El sueño roto del fútbol en Palestina
Dos jóvenes futbolistas palestinos fueron encarcelados por Israel
cuando volvían a Cisjordania después de ser brutalmente agredidos por la
Policía israelí
El presidente la Federación Palestina de Fútbol ha solicitado a la FIFA que adopte sanciones contra su contraparte israelí en protesta por la violación de derechos humanos y la libertad de movimiento de los jugadores palestinos
Israel les acusa de intentar lanzar cócteles molotov pero familia lo desmiente y asegura que se enseñaron con ellos
El presidente la Federación Palestina de Fútbol ha solicitado a la FIFA que adopte sanciones contra su contraparte israelí en protesta por la violación de derechos humanos y la libertad de movimiento de los jugadores palestinos
Israel les acusa de intentar lanzar cócteles molotov pero familia lo desmiente y asegura que se enseñaron con ellos
Ana Garralda
-.
En su casa de Abu Dis, un barrio periférico de
Jerusalén Este -en zona C- y hoy separado de la ciudad por el muro, los
padres de Yawar Nasser Yawar y de Adam Yamus Halabiya aún no dan crédito
a lo ocurrido. Sus hijos, dos jóvenes palestinos miembros del club de
fútbol local, han terminado en prisión tras permanecer casi tres meses
internados en el centro médico Rey Hussein de Ammán, donde les
practicaron varias operaciones quirúrgicas tras una breve estancia en el
Hospital Central de Ramala. Hasta allí llegaron procedentes del
Hospital Hadassah Ein Karem de Jerusalén, donde ingresaron a finales del
pasado mes de enero con múltiples impactos de bala, heridas y
contusiones.
“Aquella noche mi hijo y mi sobrino
venían de entrenarse al fútbol en el estadio Faisal Husseini de A-Ram y
cuando se disponían a visitar a unos amigos suyos les empezaron a
disparar sin aviso previo”, señala el padre de Yawar, Nasser Eddin Ali,
de 51 años. “La única explicación posible es que como era ya noche
cerrada los chavales encendieran un cigarrillo y los soldados dispararan
porque se creyeran iban a encender un coctel molotov o algo así”,
agrega.
Según el informe médico, Yawar, de 19 años,
presentaba siete impactos de bala en la pierna izquierda y tres en la
derecha, además de recibir un disparo adicional en la mano izquierda que
le atravesó la palma para continuar hasta el torso. Adam, de 17 años,
recibió un impacto en cada pierna y fue mordido en el brazo por un perro
de la unidad canina del Magav (Guardia de Fronteras israelí), así como
golpeado en la cabeza con la culata de un fusil. La concentración de los
siete impactos en torno a la rodilla de Yawar hizo que en una de las
operaciones le tuvieran que reconstruir el ligamento cruzado, que quedó
seriamente dañado. En el caso de Adam el daño por disparos fue menor,
pero le tuvieron que insertar unos clavos de platino en el fémur.
El portavoz de la Policía Nacional y del Magav, Micky
Rosenfeld, niega taxativamente que los agentes se extralimitaran en su
actuación. “Ellos siguieron el protocolo establecido, que consiste en
disparar a las piernas de los agresores cuando los agentes se sintieron
atacados y vieron sus vidas en peligro”, se defiende Rosenfeld. Según su
versión la hipótesis de que los jóvenes estuvieran simplemente fumando
un cigarrillo y los agentes dispararan al ver la llama del mechero no
tiene ni pies ni cabeza. “Si los impactos de las balas están en la parte
anterior del cuerpo es porque les dispararon y cuando los agentes
fueron a por ellos para identificarlos intentaron huir, que es la razón
por la que utilizaron los perros”, continúa.
No
obstante al preguntarle cómo es posible que Adam entrara de urgencias en
el hospital Hadassah con el fémur roto y una importante brecha en la
cabeza cuando ambos jóvenes ya habían sido reducidos por los agentes y
puestos bajo custodia, Rosenfeld no tiene respuesta. “Si eso es así,
ellos tienen la posibilidad de interponer una queja formal ante la
unidad de Asuntos Internos del Ministerio de Justicia, y a partir de ahí
tendrá lugar la investigación correspondiente”, concluye.
“Los soldados dicen que dispararon a los chicos cuando éstos intentaban
darse a la fuga”, reclama Nasser. “Pero eso no tiene ningún sentido,
pues todos los impactos de bala son en la parte anterior del cuerpo, que
no en la posterior”, añade. En ese momento su mujer enseña las
fotografías que ella misma tomó con su teléfono móvil en el hospital
Hadassah, donde les practicaron las curas iniciales y operaron por
primera vez. En la foto de la pierna izquierda de Yawar se ven los siete
orificios, pequeños, perpetrados por una munición de poco calibre. “Son
unas balas que llaman tutu”, comenta la madre, Wafa.
Nasser –también conocido como Abu Yawar–
insiste. “La distancia entre el lugar de los disparos y la base del
Magav en Abu Dis era demasiado grande como para llegar con una piedra o
con un artefacto incendiario, así que está claro que los disparos fueron
efectuados a mala fe”, añade. “No creo que cuando les dispararon
tuvieran ni idea de que se trataba de dos futbolistas, pero una vez que
les detuvieron tras morderles los perros, sí sabían perfectamente que
los chicos no eran delincuentes”. Nasser afirma que la Guardia de
Fronteras –cuerpo de menor prestigio que la Policía Nacional, en el que
se han probado varios casos de torturas y malos tratos, sobre todo en la
zona de Hebrón, pero también presentan algún precedente en Abu Dis– se
ensañaron con ellos.
Sin embargo, las secuelas que quedarán
para siempre en los cuerpos de Yawar y Adam no son su único problema.
Tras recibir el alta en el hospital Hussein de Amán después de meses de
tratamiento y cuando se disponían a cruzar al lado controlado por Israel
del Puente Allenby (paso fronterizo entre Jordania y Cisjordania),
fueron detenidos y puestos a disposición judicial. “Nuestro hijo nunca
había tenido problemas ni había sido arrestado, ni por tirar piedras ni
por nada”, comenta Wafa, madre de Yawar y tía de Adam. “Pero los
israelíes se han dado cuenta de que este incidente estaba teniendo mucha
repercusión mediática y están haciendo todo lo posible por
justificarse, por eso ahora les encierran”, asegura.
En la defensa de los jóvenes palestinos ya trabaja el abogado palestino
Tareq Bargut, que ya ha asegurado que en su intervención ante el juez
militar intentará denunciar el uso desproporcionado de la fuerza en que
ocasiones incurren el Ejército y las Fuerzas de Seguridad israelíes
(Amnistía Internacional: “Trigger happy. Israel´s use of excesive force in the West Bank”).
Represión a los jugadores
Por otra parte, el incidente ha provocado la intervención del
presidente la Federación Palestina de Fútbol (FPF), Yibril Rayub, quien
ha llegado a solicitar a la FIFA que adopte sanciones contra su
contraparte israelí en protesta por las violaciones de derechos humanos y
libertad de movimientos contra los jugadores palestinos. El más
reciente es el caso del corredor palestino Nader al-Masri, a quien las
autoridades de Israel no concedieron el permiso para viajar desde Gaza,
donde reside, hasta Cisjordania y poder participar en el maratón de
Belen, que a mediados de abril celebró su segunda edición en la ciudad
cisjordana. Fuentes del Ministerio de Defensa israelí alegaron que la
carrera estaba organizada por la Autoridad Nacional palestina (ANP),
¨que deslegitima a Israel¨.
Yibril Rayub señala además que existen otros precedentes
menos afortunados. Un miembro del equipo nacional, Mahmud Sarsak, fue
arrestado en julio del 2009 cuando salía de la Franja de Gaza para jugar
un partido en Cisjordania. A partir de ahí estuvo bajo detención
administrativa –régimen preventivo, sin que la Fiscalía presente cargos
ni tenga lugar el juicio– durante casi tres años, en que comenzó una
huelga de hambre reclamando ser juzgado o excarcelado. Tras tres meses
de ayuno consecutivo fue puesto en libertad en julio de 2012.
Quienes no han sido excarcelados, sin embargo, son el portero del
equipo olímpico palestino Omar Abu Rois y otro compañero suyo, Mohammed
Nimer, del equipo del campo de refugiados de Amari, uno de los equipos
con más tradición futbolera de Cisjordania. Ambos fueron detenidos en
abril de 2012 y acusados de pertenecer a una célula armada que había
disparado contra una patrulla del Ejército israelí en enero de ese año. A
pesar de las numerosas peticiones de liberación por parte de la FPF los
dos continúan en prisión.
El fútbol no se disfruta
en Palestina e Israel sin que haya consideraciones políticas de por
medio. Una realidad que, a menudo, acaba con los sueños de muchos
palestinos que ven en el fútbol su única válcula de escape. Sueños rotos
como los de Yawar y Adam, que siguen presos en la penitenciaría militar
de Ofer ( a pocos kilómetros de Ramala). Lo sucedido aquella fatídica
noche en Abu Dis ha truncado su ilusión de convertirse algún día en
futbolistas profesionales. Cuando salgan de la cárcel –el juicio está
fechado para el 28 de mayo– vivirán su peor pesadilla: sólo podrán jugar
al fútbol con la consola. Ya nunca más podrán volverlo a practicar.
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