Copa Rebelde: Brasil también se planta ante los medios
Una de las consecuencias más visibles de las protestas en 2013 ha
sido la pérdida del monopolio informativo de los grandes medios
Foto de la Copa Rebelde celebrada el pasado día 15 en São Paulo
Para los medios de comunicación brasileños no existen más protestas en
las redes o en las calles. En sus portadas digitales, apenas hay ninguna
referencia a manifestaciones. Cuando aparece algo, es una referencia en
pasado a las denominadas "jornadas de junio". Las protestas –las
mayores en décadas– ni siquiera salen en la retrospectiva que la Folha de São Paulo hace del año 2013. Mientras el Movimiento Passe Livre celebraba en Río de Janeiro una protesta multitudinaria el pasado viernes 20, la web de O Globo apenas publicaba una nota breve.
Sin embargo, un pequeño paseo por las redes sociales nos presenta un
Brasil paralelo: un país indignado, manifestaciones, convocatorias,
ocupaciones, informaciones críticas. Un país sin manifestaciones tan
multitudinarias como en junio o julio, pero con cientos de pequeños
actos que sólo tienen eco en las redes sociales y algunos medios
independientes.
Para entender el Brasil paralelo basta asomarse a la página de Facebook del Movimento Passe Livre de Ribeirão Preto, que divulga un vídeo
de la reciente ocupación del pleno municipal de la ciudad durante la
votación que recortaba derechos a los profesores. O al perfil de la Assembleia do Largo, una de las asambleas populares de Río de Janeiro, que divulga informaciones sobre el desalojo del pasado lunes de la Aldeia Maracanã, una ocupación indígena frente al estadio Maracanã.
En Twitter, el hashtag #AldeiaResiste echa humo informativo. Y mientras los medios casi ignoran al Passe Livre, el hashtag de #ContraOAumento es el mejor lugar para informarse sobre las múltiples manifestaciones contra el aumento de tarifas del transporte.
¿Qué pasa en el mundo informativo de Brasil? El Brasil mediático va
por un lado. El Brasil en red, por otro. Y ahí está una de las
consecuencias más visibles de las protestas: la pérdida del monopolio
informativo de los medios. Las cabeceras que a mediados de junio
definían a los manifestantes como "vándalos" perdieron el tren ante una
legión de streamers, fotógrafos amateurs y
ciudadanos desde sus teléfonos móviles. En las primeras semanas, los
medios apenas repararon en un colectivo de streamers
llamado Mídia Ninja, que llegaba antes que las grandes cadenas. Pero
nadie estaba observando bien el creciente ecosistema de medios libres y
ciudadanos que nacía. Desde arriba, buscaban nuevos líderes
informativos.
Línea de tiempo de las protestos de Brasil del proyecto Rebaixada
Seis meses después de aquellos primeros streamings, el fuerte escándalo que acosa al colectivo matriz de Mídia Ninja ( vínculos partidistas de Fora do Eixo/Mídia Ninja, amenazas, corruptelas varias)
ha permitido visibilizar un riquísimo paisaje de medios ciudadanos. Las
grandes cadenas de televisión han perdido el protagonismo frente a los streamings de colectivos como Rio na Rua (Rio de Janeiro), Mídia Negra (São Paulo) o Moqueca Mídia (Vitória y Río). Las fotografías de FotoProtestoSP, los vídeos virales del Coletivo Mariachi de Río o las producciones audiovisuales de Mídia Independente Coletiva
(MIC) son el mejor reflejo espejo de las calles. Y cada vez son más las
iniciativas que extraen información del jardín privado de Facebook para
devolverla a la web, como Rebaixada. Y medios independientes como la Revista Fórum baten récord histórico de visitas.
El lema del movimento Ocupe a Mídia ("por la democratización de la comunicación brasileña") y uno de los hashtags más populares de las revueltas ( #AbaixoARedeGloboPovoNãoÉBobo,
en referencia a la Rede Globo) son pruebas nítidas del profundo
malestar de la sociedad brasileña con respecto a los medios. Los
periodistas suelen ser expulsados de muchas protestas (como el lunes 16
en la Aldeia Maracanã). Arden coches de
cadenas televisivas. Y la Rede Globo ha sido rodeada en varias
ocasiones. Hasta los presentadores de telediarios han sufrido ataques en
directo con un rayo láser verde en sus rostros.
Lo cierto es que uno de los pocos recados de las polifónicas revueltas
que ha llegado al Gobierno de Dilma Rousssef es el de la
"democratización de los medios", un viejo anhelo de los movimientos
sociales. Las protestas han hecho más visible el anacronismo de un país
en el que los medios están en manos de una docena de familias. Sin embargo, la esperada "democratización de los medios" sigue estancada. Samir Oliveira, en un texto en Sul21,
denuncia que está parado el anteproyecto de ley con un nuevo marco
regulatorio de radiodifusión en el que el Estado cede "a operadoras
públicas, privadas o comunitarias de radio y televisión".
La Rede Globo, eso sí, está siendo investigada por evasión de impuestos.
Y el grito de las calles contra los medios no ha arreciado. Pero,
¿resolverá la democratización de los medios el divorcio de los medios
con sus ciudadanos? La respuesta parece llegar desde los rincones de los
medios libres. "Los medios comerciales no nos representan. Cualquiera
puede ser un medio libre. Eso es democracia directa, que es lo que las
calles vienen pidiendo desde junio", asegura Arthur William, de la
Asociación Mundial de Radios Comunitarias de Brasil, en un reportaje de André Lobão.
Copa Rebelde, celebrada en São Paulo, el pasado día 15. Foto: Erib.
¿Y cómo han recibido los partidos de izquierda las protestas, incluido
el Partido de los Trabajadores (PT) que gobierna Brasil? Algunos
militantes del PT, junto con otros actores, pusieron en marcha el
proceso Democracia (real) y política distribuida ya. El propio Gobierno de Dilma Rousseff acaba de lanzar la plataforma Participa.br,
"un nuevo espacio de participación social, escucha y diálogo". Sin
embargo, una buena parte de la izquierda está todavía paralizada o
incluso beligerante contra las manifestaciones. La filósofa Marilena
Chaui llegó a afirmar que los grupos black bloc se mueven por " inspiraciones fascistas".
Además, la represión policial ha regresado con fuerza. En Río de Janeiro, 200 personas fueron detenidas
por estar sentadas en las escaleras del pleno municipal. "Asistimos a
una postura arrogante y reaccionaria del ministro de Justicia,
transformándose dócilmente en ministro de la Policia", asegura el
sociólogo Giuseppe Cocco, profesor de la Universidad Federal de Río de
Janeiro (UFRJ).
Por otro lado, cierto sector de la
izquierda está agitando los fantasmas de la conspiración internacional.
El influyente bloguero Eduardo Guimarães, en un post reciente,
afirma que "hay intereses transnacionales queriendo influir en el
proceso electoral brasileño", aludiendo a las elecciones presidenciales
de octubre de 2014. Citando al 15M español, Eduardo habla de "un
movimiento internacional de orígenes, propósitos y tendencias dudosas y
oscuras inmiscuyéndose en la política brasileña" que "insufla a grupos
de izquierda radical a hacer protestas contra la FIFA".
Lo cierto es que el grito "No va a haber Copa", uno de los más
habituales de las protestas, se sigue escuchando en las redes y en las
calles. Y ya está creado el primer evento en Facebook Não Vai ter Copa
contra el Mundial. Será el 25 de enero de 2014, en las 28 capitales de Estado y en otras ciudades del país. Ya hay incluso manifestaciones convocadas en los principales partidos del mundial, como el Brasil-Camerún del 23 de junio.
La Copa Rebelde de los movimientos sociales, celebrada el día 15 en São
Paulo fue un aperitivo de lo que está por llegar en 2014. El ambiente
festivo –pachangas de fútbol, teatro, carteles, música– se instaló en el
barrio de Luz, una región que sufre procesos de gentrificación. El
ganador de la Copa (Unidos da Barão) fue lo de menos. El diálogo y
conexión transversal de movimientos como Passe Livre con el Frente de
Luta pela Moradía (FLM) y otros colectivos urbanos fue más importante.
Un cartel colgado en un muro de ladrillos podría anticipar las luchas del 2014 brasileño: Copa pra Quem? (¿copa para quién?): por el derecho a la ciudad.
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