El polémico video por el Mundial de TyC Sports
Todo el odio a la diversidad en un solo spot
Cuatro tomas del spot de TyC en el que una voz en off le habla a Putin.
Con una respetuosa carta en primera persona a Putin, el spot publicitario de TyC Sports sobre el inminente Mundial de Rusia le falta el respeto a toda la comunidad LGBTIQ cuando tras señalar que el país sede “no admite las manifestaciones de amor entre hombres”, hace una antología atroz de la virilidad explosiva del jugador y del hincha argentino, dentro y fuera de la cancha, una suerte de exaltación que redunda terriblemente en apología directa de la pasión machista y homofóbica alrededor del fútbol. Al principio de la publicidad una voz y un cartel anuncian doblemente “¡Estamos en problemas!”. Y tal vez esa sea la única verdadera lucidez que podríamos admitir del spot, aunque muchas de sus imágenes sean documentales. Un primer problema es despolitizar tanto la persecución como también la lógica de exterminio de la diferencia que Putin implementa como práctica de Estado, que bajo la prohibición de manifestación pública de cualquier disidencia en la orientación sexual y la identidad de género, Rusia obtura y oprime el acceso a las posibilidades sociales de miles de personas, cercenando vidas, y llegando a apoyar directamente los campos de exterminio de la diversidad de Chechenia. Esa despolitización es seguida de otro problema: TyC Sports presenta con sentimiento épico los gestos de violencia de hinchas y jugadores, incluso nombrando sin ironía y a lengua suelta como “normal” cada una de esas prácticas, ubicando al afecto viril (¡nada de mariconadas, eh!) como el permitido, sin ningún tiempo para el homoerotismo en esas imágenes, más bien se avanza hacia la exclusión de todo gesto de diversidad, como se excluyen a las mujeres casi completamente del spot. Se podría analizar cada clishé presentado como guiño cómplice del varón festivo, pero es suficiente con decir que se propone que romper el culo es una forma de alusión a la diversidad tan válida que no aparece una, sino dos veces en la publicidad, una simbólica y gestual y otra literal y sangrienta. TyC Sport parece inaugurar una nueva página de la violencia en el fútbol: no porque todo eso no exista por fuera del spot, sino porque el spot logra darle una dimensión política y festiva. Todo estas pruebas del macho triunfante que por deporte hace del roce y del sentimiento exclusivo con otros machos su modo de vida legítimo no puede entenderse como ironía o chiste, porque hay imágenes reales afirmadas en la memoria emotiva de muchísimas personas, como Maradona desnudo festejando en el vestuario durante el Mundial 86. Y, además, porque ese spot está en el contexto de una cultura deportiva que, como muchas veces se analizó y denunció desde hace diez años en el Suplemento Soy de este diario, es radicalmente discriminatoria: porque la mayoría de las instituciones futbolísticas avalan estas conductas y no contribuyen a la visibilidad y la diversidad dentro de equipos y tribunas, o a través de las imágenes o prácticas que los clubes difunden. TyC Sports es una empresa que funciona como un canal expansivo y monopólico de mensajes sobre el deporte, y ahora esos mensajes son de un amor por el fútbol que es “contagioso” (según concluye el spot), lo que termina como un clímax todavía más peligroso, porque implica la celebración (con música in crescendo incluida) de una multiplicación por contagio del machismo como forma de exaltar la hombría del deporte: y solo cuando ese amor macho se multiplica en toda la platea, es que aparece rezagada una mujer en el spot (al fondo, claro, en el segundo plano que le otorga la puesta en escena), porque si ella está contagiada de machismo, entonces sí es bienvenida al fútbol pasión. Una pasión que aunque TyC Sports la quiera llamar amor, es puro odio a la diversidad.
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