1. La sucesión de Grondona. La muerte del ex presidente de la AFA, un controvertido dinosaurio del dirigismo de antiguo régimen, no han encontrado relevo. Julio Grondona, el Villar argentino, falleció semanas después de que la albiceleste disputara la final del pasado Mundial, en Maracaná. El fútbol argentino fue incapaz de escoger un candidato. Tras un empate a 38 en una elección tercermundista, intervino una comisión de la FIFA en el proceso. El consenso dejó la AFA en manos de Claudio Tapia, sin legitimidad, ni liderazgoEl presente es tan devorador que Argentina no tiene tiempo de detenerse y reflexionar. Ahora piensa únicamente en cómo sobrevivir y en señalar responsables, un camino que suele conducir a la autodestrucción. Lo es Jorge Sampaoli, presuntamente enfrentado a algunos de sus futbolistas y al que La Asociación de Fútbol Argentino (AFA) ha sopesado relevar para el partido contra Nigeria. Todo es posible en este 'quilombo', en el que hasta se roban audios, como el de un presunto Diego Simeone, crítico con la albiceleste y con Messi. La crisis actual esconde, en cambio, una esclerosis de profundas raíces.
2. 'Casting' de técnicos. Hasta tres tuvo la selección en un año, el Tata Martino, Edgardo Bauza y Jorge Sampaoli, que cerró la clasificación para el Mundial en la repesca. El antecesor de Sampaoli habló con dureza tras la derrota contra Croacia: «Vi una selección sin identidad, ni rebeldía».
3. Generación perdedora. El grupo más estable de la actual selección ha perdido tres finales de forma consecutiva, el Mundial, en 2014, y la Copa América, en 2015 y 2016. La primera frente a Alemania y las dos siguientes contra Chile, que no se ha clasificado para Rusia. En 2015, los chilenos estaban dirigidos por Sampaoli.
4. El peor Messi. La selección ha provocado repetidas crisis en Messi, al que una parte de Argentina ataca porque no rinde con su país como con el Barcelona. La final de 2014 la disputó en evidente baja forma, tras su peor año, con vómitos en los campos. Tras perder la segunda Copa América, declaró que dejaría la albiceleste. Regresó y fue sancionado por insultar a un juez de línea, algo inhabitual en el delantero. Una lesión privó al equipo del azulgrana en varios partidos de la fase clasificación. En la repesca, sin embargo, fue clave. Rusia ha vuelto a mostrar su incomodidad, incluso depresión como internacional. Errático, su mal rendimiento en los dos partidos se relacionaría, asimismo, con problemas personales.
5. Crisis en categorías inferiores. Si para la absoluta se recurrió a un casting, a los Juegos de Río Argentina viajó con un técnico de urgencia: Olarticoechea. Cayó en primera fase, como en el Mundial sub'20, con otro interino: Claudio Úbeda. La renuncia de Martino antes de Río se produjo por la negativa de los clubes a ceder jugadores al equipo olímpico.
6. La situación económica. Los problemas de la economía argentina, que ha recurrido a la ayuda del FMI y ha visto de nuevo su moneda devaluada, también tienen su influencia. Para muchos clubes con menos medios es insostenible el gasto en formación. La venta de talentos es cada vez más precoz.
7. Violencia en los estadios. Los crecientes enfrentamientos entre barras en los estadios argentinos y la impunidad con la que actúan los radicales han perjudicado mucho la imagen de su fútbol, con consecuencias en la asistencia y la atracción de patrocinadores.
8. Involución en el juego. Con independencia de algunas experiencias destacadas por el juego, como en el último Newell's del Tata Martino, en las canchas se ha producido una involución y una vuelta a la dureza. Sólo siete de los 23 convocados por Sampaoli, entre ellos los dos porteros suplentes, juegan en la liga nacional.
9. Veto a la prensa. Un año llevan los internacionales sin hablar con la prensa de su país, después de que un informador acusara a Lavezzi de fumar marihuana en el vestuario. La situación ha enrarecido el entorno de la selección. Mientras, el estilo de nuevos narradores de radio, que insultan impunemente, aumenta la distancia.
10. Maradona, herencia y losa. Omnipresente, la comparación permanente de los futbolistas emergentes, desde Saviola a Aimar o Messi, ha puesto plomo en su evolución, incapaces de responder a semejante carga emocional, porque sólo son futbolistas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario