jueves, 27 de febrero de 2014

HABLEMOS DE FUTBOL Y POLITICA

"Era de justicia quitarle el Mundial de las manos a Videla"

Claudio Tamburrini, secuestrado por la dictadura argentina cuando su carrera como portero despegaba, debate con el periodista Jacobo Rivero sobre la ética en el mundo del deporte

EDUARDO ORTEGA Madrid 
Jacobo Rivero (i) y Claudio Tamburrini (d). ELVIRA MEGÍAS

Jacobo Rivero (i) y Claudio Tamburrini (d). ELVIRA MEGÍAS

La ética y el comportamiento en la política, en el deporte o en los medios de comunicación está, con toda seguridad, más en duda que nunca. Nadie se cree ya nada ni a nadie. Claudio Tamburrini (Buenos Aires, 1954) y el periodista Jacobo Rivero tratan, más que de hallar respuestas, de proponer un debate sobre la relación entre la ética y el deporte y todo lo que lo rodea en el libro Del juego al estadio (Clave Intelectual). La dictadura dio al traste con la carrera como portero de fútbol del primero, al secuestrarle con 23 años en 1977. Ahora reside en Estocolmo y es investigador del Centre for Healthcare Ethics.
-Al observar casos de la historia moderna, como los Juegos de Hitler, la Eurocopa de Franco, el Mundial de Videla o el próximo de Qatar, ¿no hay una falta de ética en esos organismos que usted llama 'nomenclatura' a la hora de otorgar esos eventos a países con dictaduras y que aplastan derechos humanos?
Jacobo: Creo que sí, que evidentemente hay intereses comerciales, políticos, estratégicos, de todo tipo. El Mundial de Qatar se ha convertido en una especie de pesadilla, pero está claro que no piensan en cambiar la ubicación, porque ya hay muchos negocios cerrados en relación a este evento. Sochi es otro ejemplo. No hay, desde luego, una relación con la ética entre las ciudades que se eligen y los organismos que deciden en qué lugares se hacen. En eso ha cambiado muy poco la historia del deporte. Como comentaba Claudio en el libro, mientras, en la sociedad sí que se dan cada vez más procesos de cuestionamientos más profundos; la homofobia no ha estado nunca tan desacreditada como en la actualidad. Sin embargo, se celebran unos Juegos en un país que es puntero por la represión a los homosexuales. Y sobre eso no hay ninguna inquietud en los organismos, aparte de aspectos simbólicos como que Obama no acuda a Sochi. Desde luego, en la agenda de los organismos internacionales no están los derechos civiles; por delante de todo está la economía.
"En la agenda de los organismos internacionales no están los derechos civiles; por delante de todo está la economía"
Claudio: Efectivamente, la economía dirige los destinos del mundo. Mientras te escuchaba, Jacobo, estaba poniéndome en la situación de si tú y yo, con las posiciones que tenemos, fuéramos miembros omnipotentes del COI y tuviéramos que decidir la próxima sede. Pongamos, por ejemplo, que hay dos candidatos: una democracia y un país dictatorial. ¿Cómo reaccionaríamos nosotros? ¿No sería mejor hacer los Juegos en la dictadura para ver si se abre un poco esa sociedad al ser expuesta a la visita de extranjeros?
J: Podría ser, si el movimiento deportivo incluyera una movilización social que generara una sociabilidad democrática. Pero los precios de las entradas son de uso exclusivo de una minoría. Sí que estoy de acuerdo contigo cuando mencionas en el libro el caso de la dictadura de Videla, que el Mundial sirvió para desmontar en cierta medida la infamia del régimen frente a la opinión pública internacional. Y también hubo otros casos, como Moscú' 80, que para muchos moscovitas supuso un poco de aire fresco. Pero, en la actualidad, me parece que son procesos aislados y exclusivos.
-¿No funciona un poco como un lavado de cara para esos regímenes? Por ejemplo, en el caso actual de Qatar, donde se pisan derechos, se discrimina a la mujer y a los inmigrantes, trabajadores casi en esclavitud...
J: Son intereses absolutamente comerciales.
[Claudio responde mirando al entrevistador con una mirada fija e intensa, sin perder detalle de lo que comenta Jacobo, con unos ojos azules que parecen suecos, pero que trae de su Argentina natal. Lo que sí se asemeja con algo adquirido en el país nórdico es su tez algo rojiza.]
C: En realidad, la conclusión a la que llegamos es que nosotros, objetivamente, es muy probable que decidiéramos ubicar los Juegos en los mismos escenarios que el COI lo hace. Lo que difiere es la forma y la intencionalidad con la que se hace, en función de intereses económicos restringidos, de élites. Es una distinción importante. En sí, no es criticable que se otorguen los Juegos a Sochi; lo que sí lo es es cómo se hace, con qué intención.
"Hay que atacar a la dirigencia corrupta del deporte para que no se dinamite el fútbol"
J: Con este tipo de cosas, es como si a un periodista le preguntan si escribiría en un medio de ultraderecha. (Mientras Claudio se sonríe) Bueno, pues la contradicción sería del medio, no mía, del periodista.
C: Está claro, si te dejan publicar lo que quieras... el problema es para el medio. Es una buena comparación.
J: Efectivamente. Entonces, en el caso de Sochi, si celebra unos Juegos de Invierno en los que las entradas son baratas, los atletas se pueden mover con cierta libertad, los homosexuales se pueden expresar tranquilamente... pues la contradicción es del organizador. Pero todo eso está absolutamente cercenado, cuando no penado.
C: Es más, está garantizado el silencio por el COI, que dice que prohíbe toda manifestación política.
-¿El negocio ha hecho más bien o más mal al deporte?
C: Como yo he escrito en el libro, mi posición es que el profesionalismo y el dinero en el deporte ha desarrollado al juego y lo ha hecho más entretenido. Al juego. Hablo de la forma de correr, de saltar o del movimiento de la pelota. Los productos deportivos son superiores a lo que se vendía en los cincuenta. Ese es el aspecto positivo. El aspecto negativo es todo lo que ha traído, todo esto que estamos nombrando. Todo fenómeno, en la vida de uno y de una sociedad, trae aparejado cosas positivas y negativas. Es como la pólvora, ¿fue buena o no? Pues escuchas cosas buenas y malas. La historia es siempre igual, y en cuanto al deporte es lo mismo. El dinero en el deporte fue como la pólvora: sirvió para muchas cosas positivas y para otras no. Lo que hay que tratar es de controlar el uso de la pólvora, y en eso estamos. Por eso estamos discutiendo la nomenclatura, la dirigencia corrupta del deporte. Lo que hay que hacer es atacar ahí para que no se dinamite el fútbol, sino que se abran caminos.
J: A un nivel de lo que comentas y a otro técnico-táctico, ya que yo vengo de ser entrenador, creo que el negocio ha hecho mucho bien. Se juega mejor al baloncesto que hace veinte años y mucho mejor que hace cuarenta. Y eso es porque se ha globalizado el deporte, gracias un poco al negocio, de tal manera que se han perfeccionado las técnicas de entrenamiento, ha habido más avances y dedicación. Pero sí que ha habido también una falta de pedagogía alrededor de esos procesos que han empeorado la relación del juego como disfrute con la práctica. El deporte superprofesionalizado ha acabado contaminando el deporte de formación. Ha generado una serie de tiranías para muchos de los chicos que les gusta el deporte.
-Pero, además, el negocio ha llevado al mismo deporte superprofesional, con sus exigencias, a situaciones extremas, a calendarios leoninos...
J: El nivel de exigencia en relación al negocio se ha hecho insufrible. El Tour de Francia, por mucho entrenamiento natural que uno tenga, es imposible mantenerlo en los tiempos en que se está ejecutando. Y eso son derivas propias del negocio, que impone que haya siempre muchos puertos de montaña y otras cosas. Y eso obliga a los atletas a tener una relación con el deporte que no es la que originalmente, en mi opinión, estaba pensada. Y es por eso por lo que se dan situaciones de dopaje, y que las marcas exijan a los deportistas tal entrega con el negocio que les deshumaniza. Armstrong, al final, genera una maquinaria de producción de dinero tan abismal que sólo encuentra una forma de mantenerse fiel a los patrocinadores: engañando de una forma bestial. Todo para que todos sus patrocinadores mantengan ese negocio global.

-¿Cómo se cambia todo esto hoy en día, cómo se solucionan estos problemas?
C: Hay que democratizar el deporte. Un gran problema es el organizar eventos en países dictatoriales para lavarle la cara al régimen. Pero también hay un lavado de cara en los organismos rectores del deporte internacional cuando incorporan a atletas retirados. Muchos ahora forman parte del COI. Yo recuerdo a dos suecos, a los que escucho hablar y me agarro la cabeza, porque son más papistas que el papa, más retrógrados que el propio presidente del COI. Son esas las estrellas deportivas retiradas que ellos incorporan; los que hacen declaraciones de fidelidad y siguen después viajando por todo el mundo en primera clase, ya no para competir sino para tener una vida mucho más placentera. Ellos quieren estar en suites de lujo y tomando tragos, mientras repiten el argumento retrógrado e insostenible de la nomenclatura del deporte. Son hábiles, porque si nosotros cuestionáramos la falta de democracia en el mundo del deporte... Pero todo funciona con amiguismos, no hay votos.
"Las marcas exigen a los deportistas tal entrega con el negocio que les deshumaniza"
J: Yo creo que hay muchas formas, y una de solucionarlo es precisamente este libro. Sorprende que haya tan poca reflexión alrededor del deporte, que es una actividad que ocupa tanto espacio informativo y social. Y eso es porque los organismos no están interesados. La gente, los atletas, las publicaciones que hacen una reflexión crítica alrededor del mundo en el que viven, abren una ventana para que entre un aire diferente. En cierto sentido, no es muy diferente de lo que está pasando de forma general en las sociedades. Como muchas veces dice Claudio, hay una relación muy parecida entre deporte y trabajo o política. Y ahora las sociedades piden que haya más transparencia, y los menos interesados son los políticos, exdeportistas y expolíticos. Los expolíticos ocupan cargos de responsabilidad en grandes multinacionales y no están interesados en que ese negocio cambie. Al COI y otros organismos no les interesa en absoluto abrir las ventanas, porque es un encaje en el que han sobrevivido durante mucho tiempo y lo tienen muy bien organizado.
C: No es para nada sorprendente que no le interese cambiarlo porque al poder jamás le ha interesado cambiar las estructuras que lo sostienen. Lo que es incomprensible es que la nomenclatura del deporte haya conseguido mantener este poder hermético, no transparente, en el año 2014, cuando el resto de la sociedad está exigiendo transparencia y democratización en todos los ámbitos. Y en el mundo del deporte nadie plantea esas exigencias, ni siquiera los gobiernos. Hablamos en sentido literal de los dueños de un circo al que todos acudimos a ver el espectáculo, como niños. No sólo es llamativo, sino que es un poquito preocupante (se ríe nervioso). Lo que habría que hacer es como con los apagones para ahorrar energía: apagar los televisores una noche de Champions al mes, por la democratización del deporte. Hoy no veo la Champions.
"Los organismos no quieren cambiar porque al poder jamás le ha interesado cambiar las estructuras que lo sostienen"
J: No vale oírlo por la radio, ¿no? (risas).
C: (Claudio duda entre bromas) ¿No vale? Bueno... no, no vale. Pero creo que es algo que deberíamos de patentar: apague el televisor una noche de Champions al mes.
[Una propuesta así, viniendo de alguien para el que uno de los placeres de su tranquila vida en Estocolmo es beberse una cerveza mientras contempla sentado los partidos de Champions, es todo una declaración de intenciones]. 
-Sin embargo, teniendo en cuenta la propuesta, al final acabaría faltando solidaridad, gente que se levante, como ocurre hoy en día en otros ámbitos. 
C: Alguien iría al bar a ver el partido quizás.
J: Lo que sí es verdad es que el negocio empieza a dar síntomas de estar un poco quemado. La asistencia a los estadios es menor, en Sochi ha habido muchos menos asistentes de los esperados, teniendo en cuenta además el gasto desorbitado. Como en todas las burbujas, creo que puede haber cierto hastío.
-Tampoco es normal que haya dirigentes en su cargo durante décadas, como Villar o dentro de poco Blatter.
J: Es lo que comentaba Claudio, no hay democracia en el deporte.
C: Son depuestos por peleas internas. Blatter tomó el poder en un golpe de estado palaciego interno. No hay procesos democráticos. Platini será probablemente el nuevo monarca de aquí a unos pocos años. Es realmente un fenómeno muy llamativo el que las reivindicaciones sociales, que tan extendidas están, al llegar al ámbito del deporte pareciera como que el ciudadano de a pie no lo considerara tan importante. Como si al ser un juego, ya no importa. 
J: Sin embargo, lo curioso es que en un país en el que el fútbol representa mucho, que es Brasil, está habiendo muchas manifestaciones al hilo de una corrupción evidente y de una crítica considerable al precio de la entrada, por ejemplo. Es un caso muy sorprendente y muy válido.
-Hablábamos antes de la relación entre políticos y deportistas, de que a los primeros les gusta relacionarse con los segundos. Pero no viceversa. ¿Por qué a los deportistas no les gusta hablar públicamente de política?
C: Por el prejuicio de que el deporte no se debe mezclar con la política, que es algo muy arraigado. Es una frase hecha incorporada. Yo creo que a los deportistas tampoco les interesa hablar de política porque muchos no tienen idea de qué decir, por un lado. Segundo, por influencia de ese prejuicio. Y tercero, porque no quieren meterse en problemas. Manifestarse políticamente siempre genera crítica, y después tendrán que salir nuevamente a defender su posición. Mientras la gente en general opina espontáneamente sobre política, los futbolistas no lo hacen públicamente. Si saliera Cristiano a decir algo sobre la Generalitat catalana se lo comerían crudo. Si sale Messi a decir que no le gusta el nacionalismo catalán, o lo contrario, también generaría mucha controversia en toda España. Es un terreno minado. En mi época de futbolista, mis compañeros no tenían mucha idea de política. No sé si tú Jacobo, que tienes más relación con deportistas, sabes si eso ha cambiado en la actualidad.
"Si salieran Messi o Cristiano a decir algo sobre la Generalitat catalana se los comerían crudo; es un terreno minado"
J: Quizás ahora el futbolista tiene más formación, y a lo mejor más acceso. Pero sobre todo, yo coincido en que el caso es que se exponen, y eso acaba generando reacciones crueles en la prensa. Y esto es precisamente por una falta de calidad democrática en las sociedades. Si la hubiera, ese debate sería bastante sano. En EEUU, por ejemplo, el otro día le preguntaban al jugador de baloncesto Kevin Durant cuál había sido el momento más importante de su vida. Se referían a en términos de baloncesto. Y él contestó que el día que ganó Obama las elecciones. Ese tipo de cosas están normalizadas en EEUU. Es más o menos habitual que apoyen a los demócratas o a los republicanos y que lo hagan públicamente. Y eso no genera ninguna distorsión en cuanto al aprecio que se pueda tener por su juego. Pero en otras sociedades eso no ocurre. Evidentemente, si Messi hiciera unas declaraciones a favor del independentismo catalán sería devorado. Y curiosamente porque los medios sí que hacen política, por la unidad de España y por valores heroicos, sobre todo. Y eso no permite que los deportistas hagan o digan algo que pueda distorsionar eso porque se les echan encima.
-¿Por qué es bueno mezclar el deporte con la política?
C: Porque el deporte es un arma mediática potente. Tal vez por las razones que antes describíamos, y que tiene efectos negativos, como la falta de democratización en los organismos. En este caso, ese efecto se puede tornar en positivo si se usa ese arma potente, que influye mucho en la gente. Si uno lanza un mensaje político positivo y progresista, llegas a mucha más gente.
-Esta misma semana, Jason Collins se convertía en el primer jugador de baloncesto homosexual declarado en jugar en la NBA. ¿Cuál es el precio que tiene que pagar un gay para ser futbolista o jugador de baloncesto, deportista en definitiva?
C: Es un poco lo que decía Jacobo, el costo de manifestarse públicamente para un deportista que está muy expuesto es que lo devoran los medios. Este caso es parecido. Yo no considero que sea correcto exigir a un deportista que se inmole con declaraciones, por más que sean correctas o necesarias, en un contexto que le devorará. Tienen que ir acompañadas de un proceso social que lo haga factible en ese momento histórico. Y quizás el momento actual sea más propicio para que esos deportistas, que durante mucho tiempo han tenido una opinión política o una inclinación sexual determinada, piensen que ahora es posible decirlo sin que le cueste la carrera.
"No hay menos corrupción hoy que antes; lo que pasa es que ahora se nota más"
J: Cuando Collins dice públicamente que es gay, los medios españoles lo tratan, en general, como una anécdota. Los medios estadounidenses no abrían el otro día con el mejor mate o la mejor jugada de la NBA, sino con que un jugador abiertamente gay jugaba en la NBA. Y eso es muy positivo, y es una de las cosas positivas del deporte superprofesional, a las que antes Claudio hacía alusión. Es un gran ejemplo, porque en Uganda, donde recientemente han prohibido la homosexualidad, un chico al que le encanta el baloncesto y la NBA va a ver que en EEUU se promociona como algo positivo.
C: Es muy buen ejemplo, apúntalo que no se nos olvide.
-Hace sólo unos días que estamos viviendo el 'caso Neymar' y la dimisión de Rosell, por ejemplo. Hoy en día, hay muy poca ética en el mundo del deporte y del fútbol en particular, ¿alguna vez la tuvo?
C: Es difícil de saberlo. Pero yo no creo que haya hoy menos ética hoy que hace cincuenta años; lo que pasa es que hay más transparencia. No es porque se hayan abierto a la democracia. Hace cincuenta años no había auditorías, por ejemplo, porque los políticos las echaban para atrás, y hoy sí las hay. ¿Es más corrupto ahora el deporte que antes? No lo sé. Lo que sí sé es que ahora se nota más. Tal vez tengamos la apariencia de que ahora es más corrupto porque los chanchullos salen a la luz.
J: Estoy totalmente de acuerdo en que ahora hay más transparencia, porque corrupción en el deporte ha habido toda la vida. Probablemente en el deporte como juego, en la iniciación, sí que antes había procesos más éticos. Ahora está más condicionado por el éxito y la proyección del deportista. El Barça, por ejemplo, ahora tiene escuelas por todo el mundo y tiene muchos efectos positivos. Pero al final es como una fábrica. Y la lógica de la fábrica no deja de ser contaminante cuando se está hablando de juego y disfrute.

[En 1977, Claudio disputaba la titularidad en la portería de Almagro a Hugo Piazza. El 23 de noviembre, algo más de un año y medio después del golpe de Videla, dos personas armadas llamaron a su puerta y se lo llevaron con el objetivo de hacer "averiguaciones". Lo secuestraron, lo encapucharon y llevaron a una casa, en donde lo ataron a lo que él creyó que era un somier. Horas después comenzaron a torturarle, y así durante 119 días más, con técnicas como el 'submarino' o la 'picana', que consistía en darle descargas eléctricas en sus partes más sensibles. El objetivo, el mismo que tenían con las otras tres personas -Guillermo Fernández, Carlos García y Daniel Rusomano- con las que compartía habitáculo: sacarles información. "¡Si sos arquero, atájate esta!", le solían decir los guardias con una chulería y prepotencia característica de los que se saben con la sartén por el mango. Se encontraban recluidos en Mansión Seré, un edificio de dos pisos cedido a la dictadura como centro clandestino de detención y torturas.
Tras 120 días en aquel repugnante lugar, Claudio y sus tres compañeros, desnudos y en un pésimo estado físico, lograron fugarse por una ventana el 24 de marzo de 1978, solo unos días antes del Mundial de Argentina. Huyeron sin mirar atrás, perseguidos por helicópteros. La fortuna se alió con ellos y una tormenta eléctrica obligó a darse la vuelta a los represores que les perseguían por el cielo. Encontraron ropas y casas donde quedarse, pero tan sólo por horas, ya que la prudencia obligaba a cambiarse precipitadamente. Todo lo vivido no les impidió festejar en las calles las victorias de la albiceleste, para después exiliarse. Claudio marchó a Suecia, Guillermo a París y Carlos Barcelona. Sólo Daniel permaneció en Argentina, en casa de su hermana, y acabó denunciado por el novio de esta, que era policía. Sobrevivió al calvario y salió de la cárcel con el final de la dictadura.]   
-Con todo lo que sufrió por el secuestro y las torturas, ¿cómo era aún capaz de ser feliz con el fútbol, con un Mundial amparado por el propio Videla? ¿No le creaba sentimientos contradictorios?
C: La respuesta teóricamente fundamentada es la que dimos antes: ir a Argentina a participar pese a la dictadura, tratar de abrir esa sociedad cerrada exponiéndola al contacto con los turistas y corresponsales extranjeros. Otra respuesta es la del nacionalismo deportivo, que todos sufrimos. Yo no soy nacionalista en términos generales. Punto. Si Argentina tiene un conflicto de límites con otro país en el cual yo considero que no tiene razón, yo no lo defenderé porque sea mi país. Si se apropian de un territorio que no les corresponde históricamente, sí estaré en contra. Si Argentina estuviera ocupando en otro lado otro Peñón de Gibraltar u otras Malvinas, yo afirmaría que lo tienen que devolver. Pero en el deporte seguimos siendo nacionalistas todos. Aún los más sofisticados intelectualmente, que estamos inmunizados del nacionalismo político, seguimos siendo enfermos del nacionalismo deportivo. Esa es la segunda respuesta, menos noble. Festejé el triunfo de Argentina. La primera respuesta está fundamentada con artículos: fue justo participar, festejar, quitarle el Mundial de las manos a Videla. Sería interesante plantear si la justificación teórica no es en realidad una racionalización de tus sentimientos innobles (risas de ambos).
-Han pasado muchos años de aquéllo. ¿Fue fácil olvidarlo? ¿Guarda aún algo de rencor?
C: Es fácil cortar [olvidar] o no dependiendo de cómo se dé el corte. Si a mi me hubieran liberado los militares después de colaborar y hacer caer a diez compañeros, probablemente hoy estaría aquí contigo destruido por aquella experiencia. Viviría con esa carga y la llevaría hasta la muerte. Si el corte se da de la forma en que a mi me ocurrió es distinto: gestando mi propia fuga; escapándome sin decir ni un nombre; contribuyendo a que después se quemara aquella casa; y blanqueando, como se decía en aquella época, a los que quedaron en la casa, obligando así a que sus nombres y apellidos aparecieran oficialmente en comisarías. Ese tipo de corte te produce felicidad, te apuntala como ser humano, es un fenómeno fundacional de tu propio aplomo de persona madura. Dicho esto, algo he hecho en mi vida, y sigo teniendo mis defectos y virtudes, pero soy feliz, he vivido bien. Por eso no hay espacio psicológicamente para el rencor, porque aquella experiencia me ha hecho crecer, me ha dado una vida, que es divertida. Es difícil saber qué vida podría haber vivido de no haber ocurrido todo aquello, pero puedo decir una cosa sin, creo, pecar de ser demasiado temerario: la vida que hubiera vivido sin ese acontecimiento hubiera sido un poco más aburrida. Salvo que hubiera habido otra puerta giratoria... y en ese caso quizás sería estrella de rock (risas).
-¿Por qué Argentina es capaz de investigar, juzgar y condenar los crímenes de la dictadura y España no?
C: No conozco mucho la vida política de España, pero creo que a España le ha faltado una fuerza política que levantara esa reivindicación. El consenso del silencio ha sido general. Corrígeme Jacobo, porque no conozco mucho la política española. ¿Ha habido muchas voces en la izquierda española que hayan planteado eso consecuentemente? Como hicieron las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo, como la gota que horada la piedra.
J: Las ha habido, pero igual no con esa fuerza.
C: Son distintas situaciones políticas, sociedades y casualidades históricas. La gran diferencia es que en Argentina, un partido de centro, que es el Partido Radical con Raúl Alfonsín, toma la decisión de enjuiciar a todos los comandantes. Después no pudo porque tuvo alzadas militares. En España, si dejo a la izquierda de lado, no hubo esta fuerza de centro. Y esa es la diferencia.

martes, 25 de febrero de 2014

Sexo, champagne y puñaladas

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 Escrito por Chema Erre

Malcolm Allison (1927-2010) fue el ideólogo del mejor Manchester City de la historia. Un personaje que acabó devorando al entrenador: alcohólico, mujeriego, provocador y lenguaraz. Su batalla interna con el manager Joe Mercer forma parte de la leyenda del fútbol inglés.
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El día que lo enterraron, sobre la tumba, a Malcolm Allison le dejaron un cubo de metal frío, relleno de cubitos de hielo y de una botella de Moët & Chandon. ¿Para qué flores? Ningún homenaje mejor podía hacerle el periodista James Lewton, uno de sus mejores amigos en los tragos y en las resacas. Cuando contó este episodio en la revista Four Four Two, Lewton añadió una conversación con ‘Big Mal’: “Un día, le pregunté: ‘¿Por qué siempre quieres demostrar que eres el mejor?’. Y él me respondió: ‘Cuando yo era niño, quise tener un caballo balancín. Si lo hubiera tenido, quizá todo hubiera sido diferente”. Quizá. Quizá Allison nunca hubiera desarrollado su carácter revoltoso, desusado, turbulento e insolente. Quizá hubiera bebido algunos cientos menos de botellas de champagne. Quizá no le hubiera levantado la mujer al actor Roger Moore en plena luna de miel. O nunca hubiera metido a la estrella porno del momento en las duchas de su vestuario. Quizá tampoco se hubieran roto sus tres matrimonios. Ni se hubiera acostado con dos misses inglesas, varias conejitas de Playboy y varias strippers. Quizá el fútbol, un arte que concibió como pocos en un país de ideas encarceladas como Inglaterra, hubiera ocupado de verdad el sentido de su vida. Pero no. Allison cogió otro camino. Y no por eso dejó de elevarse dentro del planeta británico como uno de los entrenadores más fascinantes, desacomplejados y admirados de su historia.
“Vio la vida pasar tan rápido y tan frágil en ese tiempo que se arriesgó a exprimirla. De la tuberculosis, salió Big Mal y su colección de placeres y excesos”
La vida de Allison, admirador de la buena literatura, notable alumno de instituto y especialista en Churchill, no la determinó un caballo balancín. Fue una tuberculosis. Jugaba de mediocentro defensivo en el West Ham de los años 50, gobernado desde el banquillo por un veterano sargento de la Segunda Guerra Mundial, Ted Fenton. Allison ejercía de capitán y de algo más: aconsejaba a Fenton, diseñaba entrenamientos y planificaciones, con sesiones de grupos reducidos, partiditas de fútbol-tenis, la introducción del gimnasio y la musculación y otras innovaciones. “Cuando Fenton daba sus órdenes, Malcolm le miraba y le decía: ¡Oh, cállate Ted, por el amor de Dios!“, recuerda su ex compañero Frank O’Farrell en So Foot. La ascendencia sobre el incipiente centro de formación del West Ham distinguió del mismo modo la vida del Allison futbolista. Ofrecía consejos, regalaba charlas tácticas durante los almuerzo, con los saleros y las botellas de kétchup dibujando escenarios tácticos… Hasta que le agarró una tuberculosis. Le extirparon medio pulmón izquierdo y aquello le sacó para siempre las botas de los pies. Dos años de enfermedad y hospitales acabaron por abrir un nuevo escenario vital en Allison. Vio la vida pasar tan rápido y tan frágil en ese tiempo que se arriesgó a exprimirla. De la tuberculosis, salió Big Mal y su colección de placeres y excesos. Aún se mantendría como técnico de la cantera del West Ham. Fue uno de los padres, en la cafetería Cassetari’s, muy cerca de Boleyn Ground, de The Academy, uno de los centros de formación más generosos del fútbol británico. Booby Moore, uno de aquellos chicos, tomaría su relevo como mediocentro y central del West Ham. allison2Al arrancar los años sesenta Allison abrió una chatarrería y regentó un concesionario de automóviles. Sus pasiones eran los coches y las carreras de galgos o caballos. Adoraba apostar. Uno de esos envites fue inaugurar un club nocturno en el barrio londinense de Soho. Por allí desfilaron futbolistas, hombres de negocios de la City, políticos, cantantes como Frank Sinatra… Y modelos y actrices. Mujeres. Su gran virus. También botellas de champagne y varias borracheras. La fama del gigoló Allison se disparó entre la purpurina londinense. Se le reconocía como un hombre mercurial, extravagante, con una lengua envenenada, pero irresistible, encantador y seductor en todas las facetas de su vida.
Protagonizó un escándalo telúrico en el Reino Unido al firmar un cuarteto sexual de consecuencias diplomáticas con el político John Profumo, el destacado de la marina soviética Yevgeny Ivanov, y en medio de todos ellos, una chica llamada Christina Keeler. Después vinieron más. En un bar de Mallorca, Allison emborrachó a la starlet del momento, el actor Roger Moore, de luna de miel. Lo llevó a dormir el whisky y, mientras, le levantó a su mujer Tina. Otras conquistas fueron dos conejitas de Playboy, Serena Williams (evidentemente, no la tenista) y Sally Highley. La segunda se convertiría en su mujer. La conoció en un club de strippers y la llevó a patinar sobre hielo. La pista se quebró, la chica cayó y se mojó. Y Allison la secó con uno de sus largos abrigos de cosaco. De allí, al apartamento y al matrimonio. No duró demasiado. Cuando negoció con la Juventus, ya en su etapa en el Manchester City, se dice que únicamente viajó a Turín para encontrarse con una stripper y modelo húngara. Quizá retado por George Best, Allison se propuso también adentrarse en el ecosistema de las misses británicas. Ligó con una aspirante al trono del Reino Unido, Jennifer Lowe… hasta que conoció a la vencedora, Jennifer Gurley. Y ya en el Crystal Palace, en sus años más desatados, justo después de dejar el City, con la arrogancia disparada, metió a la estrella porno del momento, Fiona Richmond en las duchas del vestuario. Había aparecido en el entrenamiento con un Rolls Royce con la tapicería de leopardo y la actriz bajo el brazo. Ella preguntó: “¿Puedo darme un baño?“. Aquello enloqueció. Allison y varios futbolistas se quitaron la ropa y tomaron unas botellas de champagne, el gatorade de los equipos de ‘Big Mal’. Los periodistas que había por allí fueron invitados también a pasar. Los tabloides del día siguiente entraron en combustión. Pero Allison tenía la respuesta perfecta para salvar su puesto en medio de la tormenta: “Cuando ella se desnudó, me di cuenta que tenía los pechos falsos. No vale la pena ser despedido por un trozo de plástico“.
Allison y Mercer, en los días de vino y rosas.
Allison y Mercer, en los días de vino y rosas.
En esta oleada de travesuras, Allison nunca le quitó el ojo al fútbol. Joe Mercer, investido mánager del Manchester City, era un hombre sereno, bondadoso y también ya algo mayor y achacoso. Buscaba un ‘coach’ joven y animoso y acabó designando a Allison. Mezclaron a la perfección. Sacaron al Manchester City de la segunda categoría y lo lanzaron a sus años más gloriosos: ganaron una Liga (67-68), una FA Cup (1969), una Copa de la Liga (1970) y una Recopa (1970). Mercer tenía las últimas palabras, pero el ideólogo principal era Allison. Había desarrollado su pensamiento sobre el fútbol desde dos puntos de partida. El primero, en Austria, donde fue destinado para el servicio militar. Jugó con el Admira Wacker y se empapó de conceptos danubianos: juego raseado, bien tocado, técnico y rápido… Nada que ver con la rigidez y simplicidad inglesa. El segundo fue la lección que, como todos los británicos, se llevó a casa desde Wembley cuando Hungría trituró 3-6 a Inglaterra. Estas dos experiencias le marcaron el libreto. Trató de incorporar ese estilo continental como ayudante de Mercer. Ese Manchester City trató de demarcarse de los convencionalismos locales con un juego más vivo, ofensivo y armonioso. Allison reunió a un ejército de notable futbolistas: el inteligente mediocentro Colin Bell, el felino portero Joe Corrigan, el veloz extremo Mike Summerbee, el voraz delantero Neil Young y el todoterreno Francis Lee. Todos internacionales, todas leyendas del City. La influencia de Allison iba más allá de los aspectos tácticos e ideológicos. Controlaba, y hacía a Mercer que controlara, todo. Diseñaba unas dietas que incluso él cocinaba. Renovó la segunda indumentaria, imponiendo las rayas rojas y negras como homenaje al Milán. Encargaba a Sudamérica botas más ligeras y flexibles, ideales en los pantanosos estadios ingleses. Revolucionó la preparación física entrenando a sus jugadores con máscaras de gas. Y manejaba los códigos del club como nadie, especialmente, la rivalidad con el Manchester United. A Matt Busby lo llamaba Matt ‘Baby’. Y el día que le ganó un partido en Old Trafford pagó a un chico de los recados para que subiera a la azotea y bajara la bandera a media asta.
Malcolm Allison acabó absolutamente desbordado por su personaje.
Malcolm Allison acabó absolutamente desbordado por su personaje.
La convivencia con Mercer no se ensució hasta que a Allison se le terminó de ensanchar la arrogancia. Sabía que el viejo jefe no duraría mucho en los banquillos y ansiaba el puesto de mánager principal. Sus locuras continuaban: Francis Lee tuvo que llevarlo a casa una noche metido en un saco después de beberse 23 botellas de champagne y fumarse varios habanos. Un día, Mercer conducía su coche a gran velocidad y la policía lo detuvo. Bajó la ventanilla y exclamó: “Está bien agente, ¿qué hizo ahora Malcolm?“.
“El día que le ganó un partido en Old Trafford pagó a un chico de los recados para que subiera a la azotea y bajara la bandera a media asta”
La distancia entre ambos, unas divergencias profesionales, pues Allison siempre mantuvo su admiración por Joe, creció cuando saltaron los problemas societarios en el Manchester City, justo a finales de 1970, cuando el vicepresidente Frank Johnson anunció su disposición a vender su paquete accionarial. La familia con mayor peso en el club, los Alexander, siempre cobijaron a Mercer. Pero Allison aprovechó para ganarse la confianza de un grupo de empresarios ansiosos por dominar el club y comprar las acciones de Johnson, con Joe Smith y Simon Cussons a la cabeza. El clima se encrespó y, aunque Johnson no vendió, Smith y Cussons entraron al consejo. El Manchester City se fracturó en dos: la facción de los Alexander y Mercer y la de los consejeros conspiradores y Allison. Ganó la segunda. Y en octubre de 1971, el presidente Albert Alexander, muy desgastado y enfermo, nombró mánager a Allison, retirando a Mercer a los despachos, como gerente deportivo. En solitario, Allison duró apenas unos meses. El equipo aún rozó la liga de 1972. Fue líder en varios tramos durante uno de los torneos más apretados de la historia. Un punto separó a Derby, Arsenal, Liverpool y Manchester City. El momento fatal fue la contratación por 200.000 libras de Rodney Marsh, un díscolo, el ‘alter ego’ de Allison sobre el césped. Un delantero tan soberbio, dominante, fuerte y técnico como excéntrico, vanidoso y provocador. Allison nunca consiguió adaptarlo al City y el equipo lo pagó. Sin Mercer, el extraordinario equilibrio que había mantenido en lo alto al club se resquebrajó. Nada fue igual jamás en Maine Road. Tampoco para Malcolm Allison, ya desbordado por su personaje, reducido a un galán de franela de inconfundible estilo: sus largos y cerdosos abrigos, un sombrero fedora de otro tiempo y el puro, un habano hermoso y descomunal. Esa fue la imagen que quedó de él en el resto de sus días como entrenador.
Erró por las catacumbas del fútbol inglés, por Kuwait, por Turquía… Aún volvería al Manchester City para confirmar su tragedia: su rebeldía necesitaba paz. La serenidad de Mercer. Solo en Portugal ‘Big Mal’ se reencontraría con Malcolm Allison, donde ganó la Liga y la Copa con el Sporting de Lisboa y entrenó al Vitoria de Setubal. Allí trazó amistad con el hijo de Félix, su preparador de porteros. Un adolescente que siempre reconoció a ‘Big Mal’ como una inspiración. Ese chico era José Mourinho

«Los médicos no sacarán a Schumacher del coma»


La revista alemana Focus asegura que los doctores han abandonado el intento de reanimar al piloto de Fórmula 1

Las especulaciones sobre el estado de salud de Michael Schumacher se suceden sin solución. La última proviene de la revista alemana Focus. Según esta publicación, los médicos del hospital de Grenoble que atienden al piloto han abandonado los intentos de sacarlo del coma artificial en el que se encuentra desde el pasado 29 de diciembre, víctima de un accidente en la estación francesa de Meribel.
Según la revista germana, que cita fuentes del círculo íntimo de Schumacher, el proceso para despertar en marcha lenta al siete veces campeón del mundo fue suspendido la semana pasada. Los médicos anunciaron hace tres semanas que estaban reduciendo la anestesia para sacarlo del coma.
Noticias que contradicen la versión de Felipe Massa. El brasileño sostuvo que su excompañero Michael Schumacher mostró "reacciones con la boca" durante una visita que le hizo en el hospital. "Lo miré, le hablé y le conté todo sobre mi nuevo coche y mi nueva escudería", dijo Massa. "Él dormía pero se veía normal, incluso mostró varias veces reacciones con la boca".
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ALMUERZO CON... CLAUDIO TAMBURRINI

“El deporte es el último bastión del machismo”

El portero argentino se hizo filósofo en Suecia tras fugarse de una cárcel clandestina

Tamburrini: “Hay que hacerse amigo del pasado”. / LUIS SEVILLANO
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El Claudio Tamburrini que saborea un stroganoffen uno de los pocos restaurantes de Madrid con platos suecos (y alguno ruso) nació una noche de 1978, desnudo y aterrorizado, cuando ya tenía 23 años. Acababa de fugarse junto con otros tres prisioneros de un centro clandestino de detención de la dictadura argentina, un siniestro chalé llamado Mansión Seré, en el que había sido torturado durante 120 días. Una rocambolesca huida —llevada al cine en 2006 con el título de Crónica de una fuga— que no acabó hasta que logró cambiar de hemisferio y de vida: el joven portero del Almagro, de Segunda División, que pugnaba por la titularidad con un viejo ídolo local, encontró refugio en Estocolmo, donde se convirtió en filósofo “consecuencialista y utilitarista”, corrientes, como se verá, con aplicaciones muy prácticas.
Por ejemplo, a Tamburrini, 59 años ahora, le resultaron muy útiles para “revertir en algo positivo” su paso por aquella casa de terror: “Mansión Seré fue un sitio de renacimiento. Allí se generó una nueva vida, la que tengo ahora. Y si uno está conforme con la vida que tiene debe apreciar lo que le ha conducido a ella. Hay que hacerse amigo de lo que te ha pasado”, sentencia.
En Suecia, Tamburrini abandonó el fútbol, pero intentó que su pasión fraternizara con su vocación. Se especializó en Ética del Deporte, “un campo muy poco desarrollado” y sobre el que ya ha escrito varios libros. El primero, claro, con Maradona en la portada: La mano de Dios, una visión distinta del deporte (2000).
Aquí es donde el filósofo acude en ayuda de Maradona para justificar su gol manual a Inglaterra en el Mundial de 1986. “Es una acción condenable, por incorrecta, pero para el consecuencialismo lo importante no es la intención, sino sus consecuencias. Aquel gol consiguió que se eliminara el fantasma de las Malvinas que condicionaba hasta entonces todos los enfrentamientos entre Inglaterra y Argentina. No se habló más de la guerra. Por eso, pese a ser reprochable, la acción no es incorrecta”.
Tamburrini sabe que en Suecia está “muy solo” en algunas de sus reflexiones morales. Como cuando defiende a Marco Materazzi —agredido por Zidane en la final del Mundial de 2006 tras un insulto de aquel— porque “provocar no es antideportivo”. Para ello recurre a Aristóteles y su teoría de la excelencia del carácter. “Nos gustan los atletas con aplomo, que se mantienen fríos cuando son puestos a prueba. La madurez psicológica es parte del juego”. Habla de fútbol, pero también de la vida. “Eso fue lo único que hice bien en Mansión Seré, resistir sin hundirme a las humillaciones que me infligían por su condición de torturadores”.
En su último libro, Del juego al estadio, que ha escrito junto al periodista madrileño Jacobo Rivero, abre un debate para romper “el último bastión de dominación del hombre sobre la mujer”. “El deporte viene a decir que el hombre es mejor. Se ha creado sobre las características fisiológicas masculinas y las disciplinas más reconocidas y mejor remuneradas son las masculinas”. Y propone tajante “abolir la segregación sexual del deporte”, lo que supone “doblegar” al machismo cultural y a los dirigentes retrógrados. “Quizá fuera posible acelerar este cambio cultural con un toque tecnológico-genético”, dice a sabiendas de que provocar no es antideportivo.

LA SUPER PICHICATA

Sochi 2014: Los atletas rusos, acusados de doparse con gas xenón

Este gas noble, que estimula la secreción de EPO, no puede ser detectado por los métodos de prueba actuales

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Sochi 2014: Los atletas rusos, acusados de doparse con gas xenón
Ole Einar Bjoerndalen compite en los Juegos de Sochi Kirill Kudryavtsev - Afp
Colonia. (dpa) - Atletas rusos inhalaron gas xenón para aumentar su rendimiento en los Juegos Olímpicos de Sochi y en otros anteriores, según sostiene un programa de la televisión pública alemana WDR que será emitido hoy en horario nocturno.

El gas noble, inodoro e incoloro estimula la secreción de la hormona eritropoietina (EPO), según estudios internacionales reconocidos.

Según la reglamentación antidoping, está prohibido incrementar de forma artificial la cantidad de EPO en el cuerpo así como usar sustancias farmacológicas con fines no terapéuticos o aumentar de forma artificial el nivel de oxígeno en la sangre.

De acuerdo con el programa "sport inside", el consumo de gas xenón fue practicado de forma generalizada en el equipo olímpico ruso durante años.

Los ministerios de Deportes y Defensa recomiendan oficialmente su empleo "con el objetivo de mejorar la capacidad de rendimiento de los deportistas", también porque el gas "no es controlado por la Agencia Mundial Antidoping (AMA)", citan los periodistas alemanes de documentos oficiales.

Los inspectores antidoping hasta ahora no tenían conocimiento del empleo del xenón en el deporte. El gas no puede ser detectado por los métodos de prueba actuales, dijo a la televisión Mario Thevis, especialista del laboratorio antidoping de Colonia.

Thevis precisó que en Europa se ha estudiado el efecto del xenón en experimentos con animales. "En el transcurso de un día, es decir, en el lapso de 24 horas, la producción de EPO aumentó en un 160 por ciento. Es un incremento marcado". Thevis estimó que probablemente "tenga el mismo efecto en los seres humanos".

El presidente de la AMA, Craig Reedie, prometió pronta reacción. "Nuestra comisión encargada de supervisar la lista de sustancias prohibidas se encargará rápidamente del asunto. El tema de la inhalación de gas será abordado en nuestra próxima reunión después de los Juegos", aseguró el funcionario escocés.

Para el ex presidente de la AMA Richard Pound, el método "fue desarrollado exclusivamente para mejorar el rendimiento y es doping".

domingo, 23 de febrero de 2014

ASISETRAPICHEAENUNMUNDIAL

.partidos bajo sospecha

Desconfío

La historia de las sospechas sobre partidos en los mundiales de fútbol es casi tan larga como la misma competencia. Arreglos, presiones, sobornos, oficiosas recomendaciones dirigenciales, árbitros bajo la lupa y un largo etcétera organizan esta verdadera novela de la suspicacia internacional. Aquí, una somera lista de los partidos más “raros” de la querida historia futbolera.

    Italia 1 – España 1 (Italia 1934)

    Benito Mussolini ya le había advertido a sus jugadores que si no ganaban la Copa, “crash”. Ese crash significaba la muerte y la amenaza parecía ser muy concreta. En los cuartos de final el rival era España, que contaba con grandes jugadores y un arquero espectacular, apodado “El Divino”. Ricardo Zamora era imbatible y así se mostraba ante el conjunto local, que no podía batir al portero.

    Cuando finalizaba la primera mitad con los ibéricos arriba en el marcador, las malas artes del delantero Angelo Schiavio se hicieron presentes. Un par de certeros codazos al guardameta le allanaron el camino a su compañero Ferrari para que anotara la igualdad ante la esquiva y cómplice mirada del árbitro belga Lois Bärt. En la segunda parte, el partido se puso muy violento. Zamora terminó con dos costillas rotas y no pudo ser parte (como tampoco otros 6 titulares lesionados) del partido de desempate. Allí Italia consiguió su pase a semifinales.

    Los codazos de Schiavio.

    Inglaterra 1 - Argentina 0 (Inglaterra 1966)

    Los creadores del fútbol tenían a la Copa del Mundo en su casa y no querían perderla de ninguna manera, pero para alcanzar el objetivo tenían tres enormes problemas: Argentina, Uruguay y Brasil. El presidente de la FIFA en ese entonces era el inglés Stanley Rous y poco le importaban las sospechas levantadas alrededor del supuesto favoritismo arbitral hacia la selección anfitriona. Brasil se había quedado afuera de la primera ronda a fuerza de golpes, así que sólo restaba sacarse de encima a los rioplatenses, algo que parecía difícil de conseguir en cancha pero no en los escritorios.

    El 23 de julio de 1966, por los cuartos de final de la Copa, Inglaterra debía enfrentar a la selección Argentina, un duro rival que venía haciendo un gran mundial con victorias sobre España y Suiza, y empate con la poderosa Alemania Federal. La contienda se presentaba pareja y dura para los dos rivales, sin embargo, la actuación del árbitro alemán Rudolf Kreitlein favoreció escandalosamente a los británicos que finalmente se quedarían con el triunfo por uno a cero frente a una selección argentina disminuida tras la polémica y famosa expulsión del mediocampista Antonio Rattín. Sobre el cierre del partido, mientras el público despedía a los argentinos al grito de “animals”, el técnico inglés, Alf Ramsey, impedía el cambio de camisetas entre los jugadores.

    Expulsión de Rattín, gol de Inglaterra y el técnico inglés, Alf Ramsey, impidiendo el cambio de camisetas.

    Alemania Federal 4 - Uruguay 0 (Inglaterra 1966)

    Si a los argentinos les habían puesto un árbitro alemán para jugar ante Inglaterra, el enroque perfecto fue poner un árbitro inglés a los uruguayos frente a los alemanes. James Finney fue el encargado de impartir justicia en ese encuentro en el que Alemania convirtió 4 goles y Uruguay terminó con dos expulsados. Ingleses y Alemanes, finalmente, se verían las caras en una final que también pasó a la historia como una de las más polémicas de la historia.
    “Una visita de Videla al vestuario visitante, un barco cargado con toneladas de trigo, una flojísima actuación de un equipo que jugaba generalmente entre bien y muy bien, todo fue pasto para alimentar la sospecha por la abultada derrota peruana.”


    Alemania Federal 0 - Alemania Democrática 1 (Alemania 1974)

    Si había un seleccionado a quien todos le temían en la Copa de Alemania era la famosa Naranja Mecánica de Johan Cruyff y compañía. Si los alemanes federales ganaban su grupo debían compartir la zona semifinal con Holanda, así que una segunda colocación haría que sólo los pudieran enfrentar en una hipotética final, pero para eso debían perder ante la otra Alemania, la Democrática, para cederles, de manera generosa, el primer puesto. Todos suponían que la Federal iba a arrasar con su hermana república dividida por un muro. Todos menos los locales que, de manera extraña, cayeron ante un conjunto mucho más débil.

    Argentina 6 v. Perú 0 (Argentina 1978)

    Tal vez sea éste el partido más discutido de la historia de los mundiales. Argentina tenía que ganarle por 4 goles a Perú para superar a Brasil en la tabla y llegar a la final. El arquero de Perú, Ramón Quiroga, había nacido en Argentina y estaba nacionalizado en el país incaico. Fue el blanco predilecto de las críticas y acusaciones, aunque tiempo después quiso limpiar su nombre declarando: “mis dudas apuntan a la extraña formación que eligió Marcos Calderón (DT de Perú) y la actuación de varios de mis compañeros”.

    Una visita de Videla al vestuario visitante, un barco cargado con toneladas de trigo, una flojísima actuación de un equipo que jugaba generalmente entre bien y muy bien, todo fue pasto para alimentar la sospecha por la abultada derrota peruana. Durante años, los jugadores peruanos optaron por el silencio o por veladas acusaciones a algunos de sus compañeros. Nunca nada quedó en claro y los argumentos sobran en un sentido y otro. Más allá de todos eso, esta goleada entró de inmediato en la larga lista de los partidos bajo sospecha de las competencias mundialistas.

    Alemania Federal 1 - Austria 0  (España 1982)

    Argelia había sorprendido al mundo entero derrotando a Alemania Federal por 2 a 1 en Gijón, por la primera fecha del Grupo 2. Los norafricanos completaron la fase inicial con dos triunfos, cinco goles a favor y cinco en contra. Austria también sumaba dos victorias, pero tenía que jugar ante los alemanes, que con 2 puntos, necesitaban ganar sin importar por cuánto. Si los austríacos perdían por más de dos tantos, se quedaban afuera de la primera ronda. Hrusbech convirtió el único gol del encuentro a los 11 del primer tiempo y en los restantes 79 minutos no hubo juego, no existieron ataques peligrosos y abundaron los pases intrascendentes. Fue un pacto tácito donde no se necesitaron palabras ni dinero. Un pacto que dejó afuera a los argelinos y una trampa que tuvo a alemanes y austríacos como protagonistas.

    Corea del Sur 0 (5) v. España 0 (3) (Corea/Japón 2002)

    La actuación arbitral en los partidos disputados por la selección coreana también dio para comentarios de toda índole. Todo empezó en octavos de final cuando los locales dieron el primer golpe al eliminar por penales a Italia. En el suplementario de ese partido, el juez ecuatoriano Byron Moreno expulsó a Totti, la figura azzurra por la supuesta simulación de un clarísimo penal que le habían cometido. La faena arbitral continuó en cuartos cuando la víctima fue España. Años después de su actuación mundialista, Gamal Al-Ghandour, el árbitro egipcio de aquel encuentro, no dudó en acusar a uno de los jueces de línea por el gol anulado a los ibéricos que hubiera significado “gol de oro” y la eliminación de los coreanos de su copa. También aclaró que el otro gol, también insólitamente anulado, había sido por una falta que él solamente vio.

    Reportaje al árbitro acusando a los líneas, en el cual dice que fue el mejor partido que dirigió.

    Brasil 3 - Ghana 0 (Alemania 2006)

    Según el periodista canadiense Declan Hill, en su libro “El arreglo”, una casa de apuestas tailandesa tuvo incidencia en este encuentro. Abukari Damba, ex internacional con Ghana y DT de la sub 17 de ese entonces, habría sido el intermediario para que el conjunto sudamericano lograra imponerse, al menos, por dos goles de diferencia. Varios jugadores ghaneses habrían recibido unos 30.000 dólares para “no dejar todo en la cancha”. FIFA nunca investigó el caso, y en referencia a la denuncia Blatter expresó: “El Mundial es la más elevada manifestación deportiva del planeta, más que las Olimpíadas, y ningún equipo sale a perder”. Hill siempre habló en potencial, aunque asegura tener certezas sobre lo que escribió.

    He aquí una lista, seguramente incompleta, de partidos mundialistas que alimentan al desconfiado insaciable que todos llevamos dentro.

    ¿Qué otro capítulo ominoso nos presentará Brasil 2014? Solo resta esperar, mis queridos paranoicos.
    .a esperar, mis queridos paranoicos.

    NO ME EXTRAÑA CON LA GUITA QUE SE MUEVE

    "Hay futbolistas que hablan como economistas"

    El presidente del Eibar, Álex Aranzábal, es un profesor universitario, doctorado en la prestigiosa Universidad de Deusto. "La humanidad debe existir siempre en la toma de decisiones", dice

    ALFREDO VARONA.
    El presidente del Eibar, Álex Aranzábal.

    El presidente del Eibar, Álex Aranzábal.

    Hay un milagro en Segunda División. A 16 jornadas del final, el líder es el Eibar, que representa a una pequeña ciudad de 27.000 habitantes, que tiene el presupuesto más bajo (3,5 millones de euros) y el estadio con menor aforo (5.600 localidades) de la categoría. Por lo tanto, es un milagro que debe explicarse y que nadie puede hacerlo mejor que su presidente Álex Aranzábal, un hombre que, por encima del mecenazgo, representa al sector intelectual en el fútbol. Profesor universitario de Empresariales, ha convertido al Eibar en un ejemplo. "Nuestra capacidad de liderazgo nace de nuestros valores", asegura Aranzábal, un hombre que, por encima de todo, se apoya en los valores tradicionales del País Vasco. "Aquí siempre se ha dado mucha importancia al trabajo, al desarrollo de la sociedad o al valor de la persona".
    Ha fabricado un milagro. ¿Cómo se hace eso?
    No, yo no hablaría de milagros. No sé ni siquiera si existen los milagros. Pero si hablamos del caso del Eibar nuestra única receta es la de tener los pies en el suelo, la de construir un club solido en el que siempre pensamos que el ingenio puede ser una buena herramienta. No ha sido fácil, no ha sido nada que haya sucedido de hoy para mañana. No ha sido un éxito inmediato. Pasé a ser presidente en 2009 y hasta hoy fueron cuatro años muy duros en Segunda B, donde no había repercusión, donde no había apenas dinero y hubo que tomar decisiones tan difíciles como la de prescindir del filial. Fue muy duro, pero...
    En la terminología de Rajoy, se llamarían "medidas impopulares".
    No sé si se puede establecer comparación, pero todo lo que se hizo fue con la sensatez propia del momento.
    ¿Y en la toma de decisiones existe la humanidad?
    Sí, siempre. Uno nunca puede dejar de pensar en las personas. Pero el problema es que siempre llega ese momento en el que uno se debe plantear cosas y la gente debe aceptar las limitaciones que existen. Hay inercias que no se pueden dejar seguir. Sé que es duro decirlo y hacerlo, pero precisamente eso es lo que hoy nos permite enorgullecernos de lo que es el Eibar, un club que no tiene deudas y, seamos sinceros, un equipo sin deudas en el fútbol no es lo corriente. Aquí no hay una sola nómina que no se pague a fin de mes.
    Pero eso, por encima de un orgullo, es una obligación. 
    Para la gente consecuente, sí, claro; para la gente que viene y dice 'voy a gestionar el club como si fuese la economía de mi familia', no cabe duda. Pero la realidad es que la historia del fútbol no sea esa. Por eso nosotros cuando llegamos al Eibar nos impusimos esa idea. Aquí no valía volverse loco, aquí sólo valía que el déficit estuviese a cero. Sobre todo, porque teníamos la idea de que, al final, los clubes de fútbol son espejos para la sociedad. Y si pensábamos así no podíamos fallarle a la sociedad.
    Usted es profesor universitario. ¿En qué se parece el mundo del fútbol al universitario?
    Siempre me acuerdo de la frase de Albert Camus, que fue Premio Nobel de literatura y que decía que todo lo que sabía de ética lo había aprendido del fútbol, de lo bueno y de lo malo. Por lo tanto, en la universidad claro que se puede aprender del fútbol y, en especial, aprender de todo lo que este deporte, capaz de arrastrar a millones de personas, hace por la sociedad.
    ¿Entonces el fútbol puede ser más importante que la universidad?
    "Si la universidad es capaz de transformar la sociedad, ¿por qué no lo va a ser el fútbol?"
    No, pero si se puede igualar. Si la universidad es capaz de transformar la sociedad, ¿por qué no lo va a ser el fútbol? El hecho de que estamos acostumbrados a que pase lo contrario no significa que debamos renunciar.
    ¿El fútbol que vio de niño le hizo mejor persona?
    Creo que sí. Soy un apasionado del fútbol y en mi viuda claro que hay futbolistas que me marcaron para siempre, que me transmitieron valores muy positivos. Sin ir más lejos, mire el caso de Iniesta. ¿Acaso no fue un gran ejemplo? ¿Por qué vamos a renunciar a parecernos a él, a aprender de la humildad con la que se maneja?
    Iniesta no ha dejado que el éxito le corrompa, pero eso es difícil en el fútbol. ¿Usted no tiene miedo?
    No, al revés. Yo siempre quiero pensar en lo que puedo hacer en beneficio de mi equipo, de mi pueblo, de mi gente. No hago un trabajo remunerado como presidente del Eibar. Las victorias no han conseguido glorificarme, entre otras cosas porque sé que yo estoy aquí de paso. Pienso antes en mi responsabilidad que en mi éxito. Me pregunto, incluso, 'Alex, ¿qué visión tienes tu de ti mismo?' y me doy cuenta de que mi idea está al servicio del club.
    ¿El ego de verse cada día más cerca del palco del Camp Nou o el Bernabéu no le empieza a seducir? 
    No sé qué decir. Soy humano y tendré ego, no lo niego. Tengo los mismos amigos que tenía en el colegio y, a primera vista, no me hace especial ilusión ir a uno u otro campo. Soy como era antes de llegar hasta aquí: vengo de una familia muy industrial de Eibar, mi padre trabajaba en la forja de acero, armas y escopetas, y supongo que todo eso está en mí.
    ¿Qué le apartó de la Industria?
    Estudié en la Universidad de Deusto y caló muy hondo en mí. Llevo ya quince años de profesor universitario.
    ¿Y en qué se parece un estudiante universitario a un futbolista? ¿hay tanta distancia como puede parecer?
    "Uno debe hacer camino en la vida distanciándose de lo que sucede a corto plazo; la vida no es una moda, es una tendencia que uno elige" 
    Según se mire. Puede haber mucha o ninguna. Hay futbolistas que se toman su trabajo con una seriedad extrema mientras que hay otros que no. Algo que es extrapolable al mundo universitario, donde ves estudiantes que van a pasar el rato. Sin embargo, hay otros totalmente implicados. Saben que la sociedad está invirtiendo en ellos y quieren devolverselo. Hablas con ellos y es un placer.
    La realidad es que cada vez está más difícil para los estudiantes. ¿No es lógico que vayan desanimados por la vida?
    Para mí, eso no es lógica, es un drama. Quizá estamos ante una de las generaciones de jóvenes más preparadas que podamos soñar. Pero el problema es que hay muchos que no lo pueden aplicar, tienen que marcharse al extranjero o trabajar en algo que no tiene nada que ver con lo que han estudiado. Y eso es tan difícil de aceptar que a mí, sinceramente, me parece un drama.
    ¿Los futbolistas del Eibar son unos auténticos privilegiados?
    Aquí, los sueldos son modestos, no hay nadie que llegue a los 100.000 euros, y eso es poco para lo que se paga en otros clubes de Segunda B. Pero sí es verdad que si se comparan a otros jóvenes de su edad tienen unos buenos sueldos. Es posible, incluso, que los propios jugadores cobren más de lo que gano yo. Pero lo importante es que hay muchos que no se quedan ahí. Saben que esta profesión tiene fecha de caducidad y luchan por prepararse. Yo me he encontrado a jugadores muy preparados que te hablan del paro, del endeudamiento público o de la inflación casi como si fuesen analistas económicos. Y a lo mejor no era lo que me esperaba de ellos. Pero es una prueba de que hay que acabar con los prejuicios.
    Al menos, usted ha conseguido que los resultados le den la razón.
    No, pero yo no hablaría de los resultados. Nosotros pasamos cuatro años durísimos en Segunda B en los que no había ingresos, no había nada. No se hablaba de nosotros, pero éramos los mismos que ahora. Nuestras idean eran las mismas. Por eso una de las cosas que he aprendido es a que uno debe hacer camino en la vida distanciándose de lo que sucede a corto plazo. La vida no es una moda, es una tendencia que uno elige.
    ¿Cuál ha sido el último lujo que se ha dado?
    Pues, sinceramente, ir al cine con mi hija a ver una película de animación.
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    viernes, 21 de febrero de 2014

    Pedro Nimo, el atleta 'indignado': "La clase política gestiona con imprudencia e injusticia"

    A los 33 años, harto de la situación del país, ha renunciado a correr por Galicia y España. "Soy un atleta que no puede ver lo que pasa y callarse en esta España de mentira", clama

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    Pedro Nimo en el maratón de Berlín.

    Pedro Nimo en el maratón de Berlín.WEB DE PEDRO NIMO

    Hoy ha sido uno de esos días de climatología tan dura en Santiago, en los que Pedro Nimo dice que "el entrenamiento vale por dos. Ha vuelto a llover. He tenido que pelear frente a un viento infernal y, una vez que he llegado a casa, he vuelto a preguntarme: '¿a ver de dónde saco fuerzas para salir a entrenar mañana otra vez?'". Pero lo hará porque Pedro Nimo está preparando el maratón de Londres, donde ya no acepta representar "a España ni a Galicia", sólo a su propio esfuerzo que, "a diferencia de lo que pasa con la clase política no está amparado por la injusticia". Es la palabra de un hombre que ha renunciado a las becas de la Federación Española y a cualquier tipo de ayuda pública como atleta.
    ¿Es usted un rebelde con causa, un loco de otra época? ¿Quién es realmente Pedro Nimo?
    No lo sé. Sólo soy un ser humano que ve lo que le rodea y no le gusta. Ante eso, no puedo permanecer en paz. Por lo tanto, he de rebelarme, si se quiere ver así, ante ese dolor. A mí me parece perfecto que la clase política me pida sacrificios, porque los sacrificios son honrados, pero no que gestionen esos sacrificios con imprudencia e injusticia. Eso me hace sentirme estúpido.
    ¿La estupidez puede llevar a la locura?
    Sinceramente, no creo que yo esté loco. No creo que aún haya llegado a ese estado. Mi actitud es fruto de algo meditado. Si me habla de hace unos años, en los que me movía por los impulsos, tal vez, pero ahora ya no necesito ser impulsivo. Tengo marcas que me apoyan, unos patrocinadores que me permiten no depender de las becas y una familia con algún recurso que me concede esa independencia.
    ¿Y si no tuviera todo eso?
    Pues a lo mejor hubiese tenido que tragar. De hecho, hay compañeros que me han llamado y me han dicho: 'Pedro, si yo pienso como tú, pero no puedo decirlo...', y me parece bien. Sin embargo, mi caso es distinto. He renunciado a una beca irrisoria. Es más, se puede decir que, más que un sacrificio, ha sido algo reivindicativo, en ningún caso producto de un calentón.
    Al menos hoy, muestra un discurso muy cerebral
    Lo intento, al menos. Yo soy más cosas que atleta, pero no soy ajeno a las posibilidades que me ofrece el atletismo. Estaré en abril en el maratón de Londres, donde me han asignado un fijo por correr un solo día que equivale a una beca nacional de la Federación Española durante todo el año. Hace unos meses, gané la Behovia-San Sebastián y me pagaron más que por ir a un Campeonato de Europa con la selección...
    Al final, todo es dinero
    No, no se crea. El dinero es importante, pero, aunque parezca un tópico mil veces escuchado, no da la felicidad. Ningún atleta corre por dinero. El sacrificio no lo compensaría. El hecho de llegar a casa destrozado y casi no poder dormir del dolor de piernas... No ganamos dinero que compense ese sacrificio. Pero en el fondo nosotros somos unos románticos que tenemos una sola pega. Tenemos que vivir de algo y actualmente hay atletas profesionales que tienen pánico a lesionarse, porque se quedan sin nada...
    ¿Qué es más difícil, ser ciudadano o ser atleta?
    Ser ciudadano, sin ninguna duda. Yo puedo salir a entrenar por la carretera y pelearme frente al viento, pero tengo esa posibilidad aunque sólo sea para subsistir. Pero siempre será más duro la gente que no tiene esa posibilidad, porque no tiene ese talento para la carrera, y que está sin trabajo con lo que significa conseguir un trabajo hoy en día. Ahora mismo, ya no depende ni siquiera de uno mismo y cuando se hablan de los emprendedores, de las ayudas a los emprendedores..., en fin otra mentira. Si no tienes un dinero ahorrado no hay nada que hacer, y el problema es cómo se ahorra ese dinero...
    Una entrevista demasiado dura
    Pero realista. Tengo amigos que son doctores que se han ido fuera de España para que los valoren, han vuelto y no encuentran ni una beca de 600 euros al mes para dedicarse a la investigación en la Universidad... Mi propio hermano, que es universitario, que ha hecho varios Masters, a los 30 años, está en paro y no encuentra nada. A nadie nos gusta ver eso.
    Al hilo de esto, recuerdo una frase suya para hacer un documental: "Ya no tenemos que ir a África para sentir pena"
    Es que es así. Mire, mi abuela vive en la parte baja de Santiago, donde está la 'cocina económica', que es como un comedor social. Antes, veías en la cola a exdrogadictos.... Sin embargo, ahora ves gente bien vestida, padres de familia a los que no les queda más remedio. Para mí, ver eso es duro. Hay gente que a lo mejor ha hecho callo. Pero yo no soy tan mayor y estás imágenes, como se decían en los telediarios de antes, hieren mi sensibilidad.
    ¿Y por eso no hay manera de callarlo?
    Pues a lo mejor es por eso o para dormir mejor o, simplemente, para despertar dos o tres conciencias más... Me vale así. También puede ser por culpa de mi egoísmo para sentirme mejor. Soy incapaz de ver y no decir nada. No sólo puedo mirar por mí. Mi familia no me educó así. Tengo conciencia social, tengo valores... No sólo soy yo. Veo a mi hermano que continúa en el paro. Veo a la gente y me recuerdo a mí mismo que para ser feliz necesito estar rodeado de gente feliz, y actualmente el hecho de salir a la calle me genera mal cuerpo.
    Aun así ha sido capaz de montar un negocio, una tiendas de deportes en Santiago. ¿No fue otra locura en esta época?
    Yo tuve buenos amigos, un buen gestor... que me prepararon para este momento. Sabía que debía dejar un buen colchón y que no iba a tener esas ayudas públicas que se prometen. Fui previsor y lo hice. Y por ahora el negocio va creciendo, aún hay que poner dinero, hasta que se convierta en un negocio de referencia. Pero vamos bien y me enorgullece el hecho de dar trabajo a persona y media, una a tiempo completo y otra a media jornada...
    ¿Cómo hizo ese colchón económico si no es una indiscreción?
    Yo quería volver a Santiago y si no había trabajo para los demás no lo iba a haber para mí. Siempre lo tuve claro. Por eso no me quedaba otra que abrir un negocio como éste en el que iban a ir dirigidos mis ahorros. He invertido entorno a 150.000 o 160.000 euros que he ganado, sobre todo, en el atletismo... Por supuesto, he tenido que prescindir que cosas, yo, por ejemplo, antes tenía un Porsche, que vendí por unos 20.000 euros, y ahora conduzco un Ford C-Max que no es ni siquiera mío, sino de una marca que me patrocina....
    Pero, si así se siente realizado, no hay más que hablar, amigo
    Como decía Frank Sinatra: "He hecho cosas bien y he hecho cosas mal, pero las he hecho a mi manera". He podido hacer mejores cosas en el atletismo, acepto, si hubiese tenido otra cabeza de junior, pero no las hice y ya no vale sentir pena. Hay que saber reconvertirse y recordar que para valorar la sonrisa tienes que haber llorado. Pues ese soy yo, un tipo, un atleta, si se prefiere, que no puede ver lo que pasa y callarse en esta España de mentira...


    Álex de la Iglesia rueda una película sobre Messi

    El director acaba de rodar en Argentina la primera parte del filme, mezcla de ficción y parte documental, y continúa ahora en España.

    LA PLAGA QUE NO CESA

    Una esquiadora alemana, primer positivo en Sochi

    La biatleta Evi Sachenbacher-Stehle fue cuarta en los 12,5 km de la salida en masa

    William Frullani, excluido del equipo olímpico

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      Evi Sachenbacher-Stehle, durante un entrenamiento. / HENDRIK SCHMIDT (EFE)
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      El Comité Olímpico Internacional (COI) comunicó el jueves por la noche a la federación alemana que uno de sus esquiadores, la biatleta Evi Sachenbacher-Stehle, no había superado un control antidopaje. En su análisis se halló el estimulante metilhexamina. El contraanálisis ha confirmado el positivo, el primero de los Juegos de Invierno de Sochi, donde el COI ha lanzado un ambicioso plan de controles para luchar contra los tramposos. Además, este viernes, el italiano William Frullani, participante de bobsleigh, ha dado positivo también por una sustancia prohibida y ha sido excluido del equipo olímpico, igual que la alemana.
      Frullani, agente de policía y exdecatleta de 34 años, ha dado positivo por dimetilpentilamina en un control al que se sometió el 18 de febrero, y no participará este sábado en la competición.
      En Sochi está previsto un 14% más de controles que en Vancouver 2010
      La esquiadora fue cuarta en los 12,5 kilómetros de la salida en masa. El nombre de la atleta que había dado positivo fue desvelado por la agencia DPA, aunque todavía no ha trascendido la sustancia que reveló el control. La Federación Alemana de Esquí agrupa a distintos deportes, como el esquí alpino, el esquí de fondo y la combinada nórdica (saltos de esquí y esquí de fondo).
      La lucha contra el dopaje se intensifica en cada gran evento como los Juegos Olímpicos. En Sochi está previsto realizar 2.453 controles, un 14% más que hace cuatro años en Vancouver. Cuando sus responsables presentaron este ambicioso plan explicaron que se centrarían en los deportes de “alto riesgo”, aquellos que como el esquí de fondo exigen mayor resistencia y fuerza, y en los deportes de equipo, como el hockey sobre hielo.
      De los casi 2.500 controles previstos, 1.944 serían de orina, 509 de sangre y otros 572 específicos para detectar EPO. Como novedad, los resultados de estos controles se guardarán durante 10 años, lo que permitirá castigar a dopados que con las herramientas actuales no darían positivo, pero que pueden caer con tecnologías futuras.
      El positivo es un varapalo para uno de los grandes equipos de estos Juegos Olímpicos. Alemania es el tercer país que más medallas ha ganado en Sochi (16), solo por detrás de Noruega y Estados Unidos. De ellas, ocho son de oro. Un escándalo que también ha salpicado a Italia.

      jueves, 20 de febrero de 2014

      Los dioses del estadio

      El futbolista Justin Fashanu.
      El futbolista Justin Fashanu.
      ¿Por qué los futbolistas se muestran tan poco comprometidos con los problemas sociales? En ese contexto sitúa Paco Tomás la homofobia que aún late en estadios y vestuarios. Cada 19 de febrero se celebra el Día Internacional contra la Homofobia en el Deporte, recordando el suicidio del futbolista Justin Fashanu, al que una masa gritaba maricón cada vez que salía a jugar.
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      Justin Fashanu nació un 19 de febrero de hace 53 años. De ascendencia nigeriana, llegó a ser el futbolista negro más caro de la liga británica: un millón de libras costó su traspaso al Nottingham Forest. Eso fue en 1978.
      Los que saben de fútbol, no yo, cuentan que era un delantero veloz y un jugador de esos que, en el argot deportivo, “olfatean el gol”. Sin embargo, esas cualidades físicas se convirtieron en insustanciales cuando los rumores sobre su homosexualidad llegaron a los oídos de su entrenador, Brian Clough. Las visitas de Fashanu a los clubes gays londinenses le ponían tan nervioso que los problemas no tardaron en llegar al vestuario del equipo. La homofobia es así, empapa de odio el mejor papel secante. Clough le prohibió entrenar con el resto del Nottingham Forest. Sus compañeros no mostraron el más mínimo indicio de apoyo al jugador. Más bien al contrario; alimentaron las burlas con chistes de machitos que, en más de una ocasión, acabaron con peleas a puñetazos.
      La estrategia homófoba del entrenador logró que Fashanu fuera definitivamente apartado del club. Fue cedido. Pasó de ser un futbolista que costaba un millón de libras a ser traspasado por 150.000. Sin dejar de marcar goles. Veinte en 62 partidos. Pero claro, era homosexual y eso le restaba valor.
      En 1990, Fashanu decide dar un paso adelante. En un alarde de valentía y dignidad, hizo pública su homosexualidad en una entrevista concedida al diario The Sun. Lo único que hizo fue confirmar el rumor que ya circulaba por los despachos y vestuarios de los clubes de fútbol. En principio, nada debía cambiar demasiado. Pero se equivocó. Olvidó a la masa, ese ente abstracto que acaba moviéndose a impulsos de irracionalidad. Cada vez que Fashanu salía al campo, 30.000 personas coreaban a una voz “fag, fag, fag, fag” (maricón en inglés). Solo imagínense ese sonido por un instante. Ese estruendo anónimo e implacable, público, retransmitido, apisonador, ultrajante, arropado por el anonimato cobarde de la masa. Un eco que nunca acaba por desvanecerse.

      A partir de ese momento, el jugador va pasando de club en club, perdiendo el brillo de su juego y apareciendo en la portada de los tabloides cuando un joven de 17 años lo acusó de haberle agredido sexualmente. Aunque el joven carecía de pruebas y la Justicia desestimó el caso, todo lo sucedido hirió de muerte a Fashanu. El 2 de mayo de 1998 se ahorcó en un garaje abandonado de Londres convencido, como dejó escrito en una nota, de que la sociedad ya le había condenado.
      Desde entonces, todos los 19 de febrero se celebra el Día Internacional contra la Homofobia en el deporte. Y, desde entonces, uno tiene la sensación de que nada ha cambiado.
      Nadie puede negar, aunque solo sea por pura estadística, que hay homosexuales y lesbianas en el deporte. Sin embargo, el armazón que rodea a esta actividad suele primar valores como la rudeza, la virilidad, incluso la arrogancia, por encima de otros como la solidaridad, el compromiso social y el respeto. ¿Cuántas veces han visto ustedes a un deportista opinar sobre el aborto, criticar la política de desahucios de los bancos o defender el matrimonio igualitario? Muy pocas. En pocas palabras, el rol del deportista comprometido no existe. Son como seres divinos que se materializan en el terreno de juego y luego desaparecen. No se manifiestan, no hablan de otra cosa que no sea sus victorias, sus goles o sus objetivos. Como si fuesen impermeables a todo lo demás.
      Quizá en ese ambiente tan protocolario sea difícil decir la verdad cuando esa verdad tiene que ver con uno mismo. Cuando veo a la actriz Ellen Page afirmar públicamente que es lesbiana, y percibo toda la corriente de admiración que se despierta a su alrededor, pienso si sucedería lo mismo en el supuesto de que un importante futbolista de un equipo de primera división hiciese pública su homosexualidad. Tal vez los comentaristas deportivos, los aficionados, los clubes, sus propios compañeros, como le sucedió a Fashanu, lograsen que se arrepintiese. Tras el caso de Fashanu, pasaron 23 años hasta que otro futbolista decidió contar que era gay. Fue Robbie Rogers, un futbolista estadounidense.
      En Europa, lo último que recuerdo son unas declaraciones de un ex jugador italiano, Damiano Tommasi, que aconsejaba a los futbolistas gays que nunca saliesen del armario. Según él, desde su orgullosa manifestación de la heterosexualidad más viril, no había ninguna necesidad de expresar las preferencias sexuales y que el hecho de ser identificado como homosexual no era aconsejable en el fútbol. El argumentario de Tommasi llegaba al paroxismo cuando explicaba que el futbolista gay comparte vestuario con sus compañeros y eso podría provocar situaciones desagradables en el equipo. El tema no es si juegas bien o no al fútbol, si metes más o menos goles; el tema es si miras de reojo la polla de tu compañero en los vestuarios. Acabáramos.
      Bromas aparte, no puede ser que en el ámbito deportivo una persona aún tenga que debatirse entre vivir su tendencia sexual libremente o jugar al fútbol. Eso sin olvidar que vivimos en comunidad y aquí todos tenemos una responsabilidad a la hora de construir una sociedad mejor, más igualitaria y menos resentida. Y los deportistas también. El deporte, en especial el de élite, es una referencia para los más jóvenes. Todos los estudios de acoso en el ámbito educativo demuestran que los hombres son más homófobos que las mujeres. A su vez, los hombres practican y consumen más deporte que las mujeres. No creo estar delirando si manifiesto que creo que un futbolista podría hacer mucho más por un cambio de actitud en esos jóvenes que 50 actores, cantantes y, desde luego, políticos. Otra cosa es que, como sociedad, queramos analizar las razones por las que eso no sucede.