Cuando
no conspiraban en la FIFA a favor de Joseph Blatter, y tampoco hablaban
de sus negocios comunes con la firma Santa Mónica, Julio Grondona y
Ángel Villar charlaban de "fúbol" o "fúrbol". Así le decían uno y otro.
Grondona recordaba a Arsenio Erico. Villar a Alfredo Di Stéfano.
Disfrutaban compartiendo olor a tablón en medio de tantos CEO's y
gerentes de Zurich. Por eso enfurecieron cuando fueron interrogados por
el estadounidense Michael García, fiscal de un país donde al fútbol le
dicen "soccer". "Un jefe investigado por su empleado", destrató Grondona
a García, que investigaba las votaciones de Rusia 2018 y Qatar 2022.
"Quiero saber quién dio la orden, quién está detrás de esto", le
inquirió Villar. Grondona, 35 años presidente de la AFA, murió justo
antes del escándalo del FBI. Villar, que veía a Grondona como un hermano
mayor, venía de ganar otra vez por goleada su octavo mandato
consecutivo, hasta 2020, para cumplir 32 años como presidente de la
Federación española (RFEF). Hasta que ayer fue encarcelado en la prisión
madrileña de Las Rozas. Todo pasa.
Grondona, según cuentan, fue un enganche vivo pero algo vago, que llegó a la Quinta de River y a la Tercera de Defensores de Belgrano. Villar, un cinco duro, sí fue once años titular en un gran Athletic de Bilbao y hasta jugó 22 partidos en la selección de España, donde forjó amistad con Vicente del Bosque. Su recuerdo más notorio, sin embargo, fue por un partido contra Barcelona, el 24 de marzo de 1974. No soportó una patada que le rompió la canillera inglesa y casi le parte la tibia y respondió con una cachetada que derivó en roja, suspensión y cuatro sueldos de multa que le impuso su propio club. El agredido era Johan Cruyff, por entonces el mejor futbolista del mundo. Villar declarará mañana. Si cae, podría asumir su puesto el vice Joan Gaspart, justamente el hombre que en 1996 le comunicó a Cruyff su despido después de ocho años como DT de Barcelona, por orden del presidente José Luis Núñez. Cuentan que Cruyff lo llamó "Judas" y le preguntó "por qué no viene el enano de tu jefe".
La mejor Liga del mundo, como se la llama a la española por el desde hace tiempo inigualable clásico Real Madrid-Barcelona y por el duelo Cristiano-Messi, está ahora sin jefe. El golpe contra la Federación, inevitable, fortalece a la Liga de Fútbol Profesional (LFP) que agrupa a los clubes y comanda Javier Tebas, el hombre que vino a dar cátedra a la AFA en estos tiempos de Superliga y que lleva una década combatiendo contra Villar. No se trata de Buenos vs. Malos, sino de intereses y negocios opuestos. Luchas de poder. Al igual que Grondona, Villar jamás fue un gran orador. Tebas, más suelto de lengua, lo denunciaba y burlaba seguido. Nunca entendió cómo Villar sobrevivió al escándalo del FBI. Celebró ahora la decisión judicial. Como la celebró el poderoso Grupo Prisa, que año tras año publicaba editoriales exigiendo que Villar pusiera fin de una vez por todas a su mandato eterno.
El juez Santiago Pedraz, a cargo de la causa, hijo de un periodista, es un hombre de acción. Si hasta viajó a Bagdad y, para furia de Washington, quiso encarcelar a los marines que dispararon contra el Hotel Palestina y mataron en 2003 al periodista español José Couso. También viajó a Guatemala para interrogar al ex dictador Efraín Ríos Montt. Antes de los Juegos Olímpicos de Pekín, imputó a autoridades chinas por la represión en el Tíbet. En 2012 absolvió a los organizadores de una protesta violenta en el Congreso. Defendió la protesta en nombre de la libertad de expresión, "máxime ante la convenida decadencia de la denominada clase política", dijo en su dictamen. "Pijo ácrata", lo llamó un portavoz del gobierno. Pero el oficialista Partido Popular (PP) también celebra su investigación contra Villar. Pedraz sospecha, entre otros cargos, que los partidos de la selección de España, cotizados a precio de oro tras la coronación en el Mundial de Sudáfrica 2010, dejaban beneficios para él y para su hijo Gorka, también arrestado ayer.
Gracias a Grondona, Gorka Villar fue hasta el año pasado Director General de la Conmebol, el organismo que ayer también fue noticia por el veto de idoneidad que, según el periodista brasileño Rodrigo Mattos, impuso nada menos que a Daniel Angelici como vice de la AFA. Tras los últimos escándalos, y virtualmente arrinconado por sus patrocinadores, el fútbol creó anticuerpos para intentar anticiparse al estallido de nuevas bombas. La política, inevitable, sigue jugando igualmente sus propios partidos.
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