domingo, 26 de enero de 2014

LA CALÓ E LO QUE MATA..

Los mundiales y el calor

Nada como el sol

En las últimas semanas los argentinos nos pusimos dúctiles con estas nuevas olas de calor que permiten conocer un poco el clima tropical sin tener que viajar. A propósito de esta tórrida experiencia de los últimos días, nos propusimos un repaso por historias del calor en los mundiales que incluyen una goleada histórica, una polémica que envuelve a una de las sedes de Brasil 2014 y, cuando no, una rebelión de jugadores encabezada ni más ni menos que por el enorme Diego Maradona.
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La Copa Mundial de Brasil 2014 será la número veinte que se disputa y la sexta que se juega al sur del Ecuador. El  resto de los mundiales se jugaron en el hemisferio norte, en plena estación estival. Sin embargo, y a pesar de que la mayoría se jugó en el verano europeo, norteamericano o asiático, las quejas de medios, dirigentes y entrenadores del Viejo Continente se hacen sentir conforme se acerca el mundial brasileño. Sí señores, de fútbol y calor hablamos, en este enero argentino sacudido  por la sensación térmica infernal.

La sede más demonizada es la de Manaos, la “Ciudad Jungla”, como la llaman despectivamente los medios ingleses. Por su proximidad al Ecuador (3 grados al sur) y por su localización en el corazón de la selva amazónica, mantiene temperaturas y humedad elevadas a lo largo de todo el año. Allí se disputarán cuatro partidos: Inglaterra vs. Italia; Camerún vs. Croacia; Estados Unidos vs. Portugal y Honduras vs. Suiza.

“Considero una irresponsabilidad jugar fútbol en un lugar así, en el medio de la selva amazónica”, declaró el técnico alemán de la selección suiza, Ottmar Hitzfeld, quien agregó: “Supongo que el factor determinante para elegir esta sede, fue meramente económico”. Roy Hodgson, técnico de Inglaterra, fue un tanto más directo. “Es la ciudad a evitar durante la Copa” dijo, y motivó una amarga respuesta del intendente de la ciudad.

La FIFA cambió los horarios de siete partidos que se disputarán en la región norte de Brasil y aceptó la propuesta de italianos e ingleses, quienes pidieron que se interrumpan los partidos para que los jugadores puedan refrescarse. Una práctica habitual en el fútbol vernáculo, hasta ahora inusual en las copas mundiales.

Sin embargo, Brasil 2014 no ha sido el único lugar donde la FIFA ha puesto el ojo por las quejas de jugadores y técnicos. Qatar, la polémica sede de la Copa 2022, tiene un gran problema: en junio y julio, los meses de disputa mundialista, la temperatura ambiente llega a los 50 grados. Es por esto que se evalúa, por primera vez en la historia, mover la competencia al mes de noviembre.

Si bien aún en la FIFA no se han puesto de acuerdo, y ha habido declaraciones cruzadas, la lógica del espectáculo futbolístico –y vaya si los mundiales lo son- parece indicar que un cambio en las fechas que eluda esas temperaturas es lo más atendible.

La batalla del calor

Si hablamos de fútbol y calor no hay forma de no hacer referencia a la famosa “batalla del calor”, en Suiza 1954.

El 26 de julio de 1954 un calor inusual visitó a la ciudad suiza de Lausana y en el Estadio Olímpico La Pontaise, donde el local se medía ante Austria por los cuartos de final. Con un sol abrasador y 40 grados de temperatura, se jugó el partido en el que, además, se convertirían 12 goles, el récord vigente en un encuentro mundialista.

Fruto de la capacidad de los delanteros, pero también del efecto del clima, el partido comenzó con una clara ventaja suiza por 3 a 0 antes de los 20 minutos de la primera parte y con el arquero rival, Kurt Schmied, al borde del desmayo.

Sin embargo, antes de que finalizara el primer tiempo los austríacos lo dieron vuelta hasta poner las cosas 5 a 4. En el segundo tiempo siguieron los goles y el resultado final fue 7 a 5 para Austria. Para los locales, el calor fue la gran excusa; para los austríacos fue el responsable de una gran baja para la semifinal: Schmied, su arquero titular, fue internado en el Centro Hospitalario de la Universidad de Lausana con hipertermia e insolación.

Austria 7 - Suiza 5 en la famosa Batalla del Calor.


La rebelión de Maradona y Valdano

En México 86 ni la altura ni el smog del Distrito Federal eran un problema para los jugadores que iban a disputar la Copa. Lo que preocupaba verdaderamente eran los horarios. El tema era que por pedido de la televisión mundial muchos partidos estaban programados para el mediodía.

“Es un disparate jugar a las 12 del mediodía, nosotros (los jugadores) somos el espectáculo y los dirigentes no velan por nuestra salud. Es una lástima”. Quien así hablaba era Jorge Valdano, delantero llamado a ser unas de las figuras de la selección argentina. Mientras tanto, Diego Maradona salía de la concentración para reunirse con algunos jugadores de otras selecciones con el fin de armar una protesta frente al abusivo horario de los partidos. El primer armado incluyó a los italianos, que pretendían sumar a los alemanes. El astro argentino, además, había hablado con Careca, figura de la selección brasileña.
“Maradona decidió entonces enfrentar solo al presidente de FIFA, pero a pesar de sus duras declaraciones, no logró cambiar las cosas. Todos los partidos programados bajo el sol impiadoso del mediodía mexicano fueron jugados para que las transmisiones llegaran en horario central a los televidentes europeos.”

Las declaraciones de Valdano fueron publicadas y tuvieron repercusión entre los jugadores, pero la ira que despertaron en Havelange generó un clima tan tenso (el periodismo mundial titulaba “La rebelión de los jugadores”), que cuando los argentinos fueron a reconfirmar que sus colegas estaban dispuestos, al menos a hacer público su descontento, se encontraron solos.

Ricardo Texeira, yerno de Havelange y presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, amenazó a sus jugadores. Los alemanes, en su mayoría con contratos publicitarios con Adidas, prefirieron jugar al mediodía y si bien algunos italianos apoyaron, no fue suficiente.

Maradona decidió entonces enfrentar solo al presidente de FIFA, pero a pesar de sus duras declaraciones, no logró cambiar las cosas. Todos los partidos programados bajo el sol impiadoso del mediodía mexicano fueron jugados para que las transmisiones llegaran en horario central a los televidentes europeos.

De Qatar a Suiza, de México a Brasil, el calor ha sido muchas veces figura central de los campeonatos del mundo. El Mundial que está a la vuelta de la esquina no parece ser la excepción. Entre temperaturas extremas, goleadas colosales, intentos de agremiación y las siempre vidriosas relaciones entre fútbol y negocios, los mundiales han tenido más de una vez el termómetro climático como protagonista impensado y este año todo indica que volverá a serlo.
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