martes, 25 de septiembre de 2018


Maten a Simeone, pero no mientan

Hay quien revestido en una prótesis artificial de falso rico, con ínfulas propias de un club que no es el Atleti, considera que ya ha llegado el momento de dejar de creer en el entrenador

ALBERTO SAENZ MOLINA
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Uno escribe estas líneas antes de saber el resultado del partido del Atleti ante el Mónaco. En realidad, da igual. El orden de los factores no altera el producto. Hace días Simeone, el que lleva años recomendando a los atléticos aquello de “no consuman” por una cuestión de simple higiene mental, pidió a los hinchas, micrófono en mano y desde el centro del campo, que “no se dejen llevar por lo que dicen los demás”. El tipo sabe de qué va esto. Llevan pegándole siete cursos consecutivos, afeándole si gana y poniéndole a escurrir cuando pierde, pero ahí sigue, inasequible al desaliento, fiel al club que siente, incluso cuando lo aconsejable para su cuenta corriente habría sido marcharse con la cabeza bien alta por su indiscutible legado al frente de un equipo que pasó de muerto a campeón. El Cholo, que ha advertido a la tribu india por tierra, mar y aire de lo que se venía encima, va a seguir rebosando energía, tomando decisiones –con sus errores y sus aciertos– y currando no para contentar oídos, sino para levantar títulos. No es nuevo que, de vez en cuando, el hombre comienza con un par de suspensos en septiembre y acaba, para desgracia de todos los agoreros habituales, con un sobresaliente en mayo. Esto es como acaba. No como empieza. Sea como fuere, Simeone ya ha alertado, en suficientes ocasiones a los atléticos, del gran peligro real que les acecha, un clima de crisis y negatividad perpetua, recubierta de una atmósfera irrespirable de quienes ladran mientras el Cholo cabalga. No es nuevo.
No es novedad que el madridismo militante –el que lleva micrófono y el que no– disfrute como un marrano en la charca cada vez que tropieza el equipo de Simeone, el tipo que ha desafiado al establishment durante años, poniendo en riesgo el negocio de los de siempre. Tampoco suena extraño que al resto de aficionados de otros equipos, después de varios años de sufrir al Atleti, se les haga bola eso de escuchar, una y otra vez, los discursos más o menos encendidos de un tipo al que reconocen todos los méritos, pero del que ya están cansados de tener que aguantar. Y en los últimos tiempos, bien por desgaste en una relación que ya va camino de los ocho años, bien porque parte del público cree saber más que el entrenador de turno o bien por un desconocimiento cerril de lo que sucede, hay un número creciente de atléticos que han comprado el discurso oficialista y probado el caramelo envenenado de los que llevan años esperando ver cómo se despeña el Cholo. Sí, hay atléticos que no tienen memoria, otros que hacen suya la pamema esa del “hay que jugar mejor” y otros que, pese a la famosa advertencia del “no consuman”, prefieren seguir consumiendo a espuertas. De fútbol y medicina todo el mundo opina.
Eso sí, con la excusa de la autocrítica, la mejora o la exigencia, hay quien confunde el culo con las témporas y, revestido en una prótesis artificial de falso rico, con ínfulas propias de un club que no es el Atleti, considera que ya ha llegado el momento de dejar de creer en Simeone. Cosa suya. Uno, que ya es suficientemente mayor como para sucumbir a la tentación de repartir carnés sobre buenos y malos atléticos, prefiere aplicar a este asunto la filosofía de mi amigo Miguel Ángel Peris, un colchonero clarividente, que lo explica de cine: “Yo no reparto carnés de atléticos. Se reparten ellos solos”. Sólo así se comprende que haya quien aplauda, calle u otorgue en esta moda ridícula de dudar del tipo que está fuera de toda duda, se equivoque cien, mil o un millón de veces, porque su crédito y su dignidad están fuera de concurso y lejos del alcance de cualquier tribunal popular, así pierda durante los próximos diez años. A Simeone y a su equipo se les puede y debe exigir. Naturalmente. Ahora bien, una cosa es apelar a la autocrítica y otra, bien distinta, no tener memoria para saber dónde se está y de dónde se viene.
Compren la mentira esa de que el Atleti fue el que más gastó en fichajes, tráguense esa falacia de la mejor plantilla de la historia, cedan ante el patetismo de echar en cara a Simeone lo del equipo del pueblo, bájense los pantalones con lo que les cuentan en los periódicos, la radio y la televisión sobre que el Atleti tiene que jugar bonito, reciten como papagayos que el Cholo pone el autobús, piten los cambios, chiflen al equipo cuando no juegue como desean y por supuesto, crean que el Atleti tiene que ganar este año la NBA, la NFL, la NHL y el triplete, además de la liga de empresas de curling. Maten al Cholo si quieren y dejen de creer tras haber presumido estos años de hacerlo. Este es un país libre. Hagan uso de su carné y su opinión, sin dejar que nadie les cuestione. Eso sí, tengan claro que Simeone no cambia de caballo en mitad del río. Piensen que este tipo se ha ganado el derecho a equivocarse. Mediten qué entrenador habría ganado siete títulos en siete años en plena era de Messi y Cristiano. Recuerden en qué estercolero estaba el Atleti antes de la llegada de este señor.
Y sobre todas las cosas, si van al estadio a pitar a Simeone o a echar porquería sobre él lanzándose de cabeza al primer micrófono que vean, háganlo con la conciencia tranquila, pero sabiendo que él no ha engañado a nadie. Como decía el gran Luis, mátenle, pero no mientan. Simeone es creer, insistir y luchar. Y Simeone no va a cambiar, porque dejaría de ser él mismo, dejaría de sentir el fútbol como lo siente y dejaría de hacer del Atleti lo que ha sido toda la vida de Dios: defensa fuerte, contragolpe, talento y un equipo duro, porque jugar a otra cosa es traicionar la historia y la identidad de un club con más de cien años. Hablaremos del gobierno en mayo. Mientras tanto, los que no quieren al Atleti y los que dicen que lo quieren mucho, pero no creen cuando hasta hace poco creían, maten a Simeone si quieren, pero no mientan. O al menos, tengan la decencia de no mentirse a sí mismos.

AUTOR

  • Rubén Uría

    Periodista. Articulista de CTXT y Eurosport, colaborador en BeIN Sports y contertulio en TVE, Teledeporte y Canal 24 Horas. Autor de los libros 'Hombres que pudieron reinar' y 'Atlético: de muerto a campeón'. Su perfil en Twitter alcanza los 100.000 seguidores.

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