La historia oscura del estadio Nacional de Santiago: fue la cárcel más grande de la dictadura de Pinochet
Miles
de personas pasaron por este centro de detención y tortura; hoy hay
sectores que se conservan intactos; la historia de un escenario que pasó
de la alegría al llanto
SANTIAGO,
Chile (De un enviado especial).- Lejos de los festejos, los cantos, los
aplausos y los goles, el estadio Nacional de Santiago guarda en el
silencio de sus pasillos los gritos, llantos y súplicas de la época más
oscura que vivió Chile. El estadio
donde juega la selección local fue el principal centro de detención y
tortura de la salvaje dictadura de Augusto Pinochet: detenidos,
torturados, asesinados, en el mismo lugar donde la selección chilena
guarda la ilusión de conseguir el título que todavía le resulta esquivo.
Cuando
el 11 de septiembre de 1973 derrocaron a Salvador Allende, comenzó la
dictadura de Augusto Pinochet. Utilizaron el estadio de Santiago como la
mayor cárcel que alguna dictadura sudamericana haya vivido. Muchos de
ellos fueron torturados y otros tantos, asesinados. En el medio de la
tribuna, detrás de uno de los arcos, un sector está exclusivamente
dedicado al recuerdo. Ese lugar se mantuvo protegido, intocable. Allí
abajo de esos viejos asientos que contrastan con el resto del color del
estadio, funciona un centro de la memoria. El frío, la humedad y la
oscuridad conviven al bajar pocos escalones que separan el campo de
juego de los recuerdos más oscuros.El 11 de septiembre del año 2003, 30 años después del golpe de estado, se declaró este sector del Nacional de Santiago Monumento Histórico. Por eso, en las sucesivas remodelaciones que le hicieron al estadio, nunca tocaron ni los viejos tablones de madera ni el sector debajo de la tribuna. Allí resaltan algunas fotos: desde Allende defendiéndose en el Palacio de la Moneda, pasando por imágenes de militares por la calle, hasta los detenidos que eran "paseados" por las tribunas del estadio de Santiago cuando llegaban delegaciones extranjeras. Mostraban que "estaban cuidados y estaban detenidos en buenas condiciones", relataron a canchallena.com.
En la eliminatoria al Mundial de 1974, Chile debía jugar el repechaje con la Unión Soviética, programado para días después del golpe de estado de Pinochet, quien había roto las relaciones con el Kremlin, tras el gobierno socialista de Allende. Luego de varios idas y vueltas, con el temor de algunos jugadores de viajar y que sus familias sean detenidas, decidieron jugar en Moscú. El partido terminó 0-0 y se definiría en Santiago. El estadio Nacional, con miles de detenidos, comenzó un "teatro": sacaban a las tribunas a los detenidos para que vean cómo los trataban, pero a medida que se acercaba el día del partido, cada vez eran menos. Entre asesinados, trasladados y otros que se quitaron la vida, finalmente para el día de la revancha, no quedaban detenidos. "Desalojaron el estadio y ese día se llenó de hinchas, miles vinieron a ver el partido", contó a canchallena.com Cecilia Rodríguez, encargada de prensa del estadio.
Otro recuerdo imborrable, que emparenta el fútbol con la dictadura de Pinochet, es la imagen de Olga Garrido. Es madre de Carlos Caszely, ex jugador de aquella selección de Chile, quien desafió públicamente a Pinochet. Se mostró siempre cercano a Salvador Allende y su madre fue detenida y torturada. Por eso, cuando la selección chilena partía a jugar el Mundial de 1974 a Alemania, en la despedida con Augusto Pinochet, decidió no saludarlo.
Miles de detenidos, asesinados y torturados. Eso fue el estadio de Santiago en la época más difícil que vivió Chile. Hoy se mantiene la memoria y el recuerdo de esas almas. "La historia es nuestra, la hacen los pueblos", una de las últimas frases de Allende aparece escrita en una de las paredes. Mientras tanto, con la página ya dada vuelta, busca recuperar la alegría en el estadio donde su selección quiere conseguir su primer título..
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