lunes, 28 de septiembre de 2015

La World Rugby y el juego limpio, la apuesta para cuidar la imagen

 
Foto: Archivo 
BURTON-UPON-TRENT, Gran Bretaña.- Los Pumas llegaron y dejaron Gloucester con malas noticias. Primero fue la sanción de 9 semanas a Mariano Galarza . Ayer, la confirmación, por lo cual ahora sí el segunda línea quedó fuera de la Copa del Mundoy, de ese modo, el seleccionado argentino deberá afrontar lo que le reste del torneo con 30 jugadores, ya que no está permitido un reemplazo.
"Si no me dejan quedarme con ustedes me matan", fue la primera reacción de Galarza al concluir la audiencia. Daniel Hourcade pidió que permanezca con el grupo por lo humano y, también, para ayudar en los entrenamientos; la UAR solicitó autorización a la Rugby Wold Cup y se aseguró que el permiso esté por escrito y, entonces, el Flaco seguirá con los Pumas salvo anoche, que se fue a su casa de Gloucester -juega en el club de esa ciudad- para estar con su señora y tener la necesaria contención familiar. Galarza vio el sábado en Twickenham, junto a algunos de sus compañeros y dirigentes, el partido Inglaterra-Gales.
Tal como ocurrió el miércoles en Londres, Galarza acudió a escuchar el resultado de la apelación acompañado por el manager de la delegación, Néstor Galán, y por tres abogados que son dirigentes: Jaime Barba, Fernando Rizzi y Víctor Luaces.
La apelación que presentó la UAR el sábado al mediodía no fue tenida en cuenta por un nuevo tribunal, ahora integrado por tres personas: el profesor Lorne Crear, de Escocia; el presidente del Comité de Apelación, Justice Greame Mew, de Canadá, y el ex entrenador de los Wallabies, Robbie Deans, de Nueva Zelanda. Luego de deliberar por algo más de una hora, ese tribunal ratificó la sanción que había decretado el juez inglés Christopher Quinlan.
La reunión, que duró unas 3 horas, contó también con la presencia del inglés Ben Rutherford, del comité de disciplina de World Rugby, quien declaró a favor de Galarza, reconociendo que la jugada -mano en la cara de Brodie Retallick- es típica del juego. El tribunal, por su parte, halagó la apelación de la UAR y acordó con una prueba que llevaron los dirigentes argentinos sobre una foto que circuló en las redes sociales, en la cual un francés supuestamente le está metiendo los dos dedos en los ojos a un rumano.
La UAR mostró la secuencia completa de la jugada, y en esa acción, el jugador francés ni lo toca al rumano. ¿Qué se quiso demostrar con eso? Que la imagen que capta una de las cámaras de televisión por las cuales el irlandés Murray White citó a Galarza no es fiel reflejo de lo que verdaderamente sucedió. Pese a todo eso, y a que se suponía que Deans iba a fallar a favor del jugador (quizá lo hizo; es imposible saberlo) el tribunal no hizo lugar al pedido. Se reconoció que el argentino no tuvo intención (y se valoró su conducta a lo largo de su carrera), pero sí que la acción existió. Por eso se le otorgó una suspensión menor al mínimo, que son 12 semanas.
Galarza no podrá jugar hasta el 26 de noviembre, por lo cual tampoco estará con los Pumas para el partido del 21 de ese mes ante los Barbarians, en Twickenham. La sanción incluye los partidos con el Gloucester, cuya dirigencia aprobó que el segunda línea se quede con los Pumas hasta que terminen su actuación en la Copa del Mundo.
Lo sucedido con Galarza da pié a varias interpretaciones. Hay una imagen, y esto lo reconocen algunos dirigentes off the record, en la que se ve la mano
dedo en el ojo de Retallick. En ese sentido, la ley 10.4 es clara: no puede haber contacto con esa zona. Y los sajones son respetuosos a rajatabla de las leyes. Si es 10 es 10, no 10.1. No miden con la vara a la que están acostumbrados los argentinos, donde se puede correr un poquito -o mucho- de lo establecido.
Ahora bien, el rugby es un juego de contacto y estas situaciones se suelen dar en el fragor. ¿Eso significa que sólo se sanciona a la Argentina? De ninguna manera. Le tocó a Galarza como le podría haber tocado a un jugador de otro país. Elucubrar una campaña en contra de los Pumas es ridículo. Lo que sí está claro es que el espíritu del juego está perdiendo terreno con los citing independientes que sólo se rigen por imágenes de TV.
Esta misma Copa del Mundo, a la que la World Rugby quiere llevar al mundo como un ejemplo de juego limpio (los carteles de fair-play aparecen en todo momento y lugar), está mostrando partidos repletos de penales, con árbitros que tienen la consigna de dirigir con el reglamento furioso en la mano. Es imposible para los jugadores, que además están observados por 32 cámaras que buscan la más mínima inconducta. Le pasó a Richie McCaw contra los Pumas. O ayer mismo al australiano Quade Copper, por tomar del cuello y tirar al piso a un jugador de Uruguay.
Es muy positivo por un lado, ya que ayuda a castigar situaciones que los árbitros no pudieron ver, pero también se torna nocivo para lo que significa la esencia del juego. Y lo que se quiere difundir puede terminar ahuyentando..

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