DeporTV: la política por otros medios
En el
marco de los ataques de la oposición a Fútbol para Todos y la TDA, el
lanzamiento de una nueva señal pública íntegramente dedicada al deporte
expresa los alcances de una política comunicacional que se ha convertido
ella misma en un campo de democratización.
El jueves pasado se lanzó DeporTV, la nueva señal pública de alta calidad dedicada íntegramente al deporte. Al igual que Encuentro y Paka Paka, esta señal funciona en el marco de Educ.ar Sociedad del Estado bajo la órbita del Ministerio de Educación y, por su temática especifica, cuenta con el acompañamiento del Ministerio de Desarrollo Social. Pero, a diferencia de las otras señales que conforman el universo de Educ.ar, DeporTV estará disponible exclusivamente para la Televisión Digital Abierta (TDA), apoyando así la instalación de una de las herramientas comunicativas más innovadoras, que propone terminar con el acceso pago a la televisión y promete un futuro de integración nacional y latinoamericana en materia comunicacional.
La programación de DeporTV incluye, entre otras propuestas, una amplia cobertura de eventos deportivos de alta competencia, tanto nacionales como internacionales: campeonatos de fútbol de Primera División, Nacional B, Copa Argentina y las eliminatorias del Mundial Brasil 2014; Turismo Carretera, Turismo Nacional y TC Mouras; el torneo de Atletismo Grand Prix Argentina 2013, la pelea entre Maravilla Martínez y Martin Murray y la Copa del Rey de la liga española de básquet ACB. Y, a diferencia de los canales deportivos, DeporTV hace lugar en su pantalla a los deportes formativos, potenciando la capacidad del deporte para promover valores culturales y construir lazo social.
El lanzamiento de esta nueva señal aconteció en un contexto especial: el de los ataques de Mauricio Macri a Fútbol para Todos, en los que dejó entrever su interés para que la transmisión del fútbol vuelva a convertirse en una oportunidad de negocios para el sector privado, en especial para el grupo Clarín, con quien mantiene una indisimulable alianza.
"Desbaratado así el intento de De la Sota, Macri tomó la posta y arremetió contra Fútbol para Todos".
Por la oportunidad en que fueron enunciadas, hay razones para creer que las declaraciones de Macri no fueron arbitrarias: el intendente las hizo circular en el mismo momento en que el gobernador cordobés De la Sota tuvo que dar marcha atrás con la inhabilitación de las antenas de la TDA, ante el seguro revés judicial que iba a recibir su medida. Desbaratado así el intento de De la Sota, Macri tomó la posta y arremetió contra Fútbol para Todos.
Desde luego, las críticas que recibieron tanto Macri como De la Sota apuntaron al carácter escasamente igualitario y anti-democrático de sus iniciativas. Pero si bien está claro que para ambos gobernar es en primer lugar tejer alianzas con los grupos socio-económicamente dominantes, las críticas dejaron de lado la honda preocupación que albergan estos grupos frente a un tipo de política que impulsa cambios estructurales.
En efecto, los grupos dominantes, a cuya representación se entregan De la Sota y Macri, creen efectivamente que con programas como Fútbol para Todos o con la TDA, el Estado Nacional, transitoriamente representado en su Poder Ejecutivo por este gobierno, establece un canal “directo” de comunicación con las clases populares. Y es esto, fundamentalmente, lo que les resulta políticamente inadmisible. Es decir, no se trata sólo haber perdido la oportunidad de realizar buenos y jugosos negocios, sino del temor a que el pueblo cuente con la posibilidad de crear y gestionar sus propios medios de producción comunicacional.
Asimismo, en el ataque a Fútbol para Todos y TDA hay un diagnóstico erróneo, basado en una concepción sumamente pobre de la comunicación: se cree que a través de estas iniciativas la ciudadanía es cooptada por el gobierno, reforzando así la tesis de que no hay kirchneristas genuinos: o son comprados por los planes, o son manipulados por los medios. Pero la eficacia de la política comunicacional del gobierno reside en que extiende al ámbito de la comunicación pública una serie de transformaciones verificables en otros campos de la realidad política.
Así como el grupo Clarín no es poderoso porque todos los días invente una noticia sino porque tiene articulación con los sectores dominantes y con otras clases sociales (no hay que olvidar, por ejemplo, la importancia que tienen los avisos clasificados para las clases medias y populares), las políticas comunicacionales del Estado no son poderosas porque presenten de tal o cual manera los actos de gobierno, sino porque representan un caso más, entre tantos, de una política que busca una articulación real con las distintas clases sociales, pero en especial, con los sectores más desprotegidos, en aras de democratizar lo público y de afianzar la construcción colectiva de lo social.
“Dicha política se ha convertido en sí misma en un campo de democratización, en que la obtención de una renta ha sido desplazada como objetivo central”.
Dicho de otro modo: cuando por ejemplo se publicita por estos canales una acción de gobierno, la eficacia comunicativa del Estado no reside en el modo en que en que está hecho el spot, que puede ser más o menos logrado; sino que su efectividad reside en el hecho de que es parte de una política de reparación social más amplia, en que la ciudadanía ha sido convocada a participar de un proyecto político más inclusivo; tal como lo prueba, mucho mejor que cualquier spot, el hecho mismo de acceder gratuitamente a una herramienta comunicativa.
Por ello, y tomando sólo el caso de la televisión, esta política comunicacional excede el mero fin de “televisar” los cambios que se darían en otros terrenos. Mucho más incisiva, e inscripta de lleno en el interior de transformaciones que también se dan en otros terrenos, dicha política se ha convertido en sí misma en un campo de democratización, en que la obtención de una renta ha sido desplazada como objetivo central.
Ese lugar central, en cambio, ha sido ocupado por otros objetivos: garantizar, por la vía de la gratuidad y la sanción de nuevas leyes (como la Ley de Medios), la mayor participación en la producción, circulación y consumo de los bienes simbólicos; la vinculación de contenidos televisivos con temáticas y problemas abordados en cada uno de los niveles educativos de la nación; y asociar el entretenimiento y la recreación con la formación ciudadana y la construcción del lazo social.
En este marco, DeporTV es una prolongación de estas políticas comunicacionales y su objetivo debería darse por cumplido con sólo mostrar la importancia que tiene el deporte, no como mercancía para pocos, sino como herramienta de integración social y construcción de sentidos de pertenencia colectiva.
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