sábado, 24 de junio de 2017

NO SE SI ES DEPORTE PERO ENSEÑA A PENSAR

La nueva reina del ajedrez argentino no se conforma y quiere ser gran maestra

María Florencia Fernández logró su tercer título nacional a los 25 años, invicta y con 8 puntos sobre 9 posibles, y se aseguró un lugar en la Olimpíada de Georgia 2018
Se habían levantado demasiado temprano para un sábado e intentaban hacer el menor ruido posible. “Bueno, nos vamos”, le dijo Orlando a su hijo homónimo de 9 años. María Florencia escuchó imprevistamente esas tres palabras y reaccionó:
-¿Dónde van?
-A un torneo escolar de ajedrez.
-¡¡Yo quiero ir también, papá!!
Y el padre llevó también a la nena de 8 años, que pasó de los escolares a los metropolitanos, de los metropolitanos a tener un profesor particular y, recomendación mediante, directo al Club Argentino de Ajedrez. Allí, en esa cuna de talentos vernáculos se forjó sobre los tableros quien desde el martes volvió a ser la campeona argentina por tercera vez en su vida, después de los títulos en 2009 y en 2013, cuando ganó con un histórico 9 sobre 9. Y con el premio extra de asegurarse un lugar en el equipo nacional de la Olimpíada de Batumi, Georgia, en 2018.
La nueva reina del ajedrez argentino no se conforma y quiere ser gran maestra
María Florencia Fernández, tricampeona argentina de ajedrez.
“Mi papá fue un genio. Me enseñó a jugar, aunque inconscientemente capaz pensaba que el ajedrez era para hombres y no para mujeres -recuerda Florencia-. Pero cuando vio que avanzaba rápido, me impulsó a meterme en un taller de ajedrez en mi colegio de Balvanera (Mariano Moreno) e hizo venir a un profesor a casa para que yo merendara mientras estudiaba las líneas teóricas. Y luego en el Club me becaron para seguir creciendo y jugando todo lo posible”.
Acostumbrada a moverse en un ambiente repleto de hombres, resalta que jamás vivió un episodio de discriminación por ganarle a un varón y que si alguna vez escuchó un comentario raro, nunca lo tomó como algo personal. Demasiada pasión por el “juego-ciencia” mantiene a los 25 años como para tener alguna duda sobre lo que quiere para su futuro.
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Yo vivo una partida de ajedrez como un lugar donde te olvidás de todo. Te metés ahí durante horas y no te acordás de los problemas. No pensás en otra cosa. Es un momento de distracción total -argumenta la reina del ajedrez nacional-. Y además soy muy competitiva y me gusta la adrenalina hasta de los apuros de tiempo. Si no existiera esa adrenalina, no tendría tanto sentido”.
-¿Alguna vez te planteaste dejar de jugar?
-Nunca. Lo que sí me pasa ahora es que como estoy en el momento para irme de casa y pagar las cuentas, pienso si podré vivir del ajedrez. Pero no me imagino mi vida trabajando en una oficina. No me veo haciendo otra cosa no relacionada con el ajedrez.
Con una beca del Estado nacional, otra de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, a la que representa en las competencias por equipos, más los premios de los torneos -por su título argentino embolsó 15.000 de los 50.000 pesos que hubo en premios-, Florencia hace camino al andar.
La nueva reina del ajedrez argentino no se conforma y quiere ser gran maestra
María Florencia Fernández, contra la gran maestra Carolina Luján, en el Campeonato Argentino de ajedrez.
Hoy derrocha alegría por este tricampeonato ganado de manera invicta, con 8 puntos en 9 rondas y victorias ante Carolina Luján y Claudia Amura, las número uno y dos del ranking local. “Aún no puedo creer lo que logré. Encima les gané partidas buenas a Caro y Claudia, que son las mejores. Siento que si lo intento, puedo. Pero soy muy irregular y a veces me mando cualquiera”, se sincera.
Con su muy buen rendimiento, llegará hasta los 2.257 puntos en el ELO con el que se ordena el ranking mundial. Pero ella no se conforma y sabe que es el momento justo para dar el gran salto. “Éste es un súper empujón para lo que quiero intentar este año: ser gran maestra. Para lograrlo necesito llegar a los 2.300 y hacer las tres normas -explica-. En mi carrera ajedrecística nunca lo intenté de manera fuerte. Siempre hice la típica de jugar un millón de torneos y aprender por golpes o por errores, pero nunca estudiaba mucho. Es el momento de plantearme si trabajo y me dedico a dar clases o si me pongo las pilas con el estudio. Así que me puse a estudiar todos los días y este logro me dice que puedo lograr mi objetivo”.
-¿Tomaste esta decisión de ir por más porque te cansaste de darte golpes contra la pared?
-Sí. Pasa que llega un momento en el que te estancás. El ajedrez femenino tiene esto de que sabés que podés llegar a ganar un Argentino, pero no avanzás. Es medio conformista. Y yo este año quiero mejorar, porque podés aprender jugando millón de torneos y viendo líneas, pero lo que más te ayuda es estudiar por tu cuenta.
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Su calma al hablar es notable. Y frente al tablero, estudia con parsimonia cada posición complicada. Mucho la ayudó el ejercicio físico para soportar las nueve jornadas consecutivas sentada durante horas delante de las piezas blancas o negras. “Si estoy mucho tiempo sentada jugando, me duele todo el cuerpo. Así que descargo en el gimnasio con spinning, rutina de aparatos y abdominales. Y a veces corro -relata-. Siento que me sirvió un montón el estado físico para no llegar tan cansada al último tramo de cada partida”.
Saber que jugará su quinta Olimpíada no tiene precio. “Es el mejor torneo del mundo. Es único, porque se vive un clima muy diferente al mundo habitualmente individualista del ajedrez. Jugás contra las mejores y encima a veces estás a 20 metros de Magnus”, dice en referencia al noruego Carlsen, el campeón mundial. Y es optimista sobre el posible progreso de Argentina en 2018: “Nos rozamos todo el tiempo con las mejores y varias veces las embocamos. Tenemos chances de llegar a puestos que nunca llegamos. Estamos pendientes de cada una de las partidas y nos ayudamos entre todas las del equipo. Argentina se merece un puesto diferente”.
En el Palacio de las Aguas Corrientes, recibe la copa de campeona, que parece enorme al lado de su cuerpo pequeño. La aplauden las rivales que no la pudieron frenar. Su sonrisa destila felicidad. Le piden unas palabras. Toma aire. Y es breve: “Se lo dedico a mi papá, que fue el que más creyó en mí”. Tanto como para subirla al auto aquella mañana de sábado, cuando su nena le dejó en claro que quería ver de qué se trataba eso de competir.
La nueva reina del ajedrez argentino no se conforma y quiere ser gran maestra
Las diez mejores del Campeonato Argentino de ajedrez, con María Florencia Fernández en el centro.

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