Messi agota el diccionario
- Periodistas, científicos, escritores, entrenadores o futbolistas compiten por verbalizar la grandeza del argentino
Al concluir el partido Antonio Conte se adentró en el terreno de juego en busca de Leo Messi. Los dos entraron en el túnel de vestuarios abrazados, conversando amistosamente. Con dos goles y una asistencia, el argentino había destrozado al Chelsea y el entrenador italiano, lejos de abominar del rey, le rindió pleitesía. “Ya hemos visto lo difícil que es pararle. Estamos hablando de un jugador que acaba las temporadas con 60 o 65 goles y que marca la suerte y el futuro de su equipo”, manifestó, y justificó su devoción: “Creo que cuando uno tiene la oportunidad de dar un cumplido a una persona como Messi, está bien hacerlo, es lo correcto reconocer cuando alguien es un súper super- jugador”. En el anterior partido disputado en el Camp Nou, otra cita de alta trascendencia, el entrenador rival también envió sus respetos al crack de Rosario. “Si hoy le quitamos la camiseta del Barça a Messi y le ponemos la del Atlético, hubiésemos ganado nosotros 1-0. Ganó el que tenía a Messi”, argumentó Diego Simeone. Captar el elogio de tu club, tus seguidores o de la afición en general está al alcance de unos cuantos futbolistas. Merecer la reverencia en las altas instancias de los adversarios es una exclusiva del más grande de la historia.
El miércoles entró en la ducha del Camp Nou con despreocupación, como al final de un entrenamiento
Pocas veces un anuncio publicitario ha resultado más certero y premonitorio que el lanzado por Nike en octubre del 2004 en coincidencia con el debut de Leo, un adolescente de 17 años con media melena, con el Barcelona. “Recuerda mi nombre: Leo Messi”, decía el protagonista en primera plano, mirando a la cámara, después de ejecutar una falta en un entrenamiento. Trece años después, aquel proyecto de futbolista facturó el miércoles su gol número 100 en la Liga de Campeones, una muesca imperceptible en un palmarés inigualable de títulos y récords personales. ¿Quién es el favorito para ganar la Champions?, le preguntaron recientemente a Pep Guardiola. “El que tiene a Messi”, respondió sin dudar el entrenador del Manchester City.
Trece años y cinco meses después de aquel debut contra el Espanyol con el dorsal 30 y como sustituto de Deco, el mayor futbolista de la historia ha agotado las entradas del diccionario. Periodistas, escritores, analistas, técnicos, compañeros, adversarios, todo el mundo compite en la carrera por verbalizar la inmensidad de un Messi que el miércoles se metió en la ducha con la misma despreocupación que lo había hecho al finalizar el entrenamiento del día anterior. La hazaña es, para Leo, la rutina.
“De los que vi, siempre me pareció que el mejor había sido Maradona, que se tomaba sus respiros. Messi, no. Messi es Maradona todos los días”, definió Santiago Segurola. “Lo siento por los que intentan ocupar su trono. Estamos ante el mejor en todos los sentidos. Es capaz de hacerlo todo y cada tres días”, razonó, en este sentido, Pep Guardiola.
El actual técnico del Madrid quedó sorprendido por la precocidad de Leo: “Eso lo hace alguien mayor”
Para Roberto Saviano, autor de Gomorra, el futbolista argentino trasciende al fútbol y se inmiscuye en los territorios del arte y la ciencia: “Las jugadas de Messi son comparables a las sonatas de Arturo Benedetti Michelangeli, a los rostros de Rafael, a la trompeta de Chet Baker, a las fórmulas matemáticas de la teoría de los juegos de John Nash, a todo lo que deja de ser sonido, materia, color, y se convierte en algo que pertenece a todos los elementos, a la vida misma”. El escritor Manuel Rivas lo describió escuetamente como “el Charles Chaplin del fútbol”. “Aparece como un rayo y con las piernas o la cabeza dispara la pelota a velocidad insólita”, exaltó Fidel Castro.
Zinédine Zidane, actual entrenador del Real Madrid, acababa de colgar las botas después de cinco temporadas en el club blanco cuando reparó en las posibilidades de un joven que empezaba a destacar: “Me sorprenden las cosas que hace a su edad. Eso lo hace alguien mayor”. También desde la casa blanca, Jorge Valdano dibujaba el perfil de la futura estrella: “Tiene lo mejor de la calle argentina y lo mejor de la academia del Barcelona”.
La pulga atómica, según definición del narrador uruguayo Víctor Hugo Morales, es ya un experimentado profesional que a lo largo de su trayectoria ha sido permanentemente sometido a comparaciones con los mejores. Con Pelé, Di Stefano, Maradona, Cristiano... En opinión del técnico Miguel Ángel Lotina, se trata de un debate artificial: “Comparar a Messi con Cristiano es un ejercicio de ignorancia futbolística total. Messi es Messi y los demás, futbolistas”.
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