lunes, 31 de diciembre de 2018

tarjeta roja a la federacion afgana

Varias jugadoras de la selección femenina de fútbol de Afganistán han denunciado haber sufrido abuso físico y sexual por parte del presidente de la Federación de Fútbol nacional, Keramuudin Karim, según han detallado al periódico the Guardian. Lo han hecho de forma anónima por miedo a las represalias que puedan ejercer contra ellas o sus familias.
Las denuncias abarcan desde casos de violencia y acoso sexual a amenazas y coacción contra ellas y miembros de sus familias. Una de ellas relató que Karim la encerró en una habitación, donde abusó sexualmente de ella, y le propinó un puñetazo en la cara. Luego le apuntó con un arma en la cabeza, con la amenaza de matarla a ella y a su familia si contaba lo ocurrido a los medios.
Otra jugadora alegó que Karim la amenazó, en mitad de un entrenamiento con el resto de sus compañeras, con cortarle la lengua. Este episodio ocurrió poco después de que alegara haber escapado de un intento del presidente de atacarla sexualmente. También aseguró que en otra ocasión intentó quitarle la ropa.
Una tercera víctima denunció que Karim intentó besarla en el cuello y los labios en una habitación, y que cuando consiguió marcharse de la escena, el directivo la echó de la selección y la tachó de lesbiana. Otra de sus colegas aseguró que Karim difundió el mismo rumor sobre ella.
Pasado un mes desde que the Guardian publicara las acusaciones contra Karim, el presidente y otros cuatro miembros de la Federación del país han sido suspendidos por el Fiscal General de Afganistán, que ha iniciado una investigación. La Fifa constató que están analizando las acusaciones y suspendió de su puesto a Karim durante 90 días, un período que podría "extenderse según avancen los procedimientos". The Guardian consultó a Karim sobre esta medida, a lo que el directivo no realizó ningún comentario.

El relato completo

"Fui a pedirle ayuda. Él intentó aproximarse a mi y me dijo: quiero estar más cerca de ti, quiero ver tu cuerpo", afirma una de las futbolistas que le dijo Karim cuando acudió un día a su despacho para presentarle las facturas de transporte. "Yo intenté ignorarle. Fui muy amable con él. Le dije: 'Necesito dinero para el transporte, no tengo dinero. ¿Me puede ayudar? Si no puede ayudarme, por favor déjeme ir'. Él dijo que me iba a ayudar y que esperara un momento. Yo le dije que quería irme a casa. Me dijo: 'No te preocupes, te daré el dinero".
"El presidente me dijo que le siguiera a otra habitación. Así que fui con él, de verdad pensaba que me iba a ayudar. Le seguí a la habitación de al lado. Él siguió hacia otra habitación y desde allí a otra contigua, muy oscura. Dentro de ese cuarto había una puerta, pero no se veía bien. Parecía una pared, era difícil distinguirla bien. Estaba abierta. Dentro era como una habitación de hotel, con cama y todo. También había un lavabo. Me dijo que entrara. Yo entré, él entró detrás de mí y cerró la puerta con llave".
"Me dijo que me sentara en la cama. Yo tenía miedo, estaba temblando. Me dijo: 'Ahora quiero ver qué hay debajo de tu ropa'. Yo le decía: 'Déjeme en paz, quiero irme a casa'. Me puse de pie y le dije que quería irme y él me respondió: 'Grita todo lo que quieras, nadie te oirá. No pueden oírte'.
"Luego comenzó a empujarme hacia la cama. Volví a ponerme de pie. Le dije: 'Déjeme en paz. Yo solo vine a pedirle ayuda, pero ya no quiero que me dé nada. Por favor, déjeme ir'.
"Él me decía que ese día iba a averiguar si yo era o no lesbiana, porque yo pasaba mucho tiempo con otras chicas y parecía un poco un chico".
"Me puse de pie e intenté luchar contra él, pero me dio un puñetazo en la cara y caí sobre la cama. Intenté volver a ponerme de pie y correr hacia la puerta, pero como se abría solo con sus huellas digitales, no me era posible abrirla. Así que no podía salir. Él me dio puñetazos en la cara y en la boca. Me sangraban la nariz y los labios. Comenzó a golpearme, caí sobre la cama y todo se oscureció".
Cuando recuperé la consciencia, estaba desnuda y había sangre por todas partes. Yo temblaba. No sabía qué me había sucedido. La cama estaba cubierta de sangre, me sangraba la boca, la nariz y la vagina. Fui al lavabo. Me lavé la cara y me puse mi ropa. Volví y dije: 'Saldré así y le diré a los la prensa lo que me has hecho'. Él cogió un arma, su pistola, me apuntó a la cabeza y me dijo: '¿Ves lo que te he hecho? Puedo pegarte un tiro en la cabeza y tu cerebro quedará desparramado por todos lados. Y puedo hacerle lo mismo a tu familia. Si quieres que tu familia viva, no dirás nada'.
"Luego me tiró el dinero a la cara, me dijo que lo cogiera y que me fuese. Que no quería verme la cara. Abrió la puerta y me fui".
Incapaz de contarle a su familia lo que le había sucedido, la joven se inventó una lesión. "Me sentía mal. Supe por mis amigas del equipo que el presidente estaba haciendo correr el rumor de que yo era lesbiana y que me había encontrado con otra chica y por eso me había echado de la selección. Fue muy deprimente y peligroso para mí".
La decisión de la jugadora de hablar públicamente de los hechos acarrea un gran riesgo. "Sé que mi familia está en peligro y sé que lo seguirán estando cuando se sepan más cosas. Pero quiero alzar la voz por el futuro de otras chicas. Quiero que las chicas puedan jugar en un ambiente seguro". Según ella, el comportamiento de Karim es bien conocido dentro y fuera de la plantilla. "Su comportamiento se volvió algo aceptado dentro del fútbol femenino". 
Karim las conducía a una habitación, donde las amenazaba con encerrarlas y abusaba sexualmente de ellas.
Karim las conducía a una habitación, donde las amenazaba con encerrarlas y abusaba sexualmente de ellas. FACEBOOK KERAMUUDIN KARIM

Miedo a él y a su poder

¿Por qué no fue denunciado ante las autoridades? "Tiene muchísimo poder dentro del sistema y en el Gobierno", dijo la afectada sobre Karim, quien ocupó el cargo de gobernador de la provincia de Panjshir y de jefe de gabinete del Ministerio de Defensa antes de asumir la presidencia de la Federación de Fútbol en 2004. "Nadie puede hacerle frente porque tiene mucho poder. Las chicas no pueden hablar porque le tienen miedo; podrían acabar muertas".
Una segunda jugadora relató que un miembro de la Federación le pidió que fuera a la oficina de Karim. "Yo no sabía nada sobre él", dijo. Afirma que Karim se sentó junto a ella en el sofá: "comenzó a hablarme y a coquetear conmigo. Me empezó a tocar e intentó besarme. Yo me puse a llorar, tenía miedo y entré en pánico. Intenté alejarle de mí".
Dice que comenzó a gritar, a golpearle y que así logró zafarse. Estuvo escondida durante un mes: "me sentía muy débil y no podía contar lo que me había pasado. Mientras tanto, recibía llamadas de la Federación, especialmente del presidente, que me presionaban para que volviera porque si no iba a destruir su imagen".
Ella volvió, pero su calvario ni mucho menos había llegado a su fin. "En pleno entrenamiento, Karim se acercaba y me decía delante de todo el mundo que yo no era amable, que hablaba mucho, y me amenazaba directamente diciéndome que si hablaba me cortaría la lengua. No paraba de acosarme y hostigarme".
Esta jugadora relata que un día llegó temprano al entrenamiento en la Federación. "Estaba sentada en un banco, esperando al resto del equipo. Él me vio por las cámaras de seguridad y comenzó a llamarme por teléfono. Yo le ignoré, así que terminó por salir y me dijo que le acompañase. Tuve que seguirle, no me quedaba otra opción. Tuve que cruzar cuatro puertas. Él iba adelante y por teléfono me daba instrucciones de dónde ir".
"Tras cruzar las cuatro puertas, me encontré en una habitación. Era como un hotel cinco estrellas, con un espejo, muebles modernos, una cama, cosas de mujer, perfumes y cosas en los cajones. Cuando llegué allí, comencé a recordar historias que había oído. Me dio miedo y me puse a llorar. Pensé que ahí se terminaba mi vida".
"El presidente estaba desnudo, tumbado en la cama esperándome. Cuando yo me puse a llorar, él se puso de pie y corrió hacia mí. Me sujetó e intentó quitarme el pañuelo y el vestido. Me atacó y comenzó a romper mi vestido. Yo lloraba, gritaba, luchaba. Tuve mucha suerte. Su teléfono sonó. Yo comencé a gritar. Él me empujó e intentó silenciarme pero yo no paré de gritar. No tuvo más opción que abrirme la puerta. Cuando la abrió, salí corriendo".
La tercera víctima afirmó que fue a la oficina de Karim a que le "firmara unos papeles" cuando comenzó su propio infierno. "Yo intentaba quitármelo de encima, pero él quería besarme el cuello y la boca. Yo le decía que se comportara, que tenía la edad de mi abuelo y que cómo podía hacer esto. Él me dijo que no sabía por qué yo me estaba comportando tan rara con él, si fuera me mostraba más amigable".
"Yo le dije que pensaba que él era un amigo, que le veía muy sociable. Me dijo que es que 'al final, nuestra amistad supone tener relaciones sexuales'. Yo le dije: 'Odio siquiera escuchar esas palabras. Déjeme ir'. Lo empujé y me fui corriendo.
"Lo primero que hizo fue eliminarme de un viaje de entrenamiento al extranjero que iba a realizar con la selección. Me insultaba delante de todos y me acusaba de ser lesbiana. Finalmente, me echó". La jugadora alega que fue testigo del abuso verbal contra la segunda supuesta víctima. "Ella lloraba. Todos lo vieron. Él la insultaba".
Las investigaciones y el apoyo público de varios funcionarios del gobierno, incluido el presidente afgano Ashraf Ghani, son esperanzadoras, pero las tres jugadoras dicen que no tienen mucha confianza. "No puedo confiar en el gobierno", dijo una de ellas. Otra lamentó que "Karim es un hombre con mucho poder; tiene mucha influencia y mucho dinero. Puede comprar a la gente". Le reclama a la Fifa y a los gobiernos extranjeros presentes en Afganistán que tomen medidas.

domingo, 30 de diciembre de 2018

EL SUCESOR DE KLOPP ES ARGENTINO,DE FAMILIA ALEMANA

Heinze, o cómo es el entrenador del futuro

En 2018 llevó a Vélez de estar cerca de la zona de descenso a meterse en la clasificación a las copas internacionales, con un estilo reconocible y ofensivo. Le dijo que no a Boca y su equipo ya comenzó la pretemporada, el primero de todos en la Superliga.
Heinze, con su hijo, durante un entrenamiento en la Villa Olímpica.
Por Roberto Parrottino - @rparrottino
Un dirigente de Argentinos Juniors corre en ojotas alrededor de una de las canchas de la Sociedad Alemana de Gimnasia, en Los Polvorines. El entrenador quiere que se ponga en la piel de los jugadores. Que esté concentrado en el trabajo. Lo cazó con las manos en los bolsillos, una postura que penaliza en los entrenamientos. Es sólo una foto instantánea de una práctica de Gabriel Heinze en 2016. No es por eso que se haya convertido en uno de los entrenadores del año en la Argentina. Vélez empezó 2018 con Heinze como técnico cerca de la zona de descenso. Lo terminó adentro de la clasificación a las copas internacionales, con un estilo reconocible, lúcido, protagonista y ofensivo. Heinze es uno de los siete entrenadores de los 26 clubes de la Superliga que terminará 2018 en el mismo equipo: le dijo que no a Boca. Lo que logra, y lo diferencia, es comprometer a un plantel y, a la larga, enamorar a los hinchas. “Gringo, quedate a vivir. Paternal es tu casa”, se leyó en una bandera en el estadio Diego Maradona. En el José Amalfitani, antes de que terminara el año, cantaron que de la mano del Gringo Heinze todos la vuelta van a dar.
“A todos los que tuvimos a Gabriel, nos marcó. Es un antes y un después -dice Federico Lanzillota, actual arquero de Argentinos-. Era ir todos los días a aprender algo nuevo. No te puedo decir algo puntual. Sería meterme en su trabajo y es bastante reservado. Pero recuerdo una anécdota: en su primer entrenamiento, me vio con los guantes y me preguntó para qué los tenía. 'Soy arquero', le dije, ingenuo. Me dijo: 'Sí, ya lo sé, pero dejalos ahí porque conmigo no los vas a usar'. Me reí, pero con el tiempo fue verdad. Jugué mucho con los pies, participé mucho como líbero en la defensa y en la salida del equipo desde el arco”. Hay jugadores de Godoy Cruz, Argentinos y Vélez, los equipos que dirigió, que admiten que aprendieron a jugar con Heinze, que comprendieron el sentido del juego, que los oxigenaba que diseñara una serie de entrenamientos distinta por semana. Heinze dispone, de local y visitante, que el equipo entrene después de los partidos. Como otros entrenadores, analiza al próximo rival en el micro o el avión, apenas termina un partido. “Heinze trabaja de forma similar a como lo hacía Bielsa”, dice Fabián Cubero, campeón del Clausura 1998 con Marcelo Bielsa en Vélez, aún en el plantel a los 40 años, la misma edad que tiene Heinze. “Desde esa época -precisa Cubero- no hubo un técnico que trabaje como Bielsa. Tienen muchos puntos en común, tanto adentro como afuera de la cancha”.
Los equipos de Heinze, en general, pasan de un 4-3-3 a un 3-4-3. Prioriza defender con un jugador más de los que ataque el rival. Y en la salida desde abajo no sólo es importante el arquero. Pretende un “líbero por delante y por detrás”, como explicó en las conferencias de prensa, única vía de comunicación con los periodistas. En Vélez cumple esa función Gastón Giménez, que terminó el año convocado por Lionel Scaloni a la Selección. En Argentinos jugaba Esteban Rolón, que luego partió a Europa. Vélez es el equipo con más posesión en el torneo: tiene un promedio de 59,5%, por encima de River (57,3%), según datos de Superliga Innova. Heinze, de igual modo, no es de los entrenadores que aman tener la pelota porque sí. Más bien, entiende que necesita luchar y presionar para tenerla y atacar con movimientos automatizados cerca del área, como desmarques y asociaciones. “Yo -dijo una vez el alemán Jürgen Klopp, DT de Liverpool- celebro cuando presionamos y la pelota se va afuera”. Heinze parece transitar esa línea. “Es laburador a pleno, meticuloso, detallista -marca una persona que convive con él en la Villa Olímpica-. Y tiene un rasgo paternal con sus jugadores. Suele abrazar a todos, uno a uno, después de cada partido. Pero también es firme si no le gusta algo, sobre todo con los más chicos. Y es cordial con el laburador del día a día de la Villa”. Inaugurada en 2000, la construcción de la Villa Olímpica en la que trabaja ahora Heinze fue supervisada por Bielsa. Vélez fue el primer equipo de la Superliga en iniciar la pretemporada, este viernes, en la Villa Olímpica. “No llamen vacaciones al receso”, les había dicho Heinze a los futbolistas.
Durante los últimos cuatro años como futbolista, en Newell's, Heinze era un habitué en los partidos de las inferiores en el predio de Bella Vista. Lo repite en Vélez. En una pretemporada con Newell's, donde fue campeón con Gerardo Martino como DT del Torneo Final 2013, llegó a explicarles a los defensores centrales de las inferiores cómo marcar: lesionado, miraba desde afuera, alguien se acercó a pedirle un autógrafo y transformó el papel en una libreta de apuntes. En diciembre de 2014, seis meses después de retirarse, el técnico español Juan Manuel Lillo, uno de los formadores de Pep Guardiola, visitó Rosario para dar una conferencia, invitado por el Grupo Ekipo y el Instituto Universitario del Gran Rosario. Heinze había conocido a Lillo en Valladolid, su primer club en Europa, en 1997, antes de las carteleras principales de la Selección, Manchester United y Real Madrid. La siguieron con largas charlas después de la conferencia. Por su actitud y convicción, Lillo dijo antes de dejar Rosario: “Es el entrenador del futuro en Argentina”. Heinze ya llegó. Mira en perspectiva.

sábado, 29 de diciembre de 2018

Allá tú, Lucas Hernández

ÓRSAY

OPINIÓN
Lucas Hernández posa con la Supercopa de Europa, con Oblak detrás. Maxim ShemetovREUTERS
Lucas Hernández es un central extraordinario y un buen lateral izquierdo. Pasará a la historia como el primer defensa del Atleti que se proclamó campeón del mundo. Nadie en el club quiere que se vaya porque los buenos zurdos se cotizan como la trufa negra y él lo es. Su compromiso en el campo está fuera de toda duda y -a diferencia de su hermano Theo- rechazó irse al Real Madrid. Es joven, polivalente y de la casa. Si se queda, celebraremos su decisión. Si decide irse, celebraremos 80 millones.
Y ya.
Hasta aquí el reconocimiento y hasta aquí el posible duelo. Porque tenemos una Champions que ganar y nos pilla mal andar de cháchara en el ascensor.
Del Atlético de Simeone se fueron un tal Falcao y un tal Miranda. Un tal Arda Turan y un tal Alderweireld. Un tal Carrasco y un tal Gaitán. Se fueron todos los citados, repetimos, y ocurrieron dos cosas: 1. Ellos jamás volvieron a ser los mismos. 2. El Club Atlético de Madrid, sí.
(...)
Hace mucho tiempo, lo normal era que a los futbolistas se les pudiese jurar amor eterno. Un niño podía forrar una carpeta con su ídolo o comprarse una camiseta del mismo, porque sabía que le iba a durar. Los jugadores no tenían representantes que exigieran mordidas ni traficaran con sus chicos como si fueran diamantes. Lo veías en la evolución de los álbumes de la Liga: el central con granos adolescentes se hacía un hombre con bigote canoso sin cambiar de escudo.
Hoy hay niños de ocho años con agente. Un chaval al que le parece bien ganar tres en junio quiere ganar ocho en enero. Todo va tan rápido que marea.
Sería poco inteligente Robin si creyese que va a ser el mismo sin Batman. Si se consuma la salida, si se va el francés, si nos deja el 21, el Bayern no fichará a Lucas Hernández. Qué va. Para fichar a Lucas Hernández tendría que llevarse también al portero que le da tanta seguridad, al central que corrige sus fallos y al medio centro que le hace las ayudas. Tendrían que fichar a su preparador físico, a la afición que le perdonó aquello y, por supuesto, tendrían que fichar al tipo que le hace mejor: su entrenador.
Hablen si no con Falcao, con Miranda, con Arda Turan... Fichar al extraordinario Lucas Hernández sin el carburante Simeone equivale a tratar de hacer una fabada sin el compango.
Que muerdan. Que arranquen un cacho. Que prueben de qué está hecho esto. Pase lo que pase, nadie nos va a quitar el hambre.

viernes, 28 de diciembre de 2018

CON ESCASA PARTICIPACIÓN Y POR 58 VOTOS

El PNV 'pierde' las elecciones a la Presidencia del Athletic de Bilbao

El nuevo presidente del Athletic de Bilbao, Aitor Elizegi, en el centro de la imagen.
El nuevo presidente del Athletic de Bilbao, Aitor Elizegi, en el centro de la imagen. EFE

jueves, 27 de diciembre de 2018

NO SOLO LOS ARGENTINOS SON MALAS BESTIAS

Un muerto, cuatro apuñalados e insultos racistas en el Boxing Day italiano

El Inter ha sido sancionado con dos partidos a puerta cerrada y un tercero con la grada de los aficionados más radicales sin público tras los incidentes contra el Nápoles

Koulibaly abandona el campo tras ser expulsado ante la mirada de Ancelotti.
Koulibaly abandona el campo tras ser expulsado ante la mirada de Ancelotti.  AFP
Los alrededores del estadio milanés de Giuseppe Meazza se convirtieron en una batalla campal entre ultras antes del partido Inter-Nápoles, que dejó un balance de un aficionado de 35 años fallecido después de un atropello y cuatro hinchas napolitanos apuñalados. Dentro del campo, con el balón ya rodando, la situación no mejoró y la encarnizada rivalidad entre el norte y el sur se transformó en una retahíla de insultos racistas al defensa del Nápoles, Kalidou Koulibaly, de origen senegalés y nacido en Francia, procedentes de las gradas del equipo rival.
El Nápoles pidió, sin éxito, a la fiscalía federal que suspendiera el encuentro por los cánticos racistas. Y el episodio terminó también en desencuentro entre la federación y los árbitros. El procurador de la Federación Italiana de Fútbol, Giuseppe Pecoraro, declaró el jueves que debería haberse suspendido el partido por los gritos racistas y explicó en declaraciones a la agencia italiana Ansa que sus hombres “señalaron a los funcionarios del orden público que los napolitanos pedían la suspensión”. El representante de los árbitros italianos, Marcello Nicchi respondió tajante: “No tenemos nada que decir, ya hay demasiada gente diciendo disparates” y zanjó aludiendo a Pecoraro: “Que él haga su trabajo, el árbitro y los oficiales de orden público hacen lo que tienen que hacer”.La provocación consiguió sacar de quicio al futbolista, que terminó expulsado por doble amarilla en el minuto 81. El jugador contestó con contundencia los ataques después del encuentro, que terminó 1-0, y afirmó que se siente “orgulloso del color de su piel”. Y continuó en su perfil de Twitter: “Estoy orgulloso de ser francés, senegalés y napolitano: hombre”. También lamentó la derrota “y sobre todo el haber dejado a mis hermanos”. El Inter ha sido sancionado con dos partidos a puerta cerrada y un tercero con la grada de los aficionados más radicales sin público. 
El presidente de la Federación Italiana de Fútbol, Gabriele Gravina también ha intervenido al respecto, a través de un comunicado en el que señaló que en el próximo consejo federal propondrá que se modifiquen las normas que regulan la suspensión de los partidos para que puedan aplicarse más fácilmente. Gravina también condenó lo ocurrido y dijo que ni la violencia ni los insultos son “tolerables”. Y especificó: “El fútbol es patrimonio de los verdaderos aficionados y como tal debe ser defendido de todos aquellos que lo utilizan para crear tensiones”.
El entrenador del Nápoles, Carlo Ancelotti no permaneció ajeno a lo ocurrido y se mostró muy crítico con la decisión de no detener el partido. "Lamento lo que ha pasado porque hasta en tres ocasiones pedimos a la Fiscalía Federal que se suspendiese el partido por los gritos racistas a Koulibaly. El chico estaba nervioso, es un jugador educado que ha sido 'bombardeado' por el estadio", recalcó en rueda de prensa tras el encuentro. Además advirtió de que, si vuelve a suceder algo semejante, será el propio equipo napolitano quien deje de jugar.
El jefe de la policía de Milán, Marcello Cardona, que compareció ante los medios para informar sobre la investigación de los incidentes, anunció que pedirá que se prohíba a los aficionados del Inter asistir a los partidos fuera de casa hasta el final de la temporada y el cierre del fondo del estadio en el que se colocan los ultras, hasta el 31 de marzo, durante 5 jornadas de la liga y una de la Copa Italia.
Cardona aclaró cómo se desarrollaron los incidentes previos al encuentro y señaló que antes del inicio del partido, una furgoneta en la que viajaban seguidores del Nápoles fue agredida por cerca de un centenar de ultras del Inter con bastones. Los ocupantes bajaron del vehículo y ahí comenzó una pelea en la que resultaron heridos leves por arma blanca cuatro napolitanos.
Además, aficionados del Varese y del Niza habían viajado hasta allí para participar en los enfrentamientos. De hecho, la víctima, Daniele Belardinelli, procedía de Varese, al norte de Italia y tenía antecedentes por incidentes en estadios de fútbol. Se desconoce si era aficionado del Inter. Cardona explicó que aún no se puede responsabilizar de la muerte del hincha a los aficionados del Inter o del Nápoles, ya que se desconoce quién conducía el todoterreno que lo atropelló. Por el momento, han sido arrestados dos ultras del Inter, y la policía busca a una tercera persona por haber participado en los choques.

Un escándalo que ha sacudido Italia

El episodio ha copado las portadas de los medios digitales y el arranque de los informativos en Italia este jueves y el eco del suceso ha llegado hasta la política. El alcalde de Milán, Giuseppe Sala, afirmó también que sentía "vergüenza" por los cánticos racistas lanzados al futbolista durante el partido del miércoles, y pidió "perdón" en nombre de la ciudad al defensor del club napolitano.
El ministro de Interior italiano, Matteo Salvini, ha anunciado que convocará a los dirigentes de los clubes de fútbol de la serie A y B y a los responsables de los grupos de ultras a comienzos del próximo año para tomar medidas: "En 2018 no se puede morir por ir a un partido de fútbol. Los estadios tienen que ser un lugar de diversión y no de violencia".
Cristiano Ronaldo, jugador del Juventus, también se sumó a las condenas: “En el mundo y en el fútbol necesitamos educación y respeto. No al racismo y a cualquier ofensa y discriminación” , escribió en italiano en sus redes sociales

miércoles, 26 de diciembre de 2018

SOY FANA DE RIVER ¿Y QUE PASA?


Fútbol, por Ricardo Gotta

(Foto: AFP)
 Ni un país en llamas pudo con el fútbol. Dos meses de un vértigo asfixiante, insoportable para los hinchas de uno y otro. Clasificación, expectativa, aguacero, estrategias, fútbol, violencia, inoperancia estatal, suspensiones, peleas, viajes, extradiciones, el juego en otro continente, otra vez (al fin) la pelota, golazos, la vuelta olímpica, festejos. Uf, el fútbol en su esencia y su cotidianeidad, pero elevado a la enésima potencia.
Dos meses irrepetibles. Para bien y para mal. Luego, esa caída insólita de River ante el Al Ain, el choque con el Kashima japonés, y la fiesta, al fin, en su propia casa con sus hinchas. Frutilla de un postre que demoró una vida.
Qué hubiera hecho por estos días, aquel gurrumín al que unos tíos solterones, por los '60 llevaban un fin de semana al Monumental y otro a La Bombonera. Ese pibe, que en su inocencia, aseguraba ser de River y también de Boca. Que eligió cuando un amigo riverplatense lo chicaneó, tras una derrota xeneize, un domingo, ante Banfield, 2-1. "¿Cómo podés ser hincha de esos perdedores?": la frase detonó la elección. Ese pibe que, de adolescente, bancó con dolor y lealtad, los 17 años y pico del "deshonor" de no ser campeón, invirtiendo la lógica y optando por no integrar el exclusivo lote de los ganadores.
Ese muchacho que al convertire en padre, se embarcó en una férrea batalla –sólo los muy futboleros lo comprenden en su plenitud– para que su hijo, con el que amenguó la convivencia al separarse de su madre, recibiera el legado del amor por esa banda roja que le cruza el pecho. Luchó a brazo partido contra las influencias de otro abuelo "bostero" y de primos "cuervos". Sí, que la libertad es uno de los valores elementales que le trasmitió y lo enorgullece especialmente el modo en que su hijo ejerce el albedrío en su propia vida. Pero, vamos, que esto es fútbol y todos los razonamientos ingresan en entredicho...
Ese hombre, con profunda nostalgia, atesora en rincón el pequeño escudo de tela, raído, de Estudiantes que su padre conservó por tanto tiempo bajo el vidrio de su escritorio. No transitó la misma ruta Pincharrata de pasiones futboleras pero sí tomó de su padre la profesión de periodista, para atravesarla durante toda su vida. Incluso, en las regiones más contradictorias: guarda para sí sus mejores labores, entre ellas, la del día en que su equipo se fue a la B (otro lance que entiende como un escarnio singular, insuperable): pese a su infinita congoja realizó el mejor suplemento para el diario en el que trabajaba.
La vida, luego, lo enalteció con un nieto. Claro que le trasciende que sea de River, aunque comprende con certeza que también en fútbol las historias suelen ser circulares y que ese pibe tiene otro abuelo "cuervo" con similares pasiones, atribuciones y "derechos". Pero jamás abandonará su alma y su memoria, ese abrazo tras el domingo perpetuo en que su equipo ganó, por fin, el tortuoso asunto de la Copa, con su definición insólitamente exportada a un estadio estupendo pero de estirpe monárquica, cuando se trata del trofeo que homenajea a quienes liberaron América del yugo español. Abrazo único, irrepetible, con el triunfo ante Boca consumado. Abrazo silencioso que gritó un vendaval de pasión compartida.
Por todas esas cuestiones, por lo atrapante del juego, también por el festejo y su contracara, la desazón, y aun cuando en su detrimento, posea inmensos agujeros negros, intereses puercos, manos nefastas y hasta muertes que ocupan un segmento que sobrepasa al propio deporte, el fútbol es extraordinario.
Lo es por esos dos meses, por esos dos partidos. Por tanta pica entre hinchas de ambos, pero nunca por la violencia o el mal gusto. Por los que dejaron fortunas para ir hasta el Bernabéu. Por los locos que impulsan la idea de instaurar cada 9 de diciembre como el Día de la Corrida del Pity, una remake de aquella Palomita de Poy de los fanas de Rosario. Por esos 210 minutos anteriores de juego. Por esos dos hinchas de Boca que discutían si cabía mofarse de River, tras su papelón en tierras árabes, o si la caída en Madrid les cierra esa chance por un tiempo presumiblemente prolongado.
Por los que aguardaron horas en un tenso silencio el día de la trunca revancha en el Monumental, mientras ahí cerca un imbécil tiraba un botellazo criminal en una zona con pinta de haber sido liberada. Por los que abarrotaron La Bombonera, un día laborable, para entusiasmar a sus jugadores en una práctica. Por los miles que esta tarde harán vibrar el Monumental en una fiesta que promete superar lo esperado. También por quienes no pertenecen a la feligresía de los finalistas, que gozaron la historia, alejados de la pulsión "calamitosa" de perder o ganar en tal instancia suprema.
Y aunque tantas veces defenestrado por la intelectualidad, tal vez sea oportuno que ellos mismos, los intelectuales, expliquen el fútbol y su pasión. Por, caso Anthony Burgess, inglés al fin, dividía la semana en "cinco días para trabajar, el sexto para el fútbol y uno para Dios…". George Orwell, en cambio, argumentó en su desmedro que el fútbol "es como la guerra pero sin los tiros". Nick Hornby desequilibra: "Me enamoré del fútbol, igual que de las mujeres, de repente, inexplicablemente, sin crítica, sin pensar en el dolor". Albert Camus confesó: "Todo cuanto sé con certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol". Juan Villoro aclaró: "Lo más atractivo del fútbol se encuentra en su renovada capacidad de hacerse incomprensible".
Y una pintura final del uruguayo Eduardo Galeano que tenía 9 años durante el Maracanazo, dilema emblemático entre una fiesta majestuosa y su contracara dolorosa. En su biblia de la pasión futbolera, Cerrado por Fútbol, escribió: "Voy desde que era bebé. Mi padre me llevaba envuelto en frazadas. Ya era hincha de Nacional. Lo que cambió es que dejé de ser hincha fanático, aunque en realidad nunca lo fui: siempre sentía una bochornosa tendencia a aplaudir al enemigo, cuando algún jugador de Peñarol hacía jugadas magistrales como ocurría con Schiaffino, con Abbadie…".«

martes, 25 de diciembre de 2018

2018 ha sido el año de las mujeres, del feminismo y la sororidad. También en el fútbol. En España, la selección ha logrado su primer Mundial sub-17 y ha sido finalista del mismo torneo en la categoría sub-20. Las futbolistas están inmersas en la negociación del primer convenio colectivo y la Liga no para de crecer. Fuera, la noruega Ada Hegerberg se ha convertido en la primera ganadora del prestigioso Balón de Oro, y Francia se engalana para recibir en junio de 2019 el Mundial absoluto más disputado que se recuerda.
Según datos del Consejo Superior de Deportes (CSD), las licencias de mujeres que practican fútbol federado en España pasaron de 36.282 en 2011 a 60.329 en 2017, un crecimiento del 60% en apenas seis años y a la espera de ver el efecto del gran año del fútbol español en las cifras. Cada paso de las futbolistas ha sido trascendental en un ámbito donde casi todo se hace por primera vez en femenino. En el horizonte se percibe una proyección imparable, pero existe el riesgo de crecer bajo el tutelaje de clubes tradicionalmente masculinos, de un fútbol inerte más preocupado de vender igualdad que de creer en ella.
La delantera Vero Boquete, —una de las mejores jugadoras españolas de la historia ganadora de la Champions League y con una exitosa carrera en clubes como Portland, Frankfurt, Bayern o PSG—, daba nombre femenino por primera vez a un estadio en Santiago de Compostela. Pero mientras, la Real Sociedad era sancionada por tener a 15 jugadoras con contratos a tiempo parcial. El mismo año que la jugadora del Ajax de Ámsterdam Chantal de Ridder era renovada automáticamente tras quedarse embarazada, el Huesca menospreciaba a la campeona del mundo sub 17 Salma Paralluelo públicamente en un fallido homenaje. Futbolistas, entrenadores y dirigentes de la élite masculina han reiterado el mensaje de que éste es un deporte de hombres, concretamente “de cojones”, como diría el entrenador del Real Madrid. "Yo de dinero no hablo, y menos con una mujer", contestó el presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo, a una periodista.
Mientras ellos excluyen públicamente a las mujeres de este negocio, ellas siguen trabajando en la igualdad. "Las futbolistas han tomado conciencia este año, con la negociación del convenio colectivo y con las respuestas ante actitudes machistas. No es que se produzcan más hechos, sino que ya no nos callamos", explica Fe Robles, presidenta del Comité de Fútbol Femenino de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE). "Nosotras sabemos que esto no se puede cambiar de un día para otro. El fútbol es de todos y todas, pero el cambio tiene que partir desde la educación, de tener una visión más amplia y no solo una androcentrista".
Según el último estudio de FIFPro publicado en 2017, realizado a través de encuestas anónimas a futbolistas de todo el mundo, un 90% de las mujeres cree que dejará el fútbol pronto para iniciar una familia o por motivos económicos. Con un salario medio de 600 dólares anuales, ellas no se plantean la profesionalidad como una opción. Se trata de un "problema estructural", según recalca el sindicato internacional, que se ve además contaminado por las actitudes sexistas por parte de los aficionados, origen del 70% de las agresiones que reciben por el mero hecho de ser mujeres.
Con el Balón de Oro que le acredita como mejor jugadora del mundo, la noruega Ada Hegerberg no quiso olvidarse de esta realidad en su discurso. Mientras su imagen daba la vuelta al mundo por negarse a bailar twerking, ella dirigió el foco hacia la base, a las niñas y jóvenes que quieren cumplir su mismo sueño: "Por favor, no dejéis de creer". Era plenamente consciente del machismo imperante a su alrededor, donde ella era la excepción.
Se trata del mismo espíritu que Sita Méndez lleva promoviendo en las últimas dos décadas. Esta asturiana de 52 años, presidenta del Femiastur, lidera la causa para que el fútbol base sea ejemplo de la igualdad a través de equipos completamente mixtos, 50-50, hasta los 12 años. "Hay que hacer una apuesta de futuro", dice. "Las mentalidades adultas son difíciles de cambiar, tenemos que ir a la base. Hay estudios que muestran que no hay diferencias de actitudes ni aptitudes hasta el desarrollo, y educar a todos los niños y niñas juntos es lo que provocaría un cambio sustancial y generacional".
Pero más allá de la legislación y la educación, el ejemplo de los líderes en la élite es clave. A lo largo de este año, diferentes futbolistas y dirigentes han lanzado mensajes opuestos a esta lucha, excluyendo a las mujeres de un entorno en el que ya les cuesta entrar. El portero Antonio Adán llamó “putas” a las sevillistas —incluida su novia—; el presidente de la Federación dijo que varias internacionales iban “en paños menores”, aludiendo a un pantalón corto; Vitolo, Simeone, Emre Can e Íñigo Martínez hablaron de partidos “de hombres”; Solari inició su andadura madridista apelando a los “cojones” para ganar partidos. Todos ellos protagonistas de una larga lista de actitudes cuestionables que dejan en evidencia al entorno de este deporte.
"En la igualdad hay que creer. Y dentro del fútbol ni creen en ella ni tienen la más mínima intención de formarse", explica Sita. "Aquí es cuando se producen estos patinazos en público, cuando les salen las cosas de dentro. De cara al escaparate se vende mucho la igualdad pero es mentira. Lo que ocurre es que hay un nuevo mercado en el que están interesados: se cree en el fútbol femenino pero no como un sinónimo de igualdad, sino como negocio. No hay más que ver el tutelaje que se está produciendo desde los clubes tradicionalmente masculinos".
En la misma línea se expresa Fe Robles, quien considera que la respuesta a la cuarta ola del feminismo, también en el fútbol, va a ser dura. "Hay cuatro tarugos que no quieren ceder su espacio porque tienen privilegios que no quieren perder", lamenta. "Cualquier acto por nuestra parte va a tener como respuesta mucha más dureza, y eso lo estamos empezando a ver con más insultos en los campos. Se están revolviendo ante la evidencia de nuestro trabajo por la igualdad".

Un club de lectura feminista en un vestuario

Para erradicar del fútbol todo lo que pone en riesgo los valores del deporte, nacieron los clubes del llamado fútbol popular. Fútbol de la mano de socios, lejos del negocio y las presiones mediáticas y económicas, que tiene como objetivo asociar a personas en un ambiente menos tóxico. El U.C. Ceares de Gijón, pionero en España, trabaja en esa dirección también desde la igualdad. Y lo hace incluso con gestos simbólicos, como la creación de un club de lectura feminista dentro del vestuario local. Feminismo en territorio hostil, donde los primeros viernes de cada mes una docena de personas—la mayoría mujeres—toma las instalaciones. "Reivindicamos un espacio que también nos pertenece, que es nuestro y que lo tenemos que ocupar", explica Lucía Rodríguez, socia del club y fundadora de 'Pa cruz la nuestra', en respuesta al nombre del campo de fútbol, 'La cruz'.
Lucía cree que la clave para acabar con el machismo en el entorno futbolístico está en involucrar en ello a la sociedad. "Hay una responsabilidad de los aficionados que es esencial y que debería darse así en todos los clubes. Tenemos que enfrentar las cosas con las que no estamos de acuerdo e impedir que las actitudes machistas crezcan". Además del club de lectura feminista, ponen en marcha actividades concretas como una mesa redonda sobre mujeres y lucha obrera, recogida de libros para presas o participación activa en fechas clave como el 8-M. "Intentamos, en definitiva, tener una actitud normal. O lo que debería ser normal. ¿Qué hacer para cambiar esto en clubes tradicionales? Si no se hace desde dentro de la institución, la presión social tiene que ablandar este tipo de expresiones. Es complicado, pero no debería ser imposible".
Francia 2019 será el verdadero inicio del cambio. Con la fecha marcada en el calendario, el segundo Mundial para la selección absoluta será la piedra de toque definitiva, el momento cumbre en el que la revolución de las mujeres con el esférico se verá materializada, donde ellas sabrán si siguen siendo cuestionadas por un deporte de hombres donde ellos se niegan a ceder el espacio que les corresponde,  o si rompen definitivamente con los estereotipos y sienten el respaldo social para buscar un futuro plenamente profesional.