martes, 3 de mayo de 2016

¿QUE TIENEN LOS ARGENTINOS?

Un líder guerrillero

De la consagración de Simeone resultará divertido comprobar la rabia de Guardiola cuando vea que en Italia le discuten la patente de fútbol de izquierdas
Simeone, durante el entrenamiento de ayer en Múnich - REUTERS
.

De la fusión del Che y el Cholo resulta la Chelo, que es como Simeone ha salido retratado en la portada de la Gazzetta. Oteando Milán en lontananza con una mirada a lo Korda, con el escudo del Atleti en la boina de subvertir órdenes, y con unas melenas que superan todas las aspiraciones queSimeone pudiera tener cuando se injertó pelo. Porque el nuevo especimen de hombre-hombre, así como el nuevo suarismo, está tocado por la coquetería y se injerta pelo. En estas ocasiones, siempre me acuerdo de cómo una hermosa mujer de camisa caqui a la que conocí estremeció en un restaurante una mesa entera de cincuentones proclamando a gritos que sólo con enterarse de que un hombre se tiñe para ella ya es sólo una piltrafa. O sea, que de la viagra ni hablamos. Fíjense dónde se le quedaría el cholismo a aquella gran, terrible mujer que guardaba en el ropero un casco de kevlar.
En Italia se ha propagado por tanto la noticia del advenimiento cholista, un fantasma que recorre Europa, y que acaso equipos como el Inter, tristes de una melancolía sebastianista, anhelen como los pueblos necesitados de una agitación. ¡De un Dux Bellorum! Me ha gustado la reacción de un periodista de la Sky: después de veinte años de escuchar los italianos que tienen que superar el «catenaccio», y quién sabe si dejarse colonizar por el «tiqui-taca», resulta que les retorna lleno de prestigio gracias a la coartada cholista. Sólo un argentino -y esto es un elogio- podría vender un estilo como novedad en un país que lo inventó, que lleva toda la vida practicándolo y que ha ganado cuatro mundiales con ello. Hasta los recogepelotas tácticos son un italianismo adaptado, como el neologismo «percanta» para referirse a las prostitutas, que viene de cuando los emigrantes italianos desembarcaban en la Boca con cierta apretura sexual y se ponían a preguntar a las mujeres: «Per cuanto?».
De la consagración de la Chelo resultará divertido comprobar la rabia de Guardiola cuando vea que en Italia le discuten la patente de fútbol de izquierdas. E incluso de revolución por otros medios, aunque sea en clubes, como el Bayern, que no tenían necesidad alguna de hacerse revolucionar porque ya eran propietarios de una fórmula de juego propia que no había entrado en decadencia. Al revés: con ella ganaban las copas de Europa que Guardiola aún no les ha dado. El cholismo nace como fenómeno continental en la agonía del «tiqui-taca», visible incluso en la tristeza de una selección española que pide a gritos la eutanasia que ya le administraron en Brasil. En lo doctrinal, el cholismo se enfrenta por tanto a un enemigo menos poderoso que el combatido por el mourinhismo: aquel Barcelona pletórico de Guardiola que logró sembrar en las mentes la idea de que al fútbol sólo se jugaba como jugaban ellos, lo demás era otra cosa, menor, primitiva, incluso aunque sirviera para ganar. Porque ganaría sólo por imponderables como un sabotaje en el césped, una conspiración o elementos ajenos al talento como en la explicación que Guardiola dio cuando el Madrí le cascó un 0-4 en Munich: «Es que son grandes atletas». Buenos futbolistas no, ¿verdad? Porque ésos sólo los unge Guardiola. Atletas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario