jueves, 28 de febrero de 2013

SE PUEDE SER DEPORTISTA Y REVOLUCIONARIO

Carlos Caszely, goleador y comunista

Carlos Caszely, goleador y comunista Por Tomás Schuliaquer. Es el goleador histórico del equipo más popular de Chile, el Colo-Colo. Abiertamente partidario de Salvador Allende, sus años más exitosos fueron durante la dictadura de Pinochet.
Carlos Humberto Caszely, “el Chino”, empezó su carrera futbolística en Colo-Colo en 1967, a los diecisiete años. En sus primeros partidos ya sorprendía con sus goles, que lo transformaron desde el comienzo de su trayectoria en una figura popular (es el goleador histórico del club cacique, con 208 tantos). A la par de su profesión como futbolista estudió Educación Física en Santiago, en una facultad que no escapaba a las convulsiones político-sociales que atravesaban las universidades chilenas a fines de los años sesenta.
Ya como una figura conocida gracias a su habilidad dentro de la cancha, también empezó a mostrarse como un líder fuera de ella: respaldó a la Unidad Popular, partido que encabezaba Salvador Allende, y en las elecciones de 1973 apoyó públicamente al Partido Comunista, que fue derrotado por la Confederación Democrática. Si bien no obtuvo la suficiente cantidad de votos como para suceder al presidente chileno, la victoria de la CD en las elecciones provocó un relevo en las Fuerzas Armadas, que comenzaron a ser comandadas por Augusto Pinochet.
Con su alta popularidad, el Chino se había convertido en un aliado de Allende, quien incluso decidió ir a saludarlo a un hotel en Avellaneda el día previo a la final dela Copa Libertadores de 1973, de la cual Caszely fue goleador, que el equipo chileno terminó perdiendo con Independiente. Debido a sus grandes rendimientos, emigró a España, donde jugó en el Levante y en el Espanyol.
El 11 de septiembre, con el golpe de Estado de Pinochet, la relación del delantero chileno y su país dio un giro de 180 grados. Desde un comienzo, se transformó en un referente de la oposición y, al mismo tiempo, en un sospechoso para el gobierno de facto. En los meses previos al mundial de Alemania 1974 un suceso modificó y terminó de marcar las diferencias entre el jugador y el presidente: su madre fue secuestrada por las fuerzas oficiales. En diálogo con el diario español Marca, Caszely afirmó: “La detuvieron y torturaron salvajemente sin que al día de hoy sepamos de qué la acusaban”.
En la despedida de la selección chilena hacia el mundial de Alemania, con su madre ya liberada, el Chino se enfrentó cara a cara con el dictador, y recuerda: “Fui el único jugador que no saludó al dictador. Tenía miedo, pero debía hacerlo”. Hoy en día, ese hecho todavía es recordado y es uno de las gestos que visibilizó su rechazo al gobierno de Pinochet. En el mundial, Chile quedó eliminado en primera ronda. Caszely fue expulsado en el primer partido y entonces quedó inhabilitado de jugar el siguiente contra la República Democrática de Alemania. Esa expulsión, como era de esperarse por la coyuntura política de su país, no pasó inadvertida para los medios, que comenzaron una campaña en contra del goleador de su equipo y hasta llegaron a culparlo de haberse hecho expulsar para no tener que enfrentar un país comunista.
A la vuelta del mundial, el general Humberto Gordon tomó el mando de la Federación de Fútbol de Chile y le prohibió al entrenador Peña que volviera a convocar al goleador. Sin embargo, tras una merma en la calidad del equipo, Caszely retornó a su selección para jugar el mundial de España 1982, donde la selección volvió a ser eliminada en primera ronda, luego de que el Chino fallara un penal en el partido definitorio contra Austria. En el año 1985 se retiró del fútbol y de la Roja y se convirtió en uno de los principales íconos opositores a la dictadura.
Ese mismo año, se reencontró con Augusto Pinochet en el Palacio de La Moneda, sede presidencial de Chile, y esta vez sí lo saludó. El corto diálogo fue retratado por la prensa chilena:
- Pinochet: Usted siempre con su corbata roja. Nunca se separa de ella.
- Caszely: Así es Presidente, la llevo al lado del corazón.
- Pinochet: Así le cortaría esa corbata roja (haciendo con los dedos el gesto de tener unas tijeras).
En el año 1988 se realizó el plebiscito para votar si Pinochet debía o no continuar en el poder. Como era de esperarse, una de las figuras activas más relevantes por el “no”, fue Carlos Caszely. En los días previos a la votación, realizó una entrevista junto con su mamá, Olga Garrido, quien contó cómo fue su secuestro y su tortura y los traumas que le había provocado. Una vez terminado el relato, el goleador chileno tomó la palabra: “Por eso mi voto es no. Porque su alegría, que ya viene, es mi alegría. Porque sus sentimientos son mis sentimientos. Porque el día de mañana, podremos vivir en democracia, libre, sana, solidaria, que todos podamos compartir. Porque esta linda señora, es mi madre”.

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