lunes, 23 de mayo de 2016

EL BARÇA DE LOS FACHAS


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Actualmente el F.C. Barcelona es uno de los pilares sociales del separatismo catalán. Durante los últimos años se nos ha querido ofrecer la historia del club a finales del franquismo, donde el Real Madrid era el equipo más laureado. Pero la realidad es que el régimen de Franco, en la época más autoritaria de los años 40, empezó a hacer favores personales a directivos y coincidió con los años en los que el club ganó más títulos. La relación del gobierno franquista con la directiva del F.C. Barcelona siempre fue más cordial que con la Junta de Santiago Bernabéu puesto que el propio Franco veía en D. Santiago Bernabéu a un “aprovechado del régimen”.
El club azulgrana, a diferencia de lo que se cree, siempre ha tenido diferentes sensibilidades políticas según se desprende de la propaganda generada por sus distintas Juntas Directivas. El club fue creado por Hans Gamper, un protestante republicano, masón y proseparatista e incluso tuvo de presidente al diputado de ERC en la segunda república, el separatista Josep Suñol.
Franco, al igual que Mussolini, Hitler o Stalin, nunca tuvo interés por los deportes de equipo pero era muy consciente de la utilidad propagandística que suponía tener el control de los clubes de futbol y, en especial, de un club con un pasado hispanofóbico que quedó demostrado el 14 de junio de 1925 cuando se pitó el himno español y se ovacionó el himno británico, enemigo histórico de España.
Dado el historial del club, el Bando Nacional decidió poner a miembros afines al régimen en la Junta Directiva, lo que supuso un giro político del club de 180 grados que se hizo realidad en dos fases. El gobierno franquista asignó, en primera instancia, a militares como Enrique Piñeyro o José Vendrell, quien destacó por su total desinterés por el mundo del fútbol. Por eso, en segunda instancia, el régimen decidió poner a Agustí Montal o Enric Martí, que se convirtieron en manos derechas de José Vendrell pero ya dedicados en pleno a la entidad.
Los años 40 y principios de los 50 fueron la época de mayor número de trofeos nacionales. El Futbol Club Barcelona destacó por encima del resto de equipos españoles a partir de 1947 ganando las ligas 1947-48, 1948-49, 1951-52 y 1952-53. En la mitad de ese periodo tuvo lugar el fichaje de Ladislao Kubala Stecz, que se convirtió en la piedra angular del “Barça de les 5 copes”, el equipo que arrasó tanto a nivel nacional como internacional desde el año 1951 al 1953.
Tanto el régimen como el Club se vieron beneficiados con la llegada de Kubala. El jugador húngaro de orígen eslovaco huyó del telón de acero comunista para afincarse en España donde se le concedió la nacionalidad y fue un estandarte propagandístico del régimen franquista por su lucha contra el comunismo.
Gracias a la llegada de Kubala y el espectacular equipo de los años 50, que contaba con Ramallets, Segarra, Basora, César, Moreno, Manchón, etc., el club catalán aumentó considerablemente su número de socios y espectadores, lo que motivó la construcción de un nuevo estadio porque el de las Corts ya no tenía capacidad para albergar a todos sus visitantes.
El presidente del Barcelona posterior a Enric Martí fue Francisco Miró-Sans, un militante de Falange Española Tradicionalista de las JONS que pidió un préstamo al Estado para el club y que le fue concedido por el Generalísimo personalmente.
El club también esperaba la venta de los terrenos del campo de les Corts para sufragar una parte de los costes del nuevo estadio pero el Ayuntamiento, regido por José María de Porcioles, se negó hasta el punto de hacer intervenir al propio Jefe del Estado para poder recalificar los terrenos, lo que supuso un mayor coste para el erario público. La afinidad de los dirigentes del Club con Franco aún era superior que con el alcalde de Barcelona, Jose María Porcioles.
Pero el club azulgrana tiene una espina clavada: el caso “Di Stefano”. En 1952 los ojeadores del F.C. Barcelona se interesaron por el jugador argentino, el Real Madrid hizo una contraoferta y la Federación Española de Futbol tomó una decisión arbitraria que hizo que el jugador cambiara de club cada año. El propio presidente del F.C. Barcelona, Enric Martí ,exclamó la mítica frase “que es quedin amb el pollastre” (que se queden con el pollo). Di Stefano tuvo sus años dorados con el Real Madrid y el F.C. Barcelona, al ver las victorias europeas con Di Stefano, siempre recurrió a la excusa de decir “fue una maniobra federativa orquestada por el franquismo” al mismo tiempo que acusaban al equipo blanco de “manipular la Copa de Europa”.
Franco se percató de que el Real Madrid era el nuevo estandarte internacional propagandístico de España mientras el anticomunismo de Kubala quedaba en segundo plano. Y, como visionario comercial del país, el General recicló su imagen enfocándola hacia el Real Madrid.
Las discrepancias de Franco con Santiago Bernabéu eran ocultadas por el interés común de imagen nacional. Franco veía en Santiago Bernabéu a una persona que se servía de su régimen para escalar internamente, dado que se había exiliado durante la guerra y no regresó hasta finales de 1938. Bernabéu siempre se consideró conservador y monárquico, algo que no estaba muy aceptado dentro de varios sectores del falangismo.
El 8 de febrero de 1973 hubo un gran cisma entre Bernabéu y el General Franco cuando el presidente blanco otorgó la Medalla de Oro del club a Moshé Dayán, oficial israelí de izquierdas y militante del MAPAI (Partido Laborista Isrealí) puesto que régimen de Franco no reconocía el Estado de Israel. También el entonces alcalde de Madrid, Arias Navarro, se negó a recalificar los terrenos que acogían el estadio de Chamartín y el propio Bernabéu acusó en repetidas ocasiones a Franco de ser más favorable al Atlético de Madrid y al F.C.Barcelona.
El club azulgrana galardonó a Franco con dos medallas, una en 1971 y otra en 1974, estando el Barcelona en pleno auge deportivo y siendo el mayor ganador de “Copas del Generalísimo”, 9 en total. El Real Madrid , sin embargo, ganó mayor número de Ligas españolas.
Aunque Franco aborrecía el fútbol, utilizó las diferentes entidades deportivas para la promoción nacional e internacional según sus necesidades. Pero teniendo a una directiva afín en el club azulgrana se aseguraba estabilidad y un cierto apoyo de algunos sectores de la burguesía catalana.
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Agustí Montal Costa, Presidente del F.C. Barcelona entregándole una medalla a Franco en 1971
Fuente: Baluarte Digital

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