miércoles, 3 de agosto de 2016

SIGUE SIENDO UN CHARLATAN

Jorge Valdano: "El fútbol argentino

 transmite una sensación de desamparo"

"Se ha tocado fondo", se lamenta el campeón en México 86; "Se están buscando remiendos, y eso no deja crecer", agrega; "Bauza es una garantía de tipo", dice, pese al contexto adverso
LA NACION
Foto: LA NACION / Aníbal Greco
Elige las palabras con una precisión quirúrgica. Como siempre. Construye reflexiones cargadas de angustia porque le duele el fútbol argentino.Jorge Valdano es un ácido observador que se incluye en las respuestas. Podría hacerse el distraído, rozar los temas con la asepsia del embajador lejano, pero prefiere comprometerse. "Hemos vivido momentos caóticos, la sensación es que se ha tocado fondo. Ya hablar de comisión normalizadora es una señal de que venimos de la anormalidad. Hay muchos problemas que nos ponen ante la necesidad de un fuerte y riguroso liderazgo, pero la sensación es que los apremios económicos son tan, pero tan grandes, que no dejan pensar en términos estratégicos. Es como que se están buscado remiendos, parches, y eso no deja crecer."
-¿Qué te provoca que la Argentina sea una selección que cada dos años cambia de técnico?
-Empezamos a extrañar aquel ciclo donde los directivos echaban a los entrenadores, porque hemos entrado en otra variable: los entrenadores se van, hartos de soportar presiones sin tener el suficiente respaldo. Pero también se nos va voluntariamente el líder futbolístico. Da la sensación de que le hemos pegado una patada al hormiguero y todo el mundo sale disparado hacia afuera. El fútbol argentino no existe como una unidad: está el peso histórico, porque hay dos campeonatos del mundo, personajes relevantes con la fuerza simbólica de un Menotti y un Maradona, y hay grandísimos jugadores en grandes equipos; también hay una cultura muy sólida que uno la reconoce en cualquier bar... Todo eso forma parte del patrimonio del fútbol argentino, lo que pasa es que todo eso está desestructurado; antes había un estilo que nos hacía reconocibles y que servía de refugio en los momentos de crisis, y había una AFA con un claro liderazgo caudillista donde se sabía quién mandaba. Ahora está todo disperso, suelto, y el fútbol argentino transmite una sensación de desamparo. Se ha elegido a Bauza para este nuevo proyecto y la sensación que da, desde lejos, es la de un hombre solo..., es tremendo... y eso en un entrenador al que hacemos responsable de todas las variables que existen en el fútbol tiene algo de dramático.
-Totalmente..., todo esto pasa por Julio evidentemente. Pero no quiero hablar de Grondona porque pasó la oportunidad. Por eso hay que sacarse el sombrero ante tipos como Menotti o como Maradona, que durante mucho tiempo han estado apuntando con el dedo. Son ellos los que tienen en este momento más autoridad moral para hablar porque lo han hecho toda la vida.
-¿Creés que Messi renunció porque se hartó?
-Sí, sí... mi sensación, para hacerlo gráfico, fue que salió del vestuario con un peso insoportable sobre su espalda y lo descargó sobre el primer micrófono que encontró. Y además, con un discurso relajado, inteligente, lúcido, simple, como hace él las cosas... Cuando terminó la frase, sintió el alivio de haber soltado toda esa carga.
-Antes de la Copa de Brasil 2014 analizaste que aún quedaba por ver lo mejor de Lionel Messi. ¿Hoy cuál es tu presagio?
-Me parece que 29 años es la edad de la plenitud. Y de hecho lo ha demostrado, se las ha arreglado para ser el mejor jugador del mundo arrancando desde la raya, siendo falso delantero centro y ahora como estratega. En esa cabeza está el fútbol de todos los tiempos.
-Menotti dijo que sin él la selección corre peligro de no clasificarse para el Mundial.
-Sí., aumentarán las dificultades porque la situación clasificatoria no es cómoda y porque están apareciendo selecciones amenazantes, selecciones que hace tres ciclos mundialistas no existían..., se me ocurre pensar en Ecuador, por ejemplo. Sería una muy buena idea convencerlo de que vuelva cuanto antes, pero es el tiempo el que debe ayudar a la cicatrización de las frustraciones. Además, la ausencia de un jugador con esa fuerza mitológica también contribuye a esa sensación de desamparo que sienten los jugadores cuando salen a jugar el partido. Para ponerlo en nombres propios de mi época, cuando veía a mi lado a Maradona y a Passarella pensaba "hoy no nos puede pasar nada malo". Ésa es la influencia que ejercen los líderes sobre el conjunto, y la de Messi es muy relevante, incluso para los adversarios.
-Lo conozco porque compartimos el ciclo de aproximación a Italia 90, hemos coincidido en alguna ocasión en Madrid porque él se interesó en el funcionamiento del club. Me parece un hombre muy comprometido con el fútbol, muy apasionado. Puedo decir que es una garantía de tipo. Y espero que en una selección, donde uno tiene tantos recursos, pueda elegir entre distintas ideas y la suya se parezca a la del fútbol argentino.-¿Qué opinás de Bauza?
-"Cuanto más nos hemos alejando de Menotti en el fútbol argentino, peor nos ha ido", comentaste alguna vez. Precisamente Bauza no suele caminar por esa vereda.
-La verdad es que no sé demasiado, no he visto lo suficiente, ni a San Lorenzo, más que cuando jugó contra Real Madrid en Marruecos... Pero bueno, en la selección, insisto, tiene un abanico muy importante y ahí sí que se mide cuál es la intención del proyecto.
-Por las tres últimas finales perdidas, en el alargue o por penales, ¿temés que se instale un sino trágico?
-Eso se llama complejo y es una carga añadida a la enorme presión de todo jugador de selección. Llegadas las instancias finales de los campeonatos hay un elemento de desconfianza que empieza a pesar cuando pasa tanto tiempo. Yo recuerdo un poema de Cortázar, de los 60, que decía Argentina subcampeón del mundo de cualquier cosa, de lo que sea, y había algo de orgullo cuando lo escribía, pero después de Menotti y de Maradona ser subcampeón perdiendo en el alargue o en la tanda de penales lo consideramos un tremendo fracaso que lleva a una cadena de consecuencias tremendas. Ésa es una señal de que la historia pesa. Me da la sensación de que esa exigencia, esa ansiedad por ganar que está tan instalada en la Argentina en este momento, la entronización del ganador, hasta con independencia de los recursos, es un signo de este tiempo muy incómodo para los jugadores y hasta para el sentido ético del fútbol.

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