martes, 16 de abril de 2013

UNOS MATAN CON DRONES OTROS CON BOMBAS CASERAS

La vulnerabilidad del deporte

Escasas medidas de seguridad y prácticamente ningún control ante lo que ha sido una historia de quietud en torno al deporte. Mínimos han sido los casos en que la violencia sectaria o terrorista ha llegado a la competición profesional, pero las bombas que causaron tres muertos y cientos de heridos en el Maratón de boston han servido para recordar, para no olvidar a Septiembre Negro en los JJOO de Múnich en 1972, para tener presente a perturbados como aquel que apuñaló a Mónica Seles o, simplemente, para dejar presente que ETA colocó un coche bomba en las inmediaciones del Santiago Bernabéu antes del encuentro de vuelta de las semifinales de la Liga de Campeones. Unas bombas que han servido para reconocer la vulnerabilidad del deporte ante actos sin sentido.
Imagen de un terrorista de 'Septiembre Negro' en los JJOO de 1972. | ReutersImagen de un terrorista de 'Septiembre Negro' en los JJOO de 1972. | Reuters
Salvaguardar el trazado de un maratón es uno de los mayores retos, ya que es imposible convertir las calles de una ciudad en una fortaleza. "No se puede mantener bajo seguridad un recorrido de 42 kilómetros", admitió el director de la carrera de Berlín, Mark Milde, que al igual que Londres anunció ya una revisión de sus protocolos de seguridad. "Es difícil -añadió el ministro de Deportes británico, Hugh Robertson-, pero nosotros hemos vivido con la amenaza del terrorismo durante toda mi vida adulta. Tenemos unos servicios de seguridad de los mejores del mundo y tienen experiencia".
Atentado terrorista en los Juegos Olímpicos de Atlanta, en 1996.Atentado terrorista en los Juegos Olímpicos de Atlanta, en 1996.
En 2008, uno de los "tigres tamiles" asesinó a 13 personas con un ataque suicida con bomba en la salida de un maratón en Sri Lanka. Era una prueba menor, pero las grandes carreras tampoco estuvieron exentas de incidentes. En los Juegos de 1972, un estudiante alemán se coló en el último kilómetro del trazado y entró primero al estadio antes de ser retirado por la seguridad. Y aún más impactante fue el asalto del padre Cornelius Horan al brasileño Vanderlei de Lima, que en ese momento lideraba el maratón de Atenas 2004 y tras ser lanzado al suelo siguió corriendo.
Mónica Seles, tras ser apuñalada en la pista de Hamburgo en 2002. | ApMónica Seles, tras ser apuñalada en la pista de Hamburgo en 2002. | Ap
Decenas de miles de corredores y cientos de miles de espectadores son un quebradero de cabeza para los responsables de seguridad, que siempre reconocen la existencia de un riesgo en los grandes eventos deportivos. "Estoy seguro que las próximas pruebas tendrán más gente registrando bolsos, más perros antiexplosivos, pero no podrán lograr que sean absolutamente seguras", dijo David Schanzer, experto antiterrorista y profesor de la Universidad de Duke.
La seguridad es siempre un asunto capital en los Juegos desde el atentado de un comando palestino al equipo israelí en Múnich 1972, pero aún más tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
Traslado de un herido en el atentado contra la selección de fútbol de Togo en la CAN 2010.Traslado de un herido en el atentado contra la selección de fútbol de Togo en la CAN 2010.
Las ciudades sede y sus gobiernos se gastan cientos de millones de dólares para proteger a los atletas y fans, que deben pasar por escáners del estilo de los aeropuertos y notar la presencia constante de policía y fuerzas armadas. Sin embargo, por todo el mundo, y sobre todo en los deportes multitudinarios, siguen dándose casos de violencia. En el fútbol, los hooligans causaron decenas de muertos en los estadios de Heysel, Hillsborough o Port Said.
Imagen del atentado de ETA en Torre Europa en 2002. | Fuente: TVImagen del atentado de ETA en Torre Europa en 2002. | Fuente: TV
Un atentado terrorista de la organización terrorista ETA causó el pánico en las cercanías del estadio Santiago Bernabeu de Madrid antes de una semifinal de la Liga de Campeones europea en 2002. En 2010, tres personas murieron por disparos cuando el autobús de la selección de Togo fue atacado en la Copa África. Y un año antes, seis policías y un chófer fueron asesinados en un atentado al autocar del equipo de cricket de Sri Lanka en Pakistán.
La presencia militar en los grandes eventos deportivos se ha hecho familiar, pero el reto está en lograr un equilibrio. Como dijo el británico Sebastian Coe, jefe del comité organizador de los Juegos de Londres 2012: "Quiero que la gente venga sintiendo que está en una ciudad en fiesta, no en una ciudad sitiada".

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