David de Gea/Rubén Castro: ¿qué es peor, pagar o pegar?
10 de junio de 2016. Escándalo nacional e inquietud patriótica por las revelaciones de un sumario donde se acusa al portero de la selección nacional David de Gea y al delantero del Bilbao Iker Muniain de haber mantenido presuntamente relaciones sexuales contra su voluntad con una joven atrapada en una red de trata de mujeres por la que está encarcelado un empresario porno. En la información, desvelada por Eldiario.es y rebotada en medio mundo, se señala que la Policía otorga “un alto grado de credibilidad” al relato de las víctimas, pero se especifica que ni la Policía ni el juez han citado todavía a los futbolistas que la testigo protegida señaló como clientes de la red de proxenetas.
12 de mayo de 2016. Silencio nacional y tranquilidad bética por el auto de procesamiento en firme del jugador verdiblanco Rubén Castro, para quien la Fiscalía pide cuatro años de cárcel por un delito de maltrato habitual, uno de amenazas y seis delitos de maltrato contra su expareja. El silencio no consistió en que los medios ocultaran la noticia, sino en que la conducta del delantero canario no indignó a nadie.
TODOS PRESUNTOS, PERO UNOS MÁS QUE OTROS
De Gea no solo ha sido portada en los periódicos de medio mundo y no solo el seleccionador nacional duda si ponerlo de portero titular para el partido del lunes en la Eurocopa de Francia, sino que pocos dudan de que, si los indicios de la investigación policial se confirmaran, David de Gea no podría ser convocado de nuevo por Del Bosque para defender la portería española.
El portero sigue alineado en la Eurocopa porque el caso todavía tiene muchas lagunas informativas y el propio jugador ha negado con contundencia las acusaciones. Bien: es justo que al menos por una vez, y tratándose de un jugador de fútbol, todos respetemos esa presunción de inocencia que nadie respeta jamás cuando el presunto es un político, ¿o es que acaso un jugador de fútbol es menos personaje público que un político o es menos relevante socialmente la ejemplaridad de su conducta?
Pero sería todavía más justo que como sociedad afináramos un poco nuestro sistema de pesas y medidas para evaluar la violencia de género, sobre todo cuando, como en el caso de Castro, el sospechoso acaba en el banquillo tras una investigación judicial hecha con todas las garantías. Sí, sí, lo de Egea o Muniain también sería, de confirmarse, violencia de género. Lo recuerda la muy oportuna y rigurosa ‘Guía para el tratamiento informativo de la violencia de género’, que acaba de editar el Consejo Audiovisual de Andalucía: “El concepto de ‘violencia de género’ abarca otros delitos hacia la mujer como la prostitución forzada, los crímenes de honor o la mutilación genital…”.
TAN SEVEROS AYER, TAN INDULGENTES HOY
La pregunta es: ¿por qué De Gea sí y Rubén Castro no? ¿Por qué los programas deportivos de la radio y la televisión se muestran, con toda razón, tan severos hoy con el primero y tan laxos ayer con el segundo? ¿Por qué todo el mundo considera razonable que De Gea sea apartado de la selección si se confirman las acusaciones y nadie consideró, en cambio, oportuno que Castro fuera apartado del Betis aun pesando sobre él no ya unas acusaciones por contrastar, sino todo un auto de procesamiento dictado tras haber sido escuchadas todas las partes?
Pongamos –y es mucho poner– que el Betis tiene buenas razones deportivas y económicas para mantener en el campo a quien ha sido su máximo goleador; pongamos, incluso, que la mayoría de los seguidores béticos comparten esas razones de su club prefiriendo poner su condición de hinchas por encima de su condición de ciudadanos.
LA LIGA NO ES LA EUROCOPA
Ahora bien, ¿cuáles son las razones de los programas deportivos, los periódicos, las emisoras, las redes sociales, las administraciones públicas, los institutos de la mujer… para no haber reclamado lo que sí reclamarían en el caso De Gea? ¿Es tal vez una cuestión de relevancia pública, en el sentido de que en el caso del goleador verdiblanco a la sociedad le era posible mirar cínicamente hacia otro lado porque Castro no es De Gea ni el Betis es España ni la Liga es una Eurocopa de la que el mundo entero está pendiente?
Se preguntaba Sor Juana Inés de la Cruz en sus célebres versos en defensa de la mujer sometida a la prostitución: “¿Quién es más de culpar,/ aunque cualquiera mal haga:/ la peca por la paga/ o el que paga por pecar?”. Nos podemos preguntar, en prosa pero siguiendo la estela de aquellos nobles versos: ¿Qué es más feo, más violento, más machista, qué es más repugnante y más delito: pagar o pegar?
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