI UN LOCO GOBIERNA A LA PRIMERA POTENCIA DEL MUNDO,OTRO LOCO PUEDE PEGARLE AL ARBITRO

La salvaje agresión que escandaliza al rugby francés

Un jugador del Saint Esteve noqueó al árbitro con un brutal puñetazo. Se enfrenta a una sanción de por vida

La salvaje agresión que escandaliza al rugby francés
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Escandalosa agresión la que se pudo ver el pasado fin de semana en las semifinales de la Copa de Francia de rugby en categoría junior, un deporte en el que no se suelen dar este tipo de comportamientos pues presume de unos niveles de juego limpio muy superiores a los de otras disciplinas.
Sin embargo, las imágenes protagonizadas por un jugador del Saint Esteve han causado una profunda conmoción en el país vecino y entre los aficionados a este deporte en todo el mundo.
A los 25 minutos de partido, con el marcador del partido entre el Saint Esteve y el Toulouse empatado a 12, un jugador del primer equipo atacó al árbitro Benjamin Casty después de que este le pitase una falta por hacer una «peineta» a la grada.
El árbitro recibió un puñetazo en la cara por sorpresa que le dejó inconsciente en el suelo antes de que los jugadores del Toulouse se dirigieran al agresor y comenzase una trifulca en el terreno de juego. El partido no pudo concluir.
Las consecuencias no se han hecho esperar pues el propio presidente del club del agresor presentó su dimisión tras los hechos y desde la Federación Francesa de Rugby ya han anunciado que el autor del puñetazo podría ser sancionado de por vida.
«El árbitro estuvo inconsciente varios minutos y tuvo que ser evacuado al centro médico más próximo por los bomberos», explicó Marc Palanques, presidente de la Federación, que reconoció estar «estupefacto por este gesto incalificable».
Según la web especializada «Le Rugbynistère», el agresor, de 21 años, acababa de salir de otra suspensión por un violento altercado tras otro partido y por patear a un rival en el suelo». Deberá presentarse a principios de mato ante las instancias federales y el castigo para él se prevé durísimo.

viernes, 28 de abril de 2017

El fútbol y yo

.Voy a escribir contra el fútbol. Para que nadie se lleve a engaño, aclaro que no me he convertido en un intelectual espeso, ni en un poeta puro. Confieso además que soy socio de dos equipos, el Granada y el Real Madrid, y que mi relación con el  balompié, iniciada en las calles de mi barrio, está llena de tardes de domingo, glorias deportivas, lágrimas de descenso, copas de Europa, queridísimos seguidores insoportables del Atleti, estadios con banderas y horas nerviosas buscando una radio o un televisor para seguir el partido con el corazón en un puño.

Como cualquier persona, estoy obligado a tomarme en serio a mí mismo y a mis debilidades. Así que tomo muy en serio que una de mis aficiones más queridas se haya convertido en un asunto antipático. Lo que empezó siendo el rito familiar de los domingos por la tarde con mi padre de la mano y el postre en la boca, se ha roto en un aluvión invasivo de lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábados y domingos, con programas, tertulias, escándalos, atropellos, impudor, prepotencia, apuestas manipuladas y desfachatez.

Confieso que las gotas que colmaron el vaso no han sido las imágenes del hincha argentino arrojado hacia la muerte desde la tribuna por la barbarie popular. Mi quebradura es más modesta. La semana pasada fui al fútbol con mi padre para acompañar al Granada una vez más en su descenso. La melancolía forma parte decisiva de la identidad. Y el fútbol tiene que ver con la identidad: su fenómeno social nació como una búsqueda de sentimientos de pertenencia de la clase obrera inglesa cuando las grandes ciudades industriales estaban imponiendo los códigos del anonimato y la falta de raíces. Fui en busca de mi melancolía y me encontré no sólo con una derrota, sino con un equipo sin ningún jugador granadino, ningún español, once atletas o tahúres de once nacionalidades distintas, un entrenador inglés y un presidente chino.

Y tú que eres internacionalista, ¿por qué protestas? Bueno, es que una globalización al servicio de los mercaderes, saltando por encima de cualquier valor humano, no es la idea que tengo de la supresión de fronteras. Hay palabras como lugar, base, camiseta, ciudad, historia, cantera… que merecen una consideración a la hora de ser borradas por un viento de intermediarios, agentes y comisiones al calor de la mercadería.

El fútbol se ha convertido en un negocio de las televisiones de pago. Eso afecta a la propia evolución del juego, al entramado de los fichajes y a la prensa deportiva. Más que informar de lo que ocurre, los periodistas del fútbol parecen agentes comerciales en la tarea de crear audiencia  a través de escándalos empachosos, remontadas, debates arbitrales y ofensas. El espectador de fútbol ya se parece mucho al tonto pasmado de la telebasura que sigue como un rebaño al gritón que la pastorea.

La inmediatez de las redes no ha limitado abusos, no ha resuelto oscuridades con una llamada a la decencia, sino que nos acostumbra a convivir en el reino pornográfico de la impunidad. Todos se contentan con el “y tú más”. Que si el Barcelona, que si el Madrid, que si el Atleti…  En todos los sitios hay presidentes que cultivan el negocio en sus palcos; en todos los vestuarios hay estrellas multimillonarias que defraudan a Hacienda, engañan en sus contratos y luego hacen gala de buen corazón con limosnas ruidosas. La hinchada aplaude en la puerta de los juzgados.

Eduardo Galeano nos enseñó que el fútbol era la cosa más importante de las cosas sin importancia. Así que tiene poca gracia que se haya convertido en la parte más importante del tiempo social e informativo, de lunes a domingo, para hacernos respirar junto a héroes huecos, defraudadores y negociantes.

El fútbol de hoy es antipático porque encarna lo peor del discurso televisivo, la fiscalidad,  la política y la sociedad globalizada. ¿No hay modo de regularizar este juego para que podamos ir sin mala conciencia a ver un partido? ¿Por qué los acontecimientos populares son hoy el lugar de la estafa?

Es posible que algún lector me vea esta noche en el estadio de fútbol emocionado con un derbi. Pensará entonces que este artículo es inútil. Tendrá una parte de razón. Pero si me he decidido a escribirlo es porque mi malestar con el fútbol  se parece a la insatisfacción que muchos demócratas sienten hoy con sus democracias.

ES UN JUEGO ,PERO NO A MUERTE...


Somos rivales, no enemigos

Tiempo reunió a dieciséis hinchas de diferentes equipos para reflexionar sobre las rivalidades y abordar la lógica que lleva a que se produzcan hechos como los que derivaron en la muerte de Emanuel Balbo. Miradas y experiencias para intentar encontrarle salidas a la problemática de las violencias en el fútbol.


Mariano Espinosa
Una señora camina por la calle México y se frena ante dieciséis hinchas de fútbol convocados por Tiempo en San Telmo. La bandera dice que son rivales, no enemigos. "¡Ay, qué lindo!", exclama, y pregunta: "¿Lo van a cumplir?". El episodio está latente: el hincha de Belgrano Emanuel Balbo murió después de caer desde una tribuna del Mario Kempes luego de que otros hinchas de Belgrano le pegaran. Al rato, en la producción, el fotógrafo les pide si se pueden abrazar con el hincha de al lado. Entonces miran de reojo las camisetas de los costados. Y se ríen, se chicanean, y al final se unen. El azar hace que coincidan Independiente y Racing. La charla, entonces, empieza a girar alrededor de qué es ser un hincha de un equipo de fútbol en la Argentina.
–¿Qué significa la rivalidad? ¿Cómo la entienden?
Hernán Mendoza (28 años, Boca): La rivalidad es lo que le da color al fútbol. Yo quiero jugar mejor que vos, yo te quiero ganar cueste lo que cueste, quiero que vengas a mi casa y mi 10 te tire un caño que quede en la historia. Yo necesito a mi rival sino al fútbol le faltaría un poco de picante. Después, fuera de la cancha, todo bien.
–Juan Russo (20, Colón): Un rival no es más que una persona con camiseta diferente, que quiere que su equipo triunfe, así como quiero yo con el mío. No es un enemigo. Personalmente, elijo no odiar a mis rivales. No tiene pies ni cabeza la idea de agredir a alguien por no compartir el amor que uno tiene por determinado club. Reíte, cargalo, aceptá las chicanas, y a otra cosa.
–Luis Godoy (28, Rosario Central): El folclore es provocar pero sin pasarse de la raya.
–Sergio Smietniansky (45, Banfield): La rivalidad es imaginería, cargada de ida y vuelta, disfrute y sufrimiento. La violencia, la xenofobia, la homofobia y la misoginia son síntomas de una sociedad enferma que en una cancha de fútbol se potencian con una impunidad que me sabe vergonzosa y vergonzante.
–Tomás Schuliaquer (26, Newell’s): La rivalidad solo la entiendo como un equipo que le quiere ganar a otro. El resto es una pavada.
–Sofía Vitale (25, River): En la cancha de River una vez la barra salvó a un bostero, al que le estaban pegando porque decían que era hincha de Boca. Le pusieron una camiseta de River y lo sacaron antes de que lo mataran.
–Florencia Rolli (32, San Lorenzo): Todos cantamos, insultamos y crecemos sabiendo que hay cierto odio hacia el rival. Es lógico que suceda en el ámbito de la cancha. El problema es cuando esa situación se traslada hacia afuera.
–Milcíades Peña (33, Estudiantes): Hay gente que vive más pendiente de lo que pasa con el rival de que lo que pasa con el equipo de uno. Primero, quiero que gane Estudiantes. Segundo, que gane Estudiantes. Tercero, que gane Estudiantes. Cuarto, que pierda Gimnasia.
–Martín Monzón (34, Belgrano): Lo que pasó en Córdoba no fueron barras: fueron hinchas. Los que le pegaban eran hinchas comunes. La barra está del otro lado.
–Hernán Mendoza (Boca): Eso agrava más la situación, que no sea barra. Habla de un modo demencial.
–Martín Navarro (38, Racing): A mí me pone muy mal ver las imágenes del hincha de Belgrano y ver que algunos alrededor se reían. ¿Qué hacemos nosotros como hinchas?
–Sebastián Moreira (35, Lanús): Pero nosotros tenemos límites. El Estado tiene que asegurar el otro límite.
–Pablo Vicente (36, Independiente): Me acuerdo que los hinchas comunes antes entrábamos por la misma calle en Independiente. Cuando perdimos la final en el 89 con Boca nos fuimos caminando todos juntos por Cordero y hoy es inimaginable. Hay un retroceso como sociedad. Y las barras no son las mismas.
–Martín Rougier (36, Unión): Hoy la barra no es la barra que sacaba los trapos, sino la fuerza de choque que trabaja para otros.
–Martín Navarro (Racing): A mí me tocó tener un presidente que comía asados con la barra.
–Milcíades Peña (Estudiantes): Di Zeo se sacaba fotos con los turistas adentro de Casa Amarilla.
–Ignacio Catullo (30, Gimnasia): Hay mucha idolatría por los barras.
–Maximiliano Del Río (40, Huracán): También hubo una generalización de la cultura del aguante, que mediatizó el programa de TyC Sports. Popularizó, o fogoneó, que el hincha es más importante que el juego; y cuando un Estado se preocupa por comprar armas también habla de cuáles son las intenciones y los intereses que tiene.
–¿Alguna vez fueron como hinchas de visitante simulando ser locales? ¿Lo volverían a hacer después de lo que pasó en Córdoba?
–Ramiro Barceló (29, Talleres): Fui como infiltrado cuatro o cinco veces, pero supongo que no lo volvería a hacer. Estás censurado y eso no me gusta.
–Moreira (Lanús): Ahora me voy a Florencio Varela a ver Defensa–Lanús. Yo me puse todas las camisetas para ir de visitante. No concibo el fútbol sin visitantes y me gusta ver fútbol en las canchas.
Schuliaquer (Newell's): Nunca fui como infiltrado porque no me gustaría estar callado, sin hacer lo que siento. Prefiero verlo tranquilo en un sillón.
–Navarro (Racing): Fui varias veces. Una vez fui a Vélez al palco, con los dirigentes. Gritamos el gol y desde la platea insultaron y revolearon cosas. Tuvimos que salir custodiados. La verdad que es complicado y no volvería a ir porque pasás un momento ingrato.
–Vicente (Independiente): De visitante fui a todos lados. Pero como infiltrado no porque me conozco, no controlo las emociones, y así no tiene mucho sentido. No le encuentro razón al hecho de ir a la cancha sin expresar un sentimiento.
Catullo (Gimnasia): He ido muchas veces como infiltrado desde que soy periodista. Siempre me hice el boludo, nunca grité un gol ni nada por el estilo, aunque la verdad es que no hemos ganado nunca en el Estadio Único. No me metería en la hinchada rival porque me parece innecesario.
–Godoy (Rosario Central): Cuando fui a Tucumán tuve una experiencia fea. De visitante, la policía siempre te maltrata. Nos tiraron balas de goma, nos pegaron palazos. Empezó a correr la bola de que a la salida nos iban a fajar. Yo miré desde el último escalón hacia afuera, y vi que nos habían hecho un pasillo con la montada. Nos iban a dar.
–De la violencia policial se suele hablar poco…
–Navarro (Racing): Sí, y el maltrato nace de ellos. La fuerza policial y la organización son los puntos más flojos. Y los más peligrosos. Tengo AFA plus y no sé para qué me sirve. Los clubes tienen que volver a tener ese rol social para que nuestros hijos no repitan nuestros comportamientos.
–Vicente (Independiente): Siempre los problemas están ligados a la Policía. Es sistemático, un problema en sí mismo; es un germen de inseguridad constante no solo en la cancha.
–Peña (Estudiantes): La batalla cultural la perdemos desde chicos cuando le decimos que lo que importa es ganar.
–Vicente (Independiente): Después de escucharnos pienso que tenemos muchas cosas en común. El enemigo no es el que comparte un tablón, aun en la tribuna de enfrente. Tengo más en común con un hincha de Racing o de Boca que con el empresario que intenta hacer su negocio o instalar su sociedad anónima.

miércoles, 26 de abril de 2017

QUEREMOS MUJERES DEPORTISTAS EN EL COMITE OLIMPICO

Mujeres en el COI
 
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  • No hace mucho, en las páginas de esta sección informábamos y alentábamos la iniciativa de la española Marisol Casado, presidenta de la Unión internacional de Triatlón (ITU) y miembro del Comité Olímpico Internacional (COI), de armar un grupo de trabajo sobre la igualdad de género dentro del organismo, marcado a lo largo de su historia por dos grandes problemas: su lucha política contra el apartheid y la promoción de las mujeres. En ambos casos, el movimiento olímpico parecía ir en contra de sus principios fundamentales, como aquel que establece el objetivo educador del deporte “practicado sin discriminación de ninguna clase” y el principio de igualdad de sexos que promovía la participación y promoción deportiva de las mujeres “a todos los niveles y en todas las estructuras”.
    La historia ha demostrado en los hechos que las mujeres debieron correr siempre de atrás. Mucho tuvo que ver con esto la concepción del padre fundador del olimpismo moderno, el historiador y pedagogo francés Pierre de Coubertin, quien muy a pesar de la corriente humanista que lo empujaba y que lo llevó a gastar su fortuna en pos del movimiento olímpico, no aprobaba la participación femenina, como tampoco la aprobaban los antiguos griegos cuando idearon los Juegos de Olimpia en honor a Zeus y castigaban con la pena de muerte la sola presencia de mujeres en los estadios. Sus defensores argumentan a favor de Coubertin su apego a la esencia cultural e ideológica de los juegos antiguos. La fórmula concebida por el francés se resumía –en 1912– como “la exaltación solemne y periódica del atletismo masculino con la internacionalización como base, la lealtad como medio, el arte como encuadre y el aplauso femenino como recompensa...”. Un cuarto de siglo después, ya con una lenta pero constante inclusión de mujeres en el movimiento olímpico, Coubertin insistía con su declaracionismo misógino: “En cuanto a la participación femenina en los Juegos, soy contrario a ella. En contra de mi voluntad, han sido admitidas en un número de pruebas cada día mayor”. Y si bien sobre el final de sus días se había mostrado más sensible a la problemática, insistía en que el papel de las mujeres en los Juegos debía limitarse al de “coronar a los vencedores”.
    Si analizamos la historia olímpica argentina, es sorprendente la escasa participación de mujeres en los diferentes juegos desde que la nadadora Jeanette Campbell (medalla de plata en los 100 metros libres en Juegos de Berlín 1936) inaugurara la lista de deportistas argentinas olímpicas. Desde 1936 hasta 1984, la participación femenina en las delegaciones argentinas no superaba el 7 por ciento; en Roma de 1960, no hubo directamente presencia. En Los Angeles 1984, las atletas argentinas alcanzaban el 12 por ciento; en 1988, el 21 por ciento; en Sydney 2000 trepó al 31 por ciento; y tocó su punto más alto en los Beijing 2008, donde superaron el 40 por ciento, cifra que bajó al 30 en Londres 2012 y subió al 34 en Río. En todos esos años, las deportistas argentinas obtuvieron 12 de las 74 medallas.
    El COI aumentó este año la presencia de mujeres en sus comisiones en un setenta por ciento en relación a 2013 y alcanzó una cifra histórica. El presidente del organismo, el alemán Thomas Bach, anunció que con la incorporación de 29 mujeres más de las que había en 2016 en las distintas comisiones, estas ocupan por estas horas el 38 por ciento de las plazas. Son “cambios acordes a la aplicación de la Agenda 2020 y demuestran que la participación más fuerte de la mujer y una mayor diversidad en la representación continental son parte de nuestras prioridades”, declaró Bach, para quien la “la diversidad de los miembros garantiza debates más inclusivos e interesantes y refleja el compromiso del movimiento olímpico con la universalidad”.
    Toda una novedad para festejar en el movimiento olímpico, que incorporó por primera vez mujeres en cargos directivos del COI en 1982, cuando la venezolana Flor Isava-Fonseca y la finlandesa Pirjo Häggman se sumaron a su Comité Ejecutivo. Detrás llegó la remera estadounidense Anita DeFrantz, quien luchó para que la dejaran participar en los Juegos de Moscú de 1980, boicoteados por su país, y aunque no consiguió su cometido comenzó una larga labor dentro del COI que le valió el reconocimiento de sus pares y ser la primera mujer tras más de un siglo de historia olímpica moderna en ser elegida vicepresidenta del COI.

    martes, 25 de abril de 2017

    LA ESCENCIA DEL FASCISMO ES LA VIOLENCIA

    Capello: "La entrada a Messi es criminal, en el Bernabéu van a lesionarle"

    El extécnico del Real Madrid clamó contra la dureza de los futbolistas del Real Madrid

    Dijo que Ramos estaba bien expulsado en una entrevista en 'Fox Sports Italia'

    Fabio Capello, en una imagen de archivo 

    ES COMO IR A TU CASA Y PEDIR CONOCER A LA MUJER DE TU VECINO

    Julia Roberts fue la invitada de lujo del Real Madrid y pidió conocer a Lionel Messi

     
    Julia Roberts fue la invitada de lujo del Real Madrid y pidió conocer a Lionel Messi 
     
    OTRA HUMILLACION PARA EL IDOLO DEL PP

    domingo, 23 de abril de 2017


    Messi y el mayor espectáculo del mundo

    ¡Qué partido! ¡Qué pasión, qué galopadas, qué cantidad de remates! ¡Qué emoción hasta el final! ¡Y qué Messi, regresado al primer plano con todos los honores! Cuando el partido empezó en manos del Madrid, se instaló en el centro geométrico del terreno, se hizo cargo de las maniobras y levantó a su equipo. Una y otra vez fue a por Casemiro, al que pudo sacar del campo antes del descanso. Marcó dos golazos, con la boca partida, el segundo en la ‘zona Ramos’. Alcanzó los 500 goles, provocó la salida de Casemiro, la expulsión de Ramos y Marcelo se libró de lo mismo de milagro. Reinó en un partido de locura, en un homenaje al fútbol.
    Fue la estrella en una noche que reabre LaLiga y que nunca olvidaremos. Un partido tremendo, sin pizarras, sin cautelas, con todos dejándose la piel, llegando y rematando. Con dos porteros espléndidos que aún así tuvieron que repartirse cinco goles. Con alternativas que lo pudieron hacer caer hacia cualquier lado. Con run-rún en la retirada de Bale, cuya presencia breve y pálida quedó más en evidencia con la salida de Asensio. Con un arbitraje malo, que empezó con un penalti indultado de Umtiti a Cristiano y ya no se enmendó.
    Un partido así justifica todo lo que le ofrecemos al fútbol. Los dos equipos exhibieron sus mejores virtudes, se emplearon hasta el agotamiento. El Barça necesitaba ganar o ganar para seguir en LaLiga. Al Madrid se le olvidó que le valía el empate, y con el 2-2 siguió metido en el torbellino de ataques que fueron los noventa minutos. El último gol le sorprendió descolocado ante un descenso vertiginoso del Barça, iniciado por uno de sus laterales, culminado por el otro con el pase a Messi. Nadie quiso guardarse nada. Ganó el Barça, ganó LaLiga, ganó el fútbol. Y el Madrid perdió con grandeza.

    hoy deciden la liga española

    La bronca de Messi

    El argentino, que está a dos goles de los 500 en el Barça, no marca en el campo del Madrid desde 2014

    Real Madrid - BarcelonaAmpliar foto
    Messi, en el entrenamiento previo al clásico.  REUTERS
    Sigue el Real Madrid - Barcelona en directo
    Hay que ser atrevido para dar los buenos días a Messi. El 10 ha pillado incluso en los rondos previos al clásico. Los futbolistas se pasan la pelota en series de 20 toques y cuando los que permanecen en el medio son incapaces de interrumpir la jugada se para el ensayo y se les aplaude en señal de escarnio para después hacerles la mosca —un pasillo de jugadores que reparten coscorrones a los damnificados—; Messi, Piqué y Carbonell fueron los señalados en la sesión previa al viaje a Madrid.

    No está de buen humor el argentino, afectado todavía por el impacto de la Champions. A partir de Messi, el Barcelona aspiraba a recortar la diferencia con el Madrid en el palmarés del torneo. Y resulta que solo ha ganado uno en los últimos seis años —
    Berlín 2015 después de Londres 2011—, cuando el 10 ha pasado por su madurez, a punto de cumplir los 30 años, y sigue sin marcar en los cuartos de la Copa de Europa.Y no es una novedad en el caso del rosarino, ni del tridente, retratado en noviembre del año pasado, en la previa de la Champions, contra el Manchester City. Luis Suárez, Messi y Neymar tuvieron que soportar entonces las chanzas de sus compañeros del Barça. La delantera, y también Messi, salió malparada de la eliminatoria con la Juve, sobre todo porque no pudo meter un gol en dos partidos, y al 10 todavía le escuece no haber podido batir a Buffon.
    No se discute a Messi, tampoco después del empate del miércoles en el Camp Nou, sino que se debate sobre cuál debe ser su sitio en la cancha y se pregunta sobre si conviene o no dar continuidad al tridente con el que Josep Maria Bartomeu alcanzó la presidencia después de conseguir el triplete nada más llegar Luis Enrique al Camp Nou. Luis Suárez ya suma cuatro partidos sin marcar y se supone que Neymar no podrá jugar en el Bernabéu.
    El 10, mientras, ha disputado más minutos que nadie (3.682) y ha marcado tantos o más goles en que en temporadas anteriores: 45, a dos de los 500 con la camiseta del Barcelona. También tiene una hoja de servicios impecable en el clásico: 21 tantos en 31 partidos, 12 en Madrid, escenario en el que todavía se recuerdan sus dos dianas en abril de 2011, previas a la final europea de Wembley.
    Los números delatan la dependencia del tridente (91 de 143 goles) en un equipo que si por una parte es cuestionado en Europa
    Ocurre que también se ha quedado seco desde marzo de 2014, en tiempos del Tata Martino, cuando anotó un triplete, con dos goles de penalti: 3-4. Messi no se ha estrenado como goleador ante el Madrid con Luis Enrique. La temporada pasada, además, solo disputó 34 minutos en la goleada azulgrana en el Bernabéu: 0-4. El argentino salía de una lesión y propició que Sergi Roberto formara como falso extremo ante el equipo de Rafa Benítez.
    La ausencia de Neymar por sanción (15 goles) posibilitará que Luis Enrique pueda volver a jugar con una alineación que será rematada por Suárez (31 tantos). Los números delatan la dependencia del tridente (91 de 143 goles) en un equipo que si por una parte es cuestionado en Europa, ha sido fiable en la Liga, ganador de seis de las últimas ocho ediciones, y ha competido muy bien con el Madrid: cinco victorias, un empate y dos derrotas en las últimas ocho visitas al Bernabéu.
    Vencedores en campos como los del Atlético, Sevilla, Valencia y Athletic, y penalizado en sus salidas a Málaga, A Coruña y Villamarín, el Barça sabe que está ante su última oportunidad para disputar el liderato al Madrid. Nadie se olvida tampoco que la última vez que se vio cabreado en serio a Messi fue en abril de 2012, el último año de Guardiola en el Camp Nou, cuando en la misma semana el Barça fue eliminado de la Champions por el Chelsea y derrotado en la Liga por el Madrid. El 10 no quiere volver a pasar por las mismas cuando está a expensas del fallo del Tribunal Supremo por su delito fiscal y de renovar su contrato con el Barça.

    sábado, 22 de abril de 2017

    Alfredo Relaño

    Último derbi en el Vicente Calderon

    Ya está: Madrid-Atlético en semifinales, primero en el Bernabéu, en el 2 de mayo, Fiesta de la Comunidad; el de vuelta, el 10, en el Calderón. Será el último derbi en ese estadio. Un acontecimiento. Para unos y para otros será una medalla más haber resuelto ese partido ganando plaza en la final de Cardiff a costa del vecino. Los duendecillos del fútbol guardan estas sorpresas. La víspera hicimos encuesta en As y una mayoría de atléticos preferían esta semifinal al albur de una final que tan malos precedentes tiene para ellos. Entre los madridistas, sin embargo, se prefería otra final madrileña, y no sólo por los precedentes, me supongo.
    Unos y otros piensan que el Atlético tiene más posibilidades ante el Madrid a doble partido. Lo que sí hubiera deseado Simeone era el primer partido en su casa. No todo el mundo piensa eso, pero para el método Simeone es preferible: así no tiene que arriesgar en casa, incluso cuenta con que un 0-0 no es malo, porque se compensa con un 1-1 en la vuelta. Simeone es especialista en no regalar nada y penalizar el error del rival, que antes o después se produce. El Madrid por contra, hubiera preferido el segundo en casa. Le gusta correr con liebre en la vuelta, saber a qué atenerse, decidir, en definitiva, en su propio ambiente, con su gente.
    Esta semifinal tiene un precedente remoto, en el 59, que acabó con desempate en Zaragoza. Pero prefiero fijarme en los más recientes: por cuarta vez consecutiva se enfrentan Madrid y Atlético en la Champions. Las tres anteriores pasó el Madrid, las tres apuradísimamente. Nadie que no sea el Madrid ha eliminado al Atlético de la Champions en estos últimos cuatro años. Eso habla del nivel del fútbol en esta ciudad, que vive un tiempo privilegiado. Por lo demás, llegan muy bien. El Atlético pasó su bache, consecuencia de un tiempo de dudas que Simeone resolvió. Zidane ha administrado a Cristiano mejor que años anteriores, gran decisión.

    jueves, 20 de abril de 2017

    Copa Libertadores: hicieron un

     minuto de silencio y sonó la marcha

     fúnebre, pero el jugador estaba

     en la canchaResultado de imagen de ricardo oliveira futbolista

    Ocurrió en el partido que anoche jugaron Santa Fe y Santos
    Ricardo Oliveira estaba en la cancha

    miércoles, 19 de abril de 2017

    EL BARÇA Y MESSI PERDIERON EL RUMBO

    El fracaso de un proyecto

    Los azulgrana, incapaces de hallar el difícil
    Resultado Barcelona-Juventus: 
El fracaso de un proyecto

    Ningún ambiente de remontada durante la semana ni en la jornada en Barcelona. Si el equipo lo conseguía iba a ser contra el escepticismo y hasta el cabreo de una afición decepcionada por tan llamativas irregularidades. Ridículo mosaico en inglés con el lema «More than a club», con ese toque provinciano de quien tiene que declarar su grandeza porque no está seguro de poder mostrarla. Todavía en el capítulo de las payasadas, la de Dani Alves. La Juventus empezó jugando con diez porque el brasileño estaba haciendo el mono saludando uno por uno a sus excompañeros en el banquillo.
    La Juve empezó mandando, sin dejarse someter, con la lección aprendida de lo que le pasó al PSG. Precipitación de los azulgrana, incapaces de hallar el difícil equilibro entre la calma que te permite ser preciso y la intensidad que necesitas para intimidar. Francamente mejor la Juve y muy emocional el Barcelona, que perdía demasiados balones y no llegaba a generar nada. A partir del cuarto de hora, el Barça empezó a calmarse, a tocar más el balón, y Messi tuvo dos ocasiones notables. Pero continuábamos con más nervios que fútbol, con más ansia que esperanza. Bien Busquets en las recuperaciones. Neymar y Sergi Roberto remataron como si en lugar de a Buffon quisieran marcarle el gol a Dios en el cielo.
    El árbitro Björn Kuipers es el Mateu Lahoz de Holanda, que deja jugar y pita poco. Busquets se jugó la amarilla poniéndose chulo con él para protestarle una falta. Lo mejor que podía decir el Barça de la primera media hora del partido es que la Juve no había marcado, lo que efectivamente era positivo, pero es muy poco cuando tienes que marcar tres goles para como mínimo forzar la prórroga. El Barça, sin armonía ni continuidad, no había rematado ni una sola vez entre los tres palos hasta que lo hizo Messi en el 30, a la que respondió magníficamente este gran portero e ídolo de toda una generación que es Gianluigi Buffon. Los minutos iban cayendo sin que apareciera la magia, ni siquiera una chispa que permitiera soñar en algo.
    Decepcionante primera mitad, sin juego colectivo ni comparecencia de las individualidades. Poca luz local contra mucha fiabilidad visitante. A Neymar se le fue la cabeza para vengar una entrada de Pjanic sobre Messi y vio una amarilla que pudo ser roja. El talento del brasileño es tan indiscutible como su inmadurez. De camino a los vestuarios, inútilmente los jugadores y el público se quejaron del árbitro, que es el triste recurso de los incapaces. Cuando tienes que marcar tres goles y en 45 minutos sólo has tenido dos semioportunidades, tienes que protestar, pero contra ti. Y gritando y levantando los brazos.
    Al Barça se le alejaba la proeza y ya sólo le quedaba el milagro, que también parecía improbable. Piqué enloquecido se iba de excursión al ataque, con más ímpetu que cerebro, como suele ser habitual en este chico cuando no se limita a hacer lo que sabe, que es ser un excelente central. El Barcelona daba para lo que daba, y evidenciaba mucho más el fracaso de un proyecto que una derrota concreta.
    Un accidente como el que el de Turín puede tenerlo cualquiera, pero la falta de recursos del equipo, tanto técnicos como mentales, indican una precariedad que va mucho más allá de los tres goles que no llegaron y que afecta sobre todo al club, carente de cualquier inspiración comparable a la que Cruyff le procuraba a Laporta o Beguiristain a Guardiola. Nada, el Barça no tiene ahora mismo nada más que las piernas de sus jugadores, como si un restaurante tuviera los productos y no supiera cocinarlos. No hay textura ni metáfora, ninguna idea que dé sentido al conjunto ni ningún argumento sobre el que edificar un relato creíble.
    La directiva es una triste colección de nulidades, con sus mediocridades superpuestas en un insólito recital de la incapacidad. Ni entienden de fútbol, ni tienen ninguna sensibilidad para estar a la altura del club que dirigen, ni desde luego acreditan la inteligencia necesaria para tomar decisiones valientes y acertadas. Entre Rosell y Bartomeu han ido secando y marchitando el fútbol y las ideas que Pep, Johan y Laporta inspiraron y de las que hoy sólo queda un fantasma. La inercia les salvó al principio, pero el paso del tiempo les ha ido dejando con todas sus vergüenzas al descubierto. El colapso del equipo es sólo el síntoma de un colapso mucho más lacerante, que es el de un club que ni sabe lo que hace, ni sabe dónde va.
    Como en las peores épocas de Joan Gaspart, el Barça está abandonado. Nada que no merezcan los socios del club, que votaron lo que votaron.