“Esta situación no se puede sostener”
Evaporada la supuesta inyección económica de un proyecto olímpico, los presidentes de diversas federaciones reclaman que aumenten las ayudas públicas para mantener el nivel deportivo y seguir siendo competitivos
Javier Revuelta, el presidente de la federación de hípica, es uno de estos afortunados. La idea que abandera, el Plan Director del Turismo Ecuestre (PDTE), es innovación clásica porque reúne tres viejos conocidos de la industria española: la cría caballar, el turismo y el deporte. “El PDTE que pusimos en marcha en 2012”, explica, “será uno de los ejes de la difusión de la práctica ecuestre organizada y uno de los principales generadores de recursos propios”.
Revuelta parece hablar desde un país imaginario. Pero su campo de acción es España. “En España”, dice, “viven 700.000 caballos, la industria equina contribuye en 5.000 millones de euros al PIB (el 0,51%) y mantiene 60.000 puestos de trabajo (…) Estamos equilibrados patrimonialmente y nuestros fondos propios son positivos. Esta federación llegó a acumular casi un millón de euros de deuda. Pero mediante un control del gasto y la generación de recursos propios en 2009 pagamos la deuda con el CSD. Hemos pasado de una relación 80%-20% entre subvenciones y recursos propios a, justo, la proporción inversa”.
Puesto a sanear su federación, Revuelta se refiere al alto rendimiento como algo secundario, aunque anuncia que en los Juegos de 2016 el equipo será el más completo desde 2000. Vive en las antípodas de su colega Fernando Carpena, presidente de la federación española de natación, que en los primeros años de la crisis vio cómo el CSD le inyectaba dinero hasta alcanzar cifras récord, coincidiendo con una ola de buenos resultados deportivos. “Estamos en una situación de quiebra técnica”, dice Carpena. “Hemos hecho los mejores Mundiales, con 12 medallas, este año. Pero no se puede sostener este nivel con un 40% menos para alta competición que en 2009. Eso son unos dos millones de euros para 2013, cuando tenía 4,8 en 2009. O reaccionamos o deportivamente daremos un paso atrás. Hay una cosa que cae por su propio peso: la administración nos tiene que dar algo. La alta competición, que es la representación de España en el concierto internacional, tiene que tener algo de cargo al erario público”.
El hockey hierba, disciplina de notable tradición en España, con cinco medallas olímpicas desde 1960, atraviesa la misma depresión económica que la natación. El presidente de la federación, Santiago Deó, describe un panorama de emergencia: “Acordamos un plan de viabilidad con el CSD. Nuestra federación no tiene otros ingresos que la subvención del CSD, por lo que hay una parte de las actividades de las selecciones nacionales que se está sufragando por los propios jugadores a través de un canon. Los jugadores de las selecciones absolutas masculina y femenina han aceptado ceder una parte de su beca de ADO para la preparación”.
“Con la situación actual de la inversión pública”, observa Deó, “el futuro del deporte español solo puede pasar por la Ley de Mecenazgo y los acuerdos de patrocinio privados. Si la situación económica no varía va a resultar muy difícil mantener el nivel. En una disciplina como la nuestra, una pequeña inversión puede significar ser opción de medalla olímpica o no. Ahora nuestro objetivo es la clasificación para Río 2016”.
El presidente de la federación de piragüismo, Fernando Climent, fue medallista en los Juegos de 1984. Ante la pobre situación financiera que atraviesa su organización se ha planteado vincular su actividad al turismo, como hace la hípica. Pero asegura que antes necesitaría invertir y no puede. “En Centroeuropa hay muchos practicantes y hacen turismo enfocado a esta actividad”, observa, “pero no es fácil atraerlo porque apenas nos llega para tener material para el alto nivel”.
“Yo no he parado de buscar financiación privada”, lamenta Climent, “pero siempre me he encontrado la misma respuesta: que no es el momento adecuado. Dependemos del CSD. Tenemos un presupuesto de 900.000 euros y trabajamos con un 50% menos de personal. Sobrevivir será difícil. Hemos pasado un año sin ir a competiciones internacionales”.
A Climent le fue bien en los Juegos de Londres, en que sus palistas cosecharon buenos resultados. Juan Carlos Barcos Nagore, presidente de la federación de judo, tuvo menos fortuna olímpica pero su caja es más dichosa. “Tenemos un presupuesto de unos dos millones de euros en los que por primera vez más del 50% procede de nuestros recursos”, dice Barcos. “No tenemos deuda. El CSD nos da 840.000 euros y el resto procede de licencias o de las cuotas de los exámenes para los distintos grados de cinturones, cursos, titulaciones, o colegiaciones. Además de buscar patrocinio, la organización de eventos en España es una solución. Buscamos zonas como Andalucía, donde vuelan compañías low cost y los precios de fuera de temporada para los alojamientos son asequibles. La Copa de Europa de Fuengirola es un ejemplo”.
José Luis Escañuela, el presidente de la federación de tenis, no parece sentir la crisis, al abrigo de la popularidad de su deporte y el patrocinio de la aseguradora Mapfre. “Yo propongo”, dice, “modificar la Ley del Deporte porque está obsoleta. La confusión entre las funciones públicas delegadas y el ámbito privado pervierte la vocación de servicios que debe distinguir a las federaciones de simples aparatos administrativos. El patrocinio privado es el futuro. El turismo y el deporte han de integrarse”. En el vértice de la pirámide se encuentran el fútbol y el baloncesto. José Luis Sáez, presidente de la federación española de baloncesto, habla de un mundo reluciente. “Nuestro presupuesto”, dice, “se cubre con un 92% de ingresos propios y solo un 8% de subvenciones del CSD. Hace 12 años nuestro presupuesto era de cuatro millones y este año es de 23,6. En cuanto a licencias, la última década también ha sido de crecimiento: somos el segundo deporte del país, el primero en licencias femeninas”.
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