sábado, 5 de diciembre de 2015

Futbol argentino ,una cueva con 40 Ali Babas y un millon de ladrones


René Lavand* no lo hubiera hecho mejor

Del editor al lector
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El calendario electoral culminó con la más disparatada de las elecciones. La de la AFA fue insólita y previsible a la vez. Hace décadas que allí no se vota: el poder del fútbol se concentraba en Grondona y no había competidores frente a su muñeca, hoy considerada una vergüenza global.
Grondona ha muerto y aún así no ha sido posible elegir un sucesor. La AFA no está acostumbrada a la democracia. Y mucho menos a la transparencia. El papelón no fue un papelón de cabotaje: ocurrió el mismo día en que la justicia de EE.UU. pidió la captura de dos dirigentes argentinos por las coimas de la FIFA. Uno es el alter ego de Aníbal Fernández en el club Quilmes. Ni Gils Carbó ni La Cámpora han salido todavía a denunciar esa persecución del imperio contra los militantes sociales del fútbol.
El bochorno del jueves pudo tener dos causas: un error o una trampa. En un edificio hecho de fraudes, es lógico que la mayoría no crea en un accidente. O lo que es lo mismo, que crea en una conspiración contra Tinelli, quien pensó que tenía ganado el partido. Las conspiraciones existen. Pero ni el gran mago René Lavand, con su asombrosa mano izquierda, podría haber engañado a tantos fiscales, veedores y dirigentes juntos.
La votación vista por tevé fue un entretenimiento tan mal preparado como el escrutinio. Los que contaban quedaron en off side: “-¿Cuánto?”, pregunta uno. “-38. Hay un sobre que está mal”. “-No te puedo creer. Contamos de nuevo”. “-Se nos ha pasado uno pegado”. “-Pero.. la puta madre”.
Es más que una anécdota para tuitear: la máxima dirigencia del fútbol estaba ahí, de cuerpo presente. El resultado explica otros resultados. Uno: por qué nuestro fútbol ni siquiera puede ofrecerle tribunas a los visitantes.
Algún dirigente que apoyó a Tinelli se escapó después de la votación. Angelici se dio cuenta y propuso votar a mano alzada. Nadie entendió por qué habló de la NASA pero todos entendieron qué buscaba: apretar a los que habían acompañado a Tinelli en el cuarto oscuro y no iban a poder o querer acompañarlo en público.
Algunos juraron fidelidad a un bando y también al otro. Y querían cosechar de los dos. Desorientado, Tinelli aflojó esa misma noche. Pero los clubes que lo apoyan lo convencieron de seguir dando batalla. 
La transparencia y la democracia en el fútbol tendrán que esperar una nueva elección. Uno de los más atentos al resultado será Cristóbal López. Es socio de Tinelli, productor de Fútbol para Todos y alguien a quien el kirchnerismo le permitió manejar el juego y manejar un banco. Más que un privilegio, una aberración.

*Lavand era un mago argentino manco

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