sábado, 18 de marzo de 2017


Cuando Franco temía al fútbol soviético

Después de prohibir que España y la URSS se enfrentasen en los cuartos de final de la entonces Copa Europea de Naciones en 1960, Franco finalmente dio la luz verde a que la selección se enfrentase a los soviéticos en la Eurocopa de 1964.

European Nations Cup
La final de la Copa Europea de Naciones en Madrid, el 17 de junio de 1964. Fuente: Getty Images
Corría el año 1960. La primera edición de la Copa Europea de Naciones (así se llamaba entonces la Eurocopa) estuvo marcada por los enfrentamientos políticos entre los países a ambos lados del telón de acero. España contaba con un equipo fuerte y la selección soviética también se encontraba en su apogeo. Pero la suerte jugó una mala pasada a los españoles: el sorteo emparejó a España con la URSS en cuartos de final. Según el calendario acordado por ambas delegaciones, el partido de ida tendría que disputarse el 29 de mayo en el estadio Lenin de Moscú, y el de vuelta el 9 de junio en el Santiago Bernabéu de Madrid.
El 24 de mayo el equipo español se encontraba camino del aeropuerto, cuando le llegó la aplastante noticia de que no iba a haber ningún partido entre España y la URSS. Aquel día el Consejo de Ministros decretó: “La Federación Española de Fútbol ha comunicado a la FIFA que quedan suspendidos los encuentros de fútbol entre las selecciones nacionales de España y de la URSS para la Copa de Europa de Naciones”.
Sin más explicaciones en la prensa española, ni por parte del gobierno, la selección tuvo que volver a casa a deshacer las maletas.
En el libro Que vienen los rusos Ramón Ramos investiga la historia de aquel partido anulado. Según el autor, todo empezó en 1958, cuando la Federación consultó al gobierno de Franco si se podía inscribir al equipo en la primera competición continental por selecciones. La respuesta del dictados fue que sí, siempre y cuando no hubiera posibilidad de cruzarse con la URSS… Pero finalmente se cruzaron.
La noticia provocó un escándalo en Europa. Franco, que no soportaba la idea de que los soviéticos llevasen su bandera y su himno nacional al Bernabéu, intentó buscar una solución y propuso que los dos partidos de la eliminatoria se jugasen en territorio neutral. Pero la URSS se negó a aceptar el  trato humillante y España se quedó fuera de la primera Eurocopa.

El diario Pravda culminó así su relato de lo sucedido: “El régimen fascista español tenía miedo al equipo del proletariado soviético”.

A ausencia de España, la URSS acabó ganando el campeonato. Tres años después, en 1963 Lev Yashin, conocido como “la araña negra”, recibió su Balón de Oro y se convirtió así en el único portero del mundo que consiguiera este premio.

La mítica final España-URSS

A pesar del ridículo de 1960, Franco empezaba a interesarse cada día más por el fútbol (en gran parte, gracias al éxito del Real Madrid). En 1964 se celebró el 25º aniversario del fin de la Guerra Civil. Bajo el lema “XXV años de paz”, Franco procuraba crear una nueva imagen de España como un país aperturista. Entre otras cosas, quiso mejorar la imagen del fútbol español y conseguir que la final de la Copa Europea de Naciones de 1964 se celebrase en España.
Tras lograr el objetivo, decidió asistir a la final, en compañía de su esposa, pese a los miedos de tener que entregar el trofeo a la selección soviética. Se rumoreaba en los medios españoles que ante ese miedo de Franco un alto cargo del gobierno propuso drogar a la selección soviética, pero afortunadamente el plan no recibió apoyos.
En la final de la segunda Eurocopa, celebrada el 21 de junio de 1964 en el Bernabéu, la ironía del destino volvió a enfrentar a España contra la URSS.
Cien mil espectadores del Bernabéu siguieron con atenicón el gol de Pereda que llegó a los pocos minutos del comienzo del juego y al que Jusaínov respondió casi inmediatamente con otro ataque a la portería española. Se respiraba mucha tensión y preocupación en el Bernabéu hasta que llegó el desempate, gracias al famoso remate de cabeza de Marcelino.
España ganó aquella final. Se cerraron las viejas heridas, pero no se olvidó el partido de la primera Eurocopa que España no llegó a disputar.

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