lunes, 6 de julio de 2015

¿O SON CAGONES O ES SOLO MALA SUERTE?

La mala racha no se termina: 22 años sin levantar una copa

Nada menos que seis finales consecutivas perdió Argentina en distintas competiciones. Y en la mayoría de ellas, como sucedió el domingo, teniendo equipos potencialmente superiores a sus rivales. ¿Le falta un plus anímico a sus futbolistas? ¿La responsabilidad es de los entrenadores? ¿O las dos cosas a la vez?

La mala racha no se termina: 22 años sin levantar una copa
Los que salen corriendo para juntarse en el festejo son los chilenos. Los argentinos miran cómo, una vez más, se les escapa inexplicablemente una Copa - Foto: ap
Crease o no, después de seis finales seguidas perdidas en un lapso de 20 años, la Selección Argentina pasó de ser uno de los equipos a temer en las definiciones a convertirse en el equipo que más finales perdió en la historia entre los grandes equipos mundiales. Con la caída en Chile, Argentina además de perder por sexta vez seguida en el último partido de un torneo, alcanzó a las nueve definiciones en el segundo escalón del podio, una más que Brasil, dos más que Alemania, cinco más que Italia y siete más que Uruguay.
Después de conquistar la Copa América 1993 en Ecuador, Argentina inició una mala racha que ya lleva 22 años sin levantar un torneo a nivel mayores, algo que toma tintes aún más oscuros porque en las últimas dos décadas perdió el doble de finales de las que había perdido en los 67 años anteriores. En los Juegos Olímpicos de 1928 (en esos años eran como los mundiales), Argentina perdió en la final ante Uruguay, dos años después, los mismos equipos se vieron las caras en la definición del Mundial 1930, con el mismo ganador, y en Italia 1990, Diego Maradona no pudo evitar la caída ante Alemania. Cinco años más tarde, Daniel Passarella fue elegido para iniciar la era post Maradona en la Selección y su debut en una competencia oficial abrió esa racha negativo que el sábado sumó un nuevo capítulo: Dinamarca la venció en la final de la Copa Rey Fahd (hoy Copa Confederaciones). En aquel renovado plantel se encontraban, por ejemplo, Ariel Ortega, Gabriel Batistuta, Javier Zanetti y Roberto Ayala, todos jugadores de la elite mundial del fútbol que a nivel clubes sí lograron festejar a lo grande. De hecho, Ayala y Zanetti, ya consagrados, fueron titulares en la Selección que perdió las finales de la Copa América 2004 y 2007, ambas ante Brasil.
En el medio, el verdugo fue el mismo en la Copa Confederaciones de Alemania 2005. En esas tres finales, la renovación se había puesto otra vez de manifiesto después de cerrar el ciclo de la generación de jugadores que Passarella había llevado a la Selección y que consiguieron la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de 1996 y la eliminación en primera ronda del Mundial 2002. Marcelo Bielsa inició el recambio en la Copa América 2004 con varios jugadores que venían de conquistar distintos mundiales juveniles y que pretendían extender esos logros a la Selección mayor. Estuvieron cerca en Perú, pero en el último minuto Adriano consiguió el empate y forzó la definición por penales, en la que Argentina tuvo una tarde para el olvido. Unas semanas después, la base de ese equipo subcampeón conquistó la medalla de Oro en los Olímpicos de Grecia, con Carlos Tevez como principal figura.
Carlitos se cansó de ganar todo con Boca, Manchester United o Juventus, pero el sábado sumó su tercer subcampeonato en la Copa América. Javier Mascherano entró en la historia de Barcelona y a las tres derrotas continentales, el año pasado le sumó el trago más amargo al perder la final del Mundial ante Alemania. Lionel Messi, el mejor de todos, tampoco pudo torcer la historia y en Chile se sacó por tercera vez la medalla del segundo puesto del pecho. Con la Sub 20 había levantado la copa y en los Juegos Olímpicos de 2008, revalidó el oro, pero con la mayor, en menos de un año sumó dos grandes decepciones y le dio letra a los que están a la espera de una caída del mejor del mundo para achacarle algo. Así, se potencia eso de que a Argentina no le alcanza con tener a los mejores jugadores para poder salir campeón.
¿Y por qué falla en las definiciones? Cada uno de los seis últimos casos tienen sus aristas. En 1995, Dinamarca era un equipo armado que venía de un largo proceso y de ganar la Eurocopa, mientras que el conjunto argentino recién iniciaba un ciclo. En 2004, a Argentina sólo le faltó rechazar la última pelota para levantar el trofeo, pero Adriano definió bárbaro y forzó los penales. En 2005 y en 2007, Brasil golpeó de arranque y lo liquidó rápido para no darle oportunidad a los albicelestes, mientras que ante Alemania y ante Chile, los partidos fueron muy parejos y la efectividad ante el arco rival fue clave. En el Mundial, Argentina contó, sin éxito, con tres chances claras de convertir mientras que Alemania anotó en su tercera llegada al arco de seriedad. Y ante Chile, Claudio Bravo le sacó el gol al Kun Agüero y al Pocho Lavezzi, y le detuvo el penal a Éver Banega, y Gonzalo Higuín no llegó a definir sobre la hora y mandó su penal a las nubes, mientras que los chilenos convirtieron los cuatro tiros desde el manchón. Si bien la suerte pudo haber jugado fuerte en 2004, en 2014 o en 2015, la final perdida con Chile parece la más desaprovechada de las tres por lo que había hecho el equipo antes de la final y lo que hizo en la final, y por la calidad del rival: no es lo mismo caer con lo justo ante Brasil o ante Alemania, que hacerlo con el conjunto trasandino, que hasta ese partido nunca había ganado un título.
En los próximos años comenzará otra renovación en la Selección, y a diferencia de la actual camada que no pudo repetir en la mayor lo hecho en juveniles, los jugadores llamados a intentar cortar esa racha de 22 años títulos y de seis finales perdidas al hilo no cuentan con la experiencia de haber ganado desde chicos con la camiseta de la Selección, aunque tendrán el año que viene el calendario le brindará una doble oportunidad a la Selección: los que el sábado perdieron podrán ir por la Copa América Centenario, mientras que la próxima generación intentará conquistar los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro para fogonearse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario