domingo, 26 de agosto de 2018

CON MAS DIGNIDAD QUE EL DELINCUENTE MACRI Y SUS GATOS...AHORA LOS ALL BLACKS


Los Pumas superaron a los Springboks por el Rugby Championship
Jugaron, ganaron y gustaron
En el estadio Malvinas Argentinas de Mendoza, el seleccionado mejoró notablemente su nivel. Marcó cuatro tries, defendió bien, atacó mejor y tuvo puntos muy altos en Sánchez, Delguy, Creevy y Petti. Ahora va con Nueva Zelanda.
Todo el esfuerzo de Guido Petti para sostenerse ante el tackle de Marx.
Todo el esfuerzo de Guido Petti para sostenerse ante el tackle de Marx. 
Imagen: AFP
No fue histórico, porque Los Pumas están acostumbrados a hazañas inoxidables. Fue más que eso. Acaso por la forma en que le ganaron a Sudáfrica 32 a 19. La victoria de la selección nacional en Mendoza tuvo varios puntos muy altos. Se trató de la tercera ante los Springboks sobre cuatro conseguidas en el Rugby Championship (vencieron a Australia también), el torneo de las potencias del Hemisferio Sur. Ahí donde los All Blacks están varios escalones encima del resto y la Argentina sigue acumulando experiencia. Esta vez en el segundo partido del ciclo que hacía una semana había comenzado con Mario Ledesma como entrenador. Por eso importa mucho cómo se ganó. Primero porque el equipo se superó en varias facetas del juego. En Durban, la derrota por 34 a 21 –por la misma diferencia de 13 puntos, aunque esta vez con victoria– había marcado un alerta en el scrum, el line y la defensa. Muy flojos habían sido los tres. Pero ahora resultó diferente. Los Pumas mejoraron de manera ostensible en las formaciones fijas, al punto de que Petti robó dos pelotas claves en el line cuando Sudáfrica se le venía al seleccionado en los 10 minutos finales. 
En el juego colectivo y en los aportes individuales, Argentina ratificó que tiene armas suficientes para pelearle de igual a igual a cualquiera, con la excepción de Nueva Zelanda. Será su próximo rival el 8 de septiembre. Después seguirá Australia, el 15. Conjeturas se pueden trazar muchas, pero una pizca de realismo indicaría que está contraindicado –como un medicamento vencido– que se piense en perspectiva, al menos en una perspectiva amplia en el tiempo. Los Pumas deben ir paso a paso. Tienen que disfrutar este cambio de cara. También saber que con las armas que tienen pueden plantársele a Sudáfrica o Australia y ganarles. Incluso, con el panorama en contra que implica jugar mucho tiempo sin la pelota, hasta perder en el punto de contacto, porque los Springboks son verdaderas moles que van, van y van, como por momentos lo hicieron en Mendoza. 
Nicolás Sánchez, autor de un try lanzado en palomita, pateador casi infalible, fue el conductor quirúrgico de un equipo que teniendo menos posesión aprovechó casi todo lo que tuvo a favor. Los Pumas marcaron cuatro tries (dos de Delguy, uno de Moyano y el restante del medio apertura tucumano). Junto al último goleador del Mundial de Inglaterra, Bautista Delguy tuvo contundencia goleadora y esa impronta de los backs históricos de Pucará –surgió de ese club– que son la velocidad, el dribbling y el cambio de paso. Aprovechó los escasos espacios que se le presentaron para contraatacar cuando fue necesario. Así pasó cuando a 9 minutos del final salió zigzagueando desde el propio ingoal en una jugada que pudo ser el quinto try de Los Pumas en un partido inolvidable. 
Si los backs de la selección se lucieron (también fueron destacados los desempeños de Moyano y el crédito local, el mendocino Gonzalo Bertranou), los forwards tuvieron un estandarte que nunca baja las banderas. El capitán Creevy aportó liderazgo en el scrum, pescó algunas pelotas claves en el ruck y siempre salió impulsado hacia adelante, con lo que ganó metros cuando Sudáfrica acechaba. Eso ocurrió después de un penal de Sánchez que puso a Los Pumas en ventaja apenas había empezado el partido. Porque Kolisi, el capitán de los Springboks, traccionó sobre el apertura argentino –en el único error de Sánchez en toda la tarde–, rompió su tackle y escapó hacia el ingoal para el 7 a 3 parcial. 
Pareció por unos minutos que las dudas podían volver a afectar a Los Pumas, pero la rápida capacidad de respuesta de los backs argentinos puso las cosas en orden. Les devolvió la serenidad a los dirigidos por Ledesma. Delguy apoyó al lado de la bandera después de una buena carrera de Boffelli. De ahí en adelante el seleccionado pasó al frente (10 a 7) y nunca más dejó de estar arriba en el resultado. Cuatro minutos más tarde, Delguy volvió a apoyar tras una buena asistencia de Moroni. 
Sudáfrica se quedó con catorce en su peor momento (Etzebeth vio la amarilla después de un grosero penal ante un inminente try de Los Pumas) y los últimos diez de la primera etapa fueron el mejor momento de la selección en el partido. Llegó el try de Sánchez por el ciego, lanzándose en palomita sobre el final de un ingoal demasiado corto y lo impensado se consumaba. Los Pumas sacaban una ventaja de 24 a 7 que se amplió a 27 con un drop espléndido del tucumano. Con veinte puntos de ventaja, Argentina se retiró al descanso con esa diferencia tranquilizadora, pero no definitiva.
No resultaría decisiva ni aún después del cuarto try de Moyano, en otra carrera cerca de la bandera y luego de esquivar un tackle francés del back sudafricano que le cerraba el paso. El 32-7 con amplitud de goleada, se achicó enseguida con un try del wing Mapoe muy parecido a los restantes que se habían marcado en el partido. Enseguida se produjo un momento clave cuando el árbitro anuló cinco puntos que hubieran significado una remontada de los Springboks. Dyantyi recibió un pase forward de un compañero y apoyó. Mapoe acercó a Sudáfrica cuando transformó en try una exquisita asistencia de Le Roux (32 a 19), pero el resultado no se alteró hasta el final con 16 minutos por jugarse. Ahí apareció la defensa a pleno, los manotazos salvadores de Petti en el line para robar dos pelotas del visitante, el equipo se reposicionó bien cuando lo doblaron por afuera y hasta se dio un lujo. Terminó cerca del ingoal de los Springboks con la posibilidad de marcar un quinto try. 
Los Pumas jugaron cómo son capaces de hacerlo y ganaron bien. Esa fue la consecuencia lógica, esperada y que les abre un futuro más diáfano sobre su propio juego. El desafío que tienen por delante es que la victoria ante Sudáfrica se convierta en una nueva plataforma para salir del pozo en que estaban. Será cuestión de que crean en ellos y mantengan un rendimiento semejante los 80 minutos, pensando partido a partido.

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