martes, 6 de mayo de 2014



FÚTBOL: EMOCIONES COMO MERCANCÍA 
Por Cristóbal González*

En el mundo del mercado casi todo es considerado mercancia. ¿Por qué no las emociones? Eso se debieron preguntar los de la Federacion Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) hace años. Y la respuesta no se hizo esperar: "He venido a vender un producto llamado fútbol" dijo Havelange en 1974. Lo que no explicó, porque no quiso o no entendía, es que lo que vendía era una gigantesca audiencia  cautiva que soltaba todas sus emociones al grito de gol.

En efecto, lo que compra quien invierte en publicidad para sus ofertas es audiencia cautiva. Que con más emociones y más fuertes crece y le cuesta más al inversor, pero este logra también mayores beneficios.

Los adeptos de esta que parece una nueva religión, con dioses como Maradona, realizan su gran concilio cada cuatro años. Ahora le corresponde a Brasil, donde los rituales sagrados empezarán el 12 de junio con el partido Brasil- Croacia.

Mientras tanto, cada partido de los domingos y entre semana sirve para ir aumentando la expectativa hacia la congregación anual de los fieles y para vender productos, bienes y servicios autorizados por la FIFA, que obtiene millonarias ganancias en dólares y euros por firmar para que utilicen su marca.

La FIFA nació en París, en 1904. Sus fundadores seguramente no se imaginaron el negocio grande que sería el fútbol. El asunto, sin embargo, quedó despejado cuando en 1974 Havelange llegó advirtiendo que iba a vender fútbol. Hoy la organización vincula a más de 200 países, más que la Cruz Roja, la ONU, la Unesco y otras. Y se calcula que da trabajo a unos 450 millones de personas en el orbe. Por otra parte, administra cerca de 4.000 millones de dólares y mueve alrededor de 250.000  millones anualmente en hoteles, compañías áreas, de turismo, transferencias de jugadores, vestimenta, abogados y un largo etcétera.

Todos los días su presidente negocia, discute y firma con reyes, magnates, grandes empresarios y figuras de la farándula, multimillonarios contratos en nombre del fútbol.

El mismo Havelange lo confirmó en Nueva York en 1995, ante destacados hombres de negocios: "Puedo afirmar que el movimiento financiero del fútbol en el mundo alcanza actualmente la suma de 225 mil millones de dólares". Compárese con los 136 mil millones facturados ese año por la General Motors, que figuraba a la cabeza de las grandes corporaciones.Y advirtió Havelange además: "El fútbol es un producto comercial que debe venderse lo más sabiamente posible, cuidando mucho el envoltorio". Por eso tal vez sus operaciones se encubren como altruistas, con sublimes propósitos sociales y culturales. (Eduardo Galeano, El fútbol a sol y sombra).

En este marco, tampoco hay que asombrarse cuando se sabe que los grandes clubes profesionales del mundo son propiedad de grandes corporaciones industriales o financieras. Es fácil conseguir la lista larga de empresas propietarias de clubes, que en esta nota corta no cabe.

A esa inmensa red de negocios habría que agregar lo que se mueve en cada país sede de los mundiales, que origina, según denuncias, todo un tramado de corrupción. Ahora mismo en Brasil se han invertido, de acuerdo con fuentes gubernamentales, 12.000 millones de dólares en obras para el mundial. Y observadores independientes advierten notables atrasos en la ejecución de las mismas.  Se deben - dicen ellos-  a una estrategia que consiste en retardar los trabajos alegando dificultades y equivocaciones a la hora de presupuestar, para exigir sumas adicionales de dinero sin las cuales - alegan los contratistas- no podrían terminar a tiempo. Y las instituciones que contratan, apuradas por cumplir los compromisos internacionales adquiridos, que involucran la seriedad del Gobierno, ceden a esas presiones desembolsando más  dinero del erario público.

A quienes asistan a los partidos dentro de los estadios, el mundial de la FIFA los tentará a consumir la oferta de las marcas patrocinadoras como  Coca Cola y McDonald’s, además de fiesta, pasión,  sentimientos nacionalistas y, sobre todo, privilegios, dados los altos precios de las entradas. Se estima como precio promedio 159 dólares por partido y hasta 830  para la final en el sector VIP del estadio. Sin contabilizar la propia especulación y el mercado negro que acompañan siempre este tipo de eventos.

Los fondos de inversión, uno de los mejores negocios del capitalismo en su fase actual, también han metido su mano en el fútbol. Se están convirtiendo en la única salida para que los clubes endeudados, que no disponen de liquidez, puedan fichar jugadores de élite para reforzar sus plantillas.

Los clubes españoles, por ejemplo, con una deuda que supera los 3.600 millones de euros, 700 de los cuales con Hacienda, están obligados a buscar fuentes de financiación alternativas para poder financiar tanto los fichajes de las grandes estrellas de la liga como las majestuosas instalaciones deportivas. (Aritz Calvo, portal Amanece Metrópolis, datos siguientes)

Recurrir a los fondos de inversión para financiar fichajes es una práctica que nace en Latinoamerica. Países como Argentina tienen una regulación muy avanzada al respecto, con registros de representantes e inversores.

Los fondos funcionan prestando dinero a los equipos y quedándose con los derechos económicos de jugadores de gran proyección. Cuando éstos son traspasados cobran plusvalías millonarias.

Operaciones como las de Falcao son las que interesan en este negocio. Sacan tajada todos: los jugadores, al agente, al equipo que vende y los fondos. Por ejemplo, si el club no tiene dinero, acude a Doyen que le financia la compra del colombiano a cambio de quedarse con el 33% de sus derechos económicos. Se le pone una cláusula de rescisión elevada, juega tres temporadas, se revaloriza y, cuando se traspasa, el club que no podía ficharlo hasta consigue un buen beneficio. Esto no sería posible sin la existencia de un socio inversor.

Veamos otro aspecto del negocio, con un ejemplo más local. Una de las selecciones que mencionan los expertos para una buena clasificación en Brasil es la colombiana, que recibiría de la FIFA unos 24.500 millones de pesos, de los cuales 3.700 millones para tiquetes en clase ejecutiva, hospedaje y desplazamiento y 20.700 para jugar en la primera ronda, según Camilo Hurtado en el portal Kienyke (el cambio está a 2.000 pesos por un dólar).

"Conseguido el objetivo, los futbolistas (todos los que fueron convocados durante el proceso) se repartirían una torta millonaria cercana a los 4.5 millones de dólares, que se dividirá de acuerdo con el número de convocatorias; por otra parte el cuerpo técnico y sus ayudantes tendría 3.500 millones para compartir", dice el periodista.

Además, las grandes marcas han logrado buenos rendimientos patrocinando al equipo. En 1987 solo tenía un patrocinador y hoy tiene ocho marcas nacionales e internacionales, lo que indica que los beneficios son tentadores. La selección ha recibido de sus patrocinadores unos 43.700 millones de pesos.

Adidas tiene un convenio con la Federación hasta el año 2022; seguirá vistiendo a la selección durante los siguientes nueve años en Copa América, fechas FIFA y las eliminatorias de Rusia 2018 y Catar 2022.

Los equipos de fútbol  firman contratos de exclusividad con grandes marcas como Nike, Adidas o Puma para sus indumentarias deportivas. Pero los guayos son uno de los pocos elementos con los que los jugadores pueden negociar un acuerdo contractual para beneficiarse económicamente. Solo en derechos de imagen, la multinacional Puma le estaría pagando al ‘Tigre’ Falcao la no despreciable suma de 8.000 millones de pesos al año por calzar los últimos modelos y salir en cada uno de los comerciales. Según la página especializada en deportes Goal.com, cerca del 50 por ciento de los integrantes de la Selección Colombia tienen contrato con las compañías mencionadas.

El dinero no se recibe simplemente de patrocinios. Los productos oficiales que viene desarrollando la Federación Colombiana de Fútbol para todos los fanáticos y seguidores de la selección le suministran una entrada más.

Desde el 2013 por ejemplo están en venta en los principales almacenes de cadena del país los cuadernos de la Selección Colombia. Fue un convenio realizado entre la FCF y la empresa Carvajal con su marca Norma. También se ofrecen tulas, morrales y cartucheras oficiales.

La marca Corona fabrica mugs según una alianza con la Federaciòn;  se adquieren en Homecenter (patrocinador) o en los principales almacenes de cadena del país.

También la Federación lanzó el nuevo producto oficial Café Devotion. Producto ciento por ciento nacional, según sus fabricantes, y pieza de exportación en los próximos meses.

Firmas internacionales de lujo igualmente quieren bailar la fiesta. Tissot, marca reconocida de relojes suizos, puso en circulación una colección   en honor al combinado patrio, a 3.190 millones de pesos cada uno, con los colores de la bandera.

Pero, además, miremos cuanto vale la selección colombiana: 550.260 millones de pesos. Figura entre las diez más costosas del mundo. Y así cada uno de los jugadores, desde el delantero Falcao García (Mónaco de Francia), cuyo pase vale 150.384 millones de pesos y James Rodríguez (tambièn del Mónaco) 80.190 millones de pesos, y de ahí para abajo.

Además de las emociones del fútbol ¿habrá otras por comercializar?. Seguramente, pero todavía no sabemos sus precios y condiciones de compra-venta.  "Y como vamos vamos bien", decía un borracho al policía que lo llevaba detenido para la comisaría.

*Periodista y profesor universitario


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