La FIFA anunció el viernes pasado su intención de prohibir la práctica conocida como 'third-party ownership' (TPO), lo que se suele simplificar erróneamente como la presencia de los fondos de inversión en el fútbol, pero que hace referencia a la propiedad de los derechos económicos de los jugadores por terceros. "Hemos tomado la firme decisión de que el TPO debe ser prohibido, pero no inmediatamente. Habrá un período de transición", dijo el presidenteJoseph Blatter tras la reunión del Comité Ejecutivo en Zúrich. A pesar de las presiones de la UEFA y el sindicato de jugadores (FifPro), la FIFA no había decidido actuar y el asunto no estaba en el orden del día. Sin embargo, la pasada semana, el diario británico de The Guardian reveló que el organismo mundial había encargado un informe interno que definió la práctica como un"ciclo vicioso de deuda y dependencia".
Además, unos días antes, el mismo medio contaba que Jorge Mendes, el agente de jugadores más poderoso del mundo del fútbol (sólo en España, según datos de Transfermarkt, representa a 11 jugadores con un valor de 247 millones de euros), está envuelto en ese tipo de operaciones. En concreto, The Guardian explica que Mendes y Peter Kenyon, ex director ejecutivo de Manchester United, asesoraron a sociedades con sede en la isla de Jersey para reunir unos 100 millones de euros e invertirlos en futbolistas. Mendes, que entre el 2001 y el 2010 participó en el 68% de las operaciones efectuadas por el Oporto, el Benfica y el Sporting de Portugal, admitió el conflicto de intereses, pues la FIFA prohíbe que un representante tenga intereses económicos más allá de los que generan la actividad de representación.
Blatter se ha propuesto acabar con el TPO (EFE)Blatter se ha propuesto acabar con el TPO (EFE)
El caso del agente portugués, que a través su empresa, Gestifute, representa a Cristiano Ronaldo, Diego Costa, Di María o Falcao, entre otros muchos, permite dar aún más relevancia a un fenomeno que la FIFA quiere prohibir en un período de tres o cuatro años. Actualmente, esa práctica mueve muchísimo dinero. Según estudio de la auditora KPMG realizado en el 2013, el valor de los futbolistas cuyos derechos económicos, o al menos una parte, están en manos de terceros y no de los clubes con los que tienen contrato se mueve en una horquilla de entre 700 y 1.100 millones de euros. De esa cantidad, entre 125 y 201 millones corresponden al fútbol español, el segundo mercado de este tipo de operaciones por detrás de Portugal. Hay países en los que el TPO está prohibido. Es el caso de Reino Unido, Francia y Polonia.
No solo fondos de inversión
Normalmente, se suele hablar de fondos de inversión que son dueños de futbolistas y los mueven de un club a otro según sus intereses. Sin embargo, la realidad de esta práctica dista mucho de ser tan simple. Para empezar, no todas las sociedades 'externas' que invierten en futbolistas son fondos de inversión; muchas veces participan otro tipo de sociedades, como bancos, agencias deportivas, agentes o incluso particulares. Lo que está claro es que, con asiduidad, se trata de actividades opacas, una de las mayores preocupaciones en los últimos tiempos de la UEFA.
En España, son varios los equipos que han recurrido y recurren a sociedades externas para que les ayuden a hacerse con futbolistas. Es el caso del Sporting de Gijón hace unos años o el Atlético de Madrid, cuyos lazos con Doyen Sports, fondo con sede en Malta que tiene una gran presencia en el fútbol español, son conocidos. "Es simplemente un acuerdo financiero; no hay ningún misterio", dijo hace un año Miguel Ángel Gil Marín, consejero delegado del club colchonero.
"¿Queremos un mundo en el que solo el Barcelona, el Real Madrid, el Bayern u otros 'gigantes' ganen trofeos gracias a un mercado distorsionado o queremos que clubes más pequeños como el Atlético de Madrid, el Sevilla, el Oporto, el Benfica, el PSV u otros similares los desafíen y creen competencia?",argumentaba este lunes a Bloomberg Nelio Lucas, director ejecutivo de Doyen Sports. Lucas defiende la actividad de su empresa, negando cualquier tipo de influencia en las decisiones de los clubes y futbolistas con los que hacen negocios, y reclama regulación para que los jugadores no puedan ser propiedad de inversores externos.
¿De verdad no influyen?
Para aproximarse al TPO hay que diferenciar entre derechos federativos y derechos económicos. En el caso de la propiedad (o inversión) de terceros, lo que se negocia son los derechos económicos, pues los derechos federativos solo pueden pertenecer a los clubes. Los económicos, en cambio, son utilizados como vía para conseguir financiación. Y dentro del TPO hay que distinguir entre varios tipos, algunos de ellos perfectamente legales y aceptados incluso por las administraciones públicas, como la Agencia Tributaria, organismo ante el que algunos clubes comprometen parte de los derechos de un jugador como garantía de retorno por sus deudas.
Marcos Rojo cambió el Sporting de Portugal por el Manchester United (EFE)Marcos Rojo cambió el Sporting de Portugal por el Manchester United (EFE)
El mismo mecanismo entra en marcha cuando un club busca financiación y utiliza los derechos económicos (normalmente en un futura venta) como garantía. Las dificultades durante los últimos años para encontrar crédito en la banca 'tradicional' debido a la crisis económica, argumentan los defensores de esta práctica, ha empujado a los clubes a buscar otro tipo de inversores para llevar poder realizar fichajes. Este tipo de operaciones son legales, por lo que la FIFA iniciaría un conflicto si decide prohibirlas.
Un caso diferente, y ahí es donde Blatter tiene trabajo que hacer si es reelegido el próximo mes de junio, es cuando son esas sociedades externas las que son las propietarias del jugador y dictan los pasos de su carrera, restringiendo su libertad de movimientos. Los clubes quedan atados sin poder tomar decisiones por sí mismos, obligados a vender a un determinado futbolista. El mismo Doyen Sports mantiene una disputa con el Sporting de Portugal por el traspaso del argentino Marcos Rojo al Manchester United, reclamando el 75% del dinero pagado por los 'reds'.
En la última década, esta práctica, que se desarrolló durante los años 90 sobre todo en Argentina Brasil, se ha extendido por el fútbol europeo, a la vez que han proliferado un gran número de empresas que se dedican a lucrarse con los traspasos de los futbolistas: prestan dinero a los clubes hoy a cambio de un porcentaje de un traspaso mañana. Eso, cuando no 'compran' directamente al jugador, muchas veces cuando todavía le queda para llegar a ser profesional. La FIFA quiere acabar con todo eso, aunque le llevará algún tiempo.