Desde que los violentos llegaron al mundo del fútbol en los años 80, su actividad se ha ido haciendo cada vez más organizada. Reventa de entradas cedidas a precios bajos por los clubes o intermediación en los viajes de los equipos son algunas de las fuentes de ingresos. "Son ingresos importantes que han llegado a provocar una guerra interna por ejemplo entre los ultras del Real Madrid. Hay un sector nuevo muy neonazi que ha querido desplazar al sector histórico. Han aparecido pistolas, navajas... Eso nos da idea del mundo que se mueve por ahí", señala.
La muerte el pasado 30 de noviembre del aficionado de los Riazor Blues en las inmediaciones del estadio Vicente Calderón de Madrid ha provocado una reacción inmediata de la Liga de Fútbol Profesional y el Consejo Superior de Deportes. Se anuncian nuevas medidas, pero Ibarra echa en falta una que considera clave: "Debe exigirse a los clubes el libro de registro de Actividades y Grupos no formalizados, porque los ultras funcionan desde el anonimato y eso facilita la impunidad. No hay responsables del Frente Atlético o los Ultra Sur".
No hay comentarios:
Publicar un comentario