El juego sucio de la huelga de futbolistas
La Liga acusa a los jugadores de esconder tras el paro una reclamación para pagar menos impuestos
El Gobierno ataca a la Federación por no devolver el dinero público injustificado de las subvenciones
Los deportistas que cobran 600 millones en sueldos anuales aseguran que su objetivo es el fondo para exfutbolistas
El Gobierno ataca a la Federación por no devolver el dinero público injustificado de las subvenciones
Los deportistas que cobran 600 millones en sueldos anuales aseguran que su objetivo es el fondo para exfutbolistas
Hay parte del vocabulario laboral que resulta
difícil de encajar en todos los trabajos. Una de ellas es la palabra
huelga que casa con dificultad con el colectivo de futbolistas. Unos
peculiares trabajadores cuya cúpula profesional forman unas 1.000
personas en toda España con una bolsa salarial de 600 millones
aproximadamente. Sin embargo, la Audiencia Nacional decidirá si es legal
o no el procedimiento por el cual la Asociación de Futbolistas
Españoles (AFE) ha mandado parar los partidos del fútbol profesional del
próximo fin de semana. Detrás del desajuste léxico hay una mezcla de
dirigentes turbios, una guerra por el control del dinero que genera el
fútbol y enemistades personales.
El Gobierno hizo
caso a las demandas de la última década de la inmensa mayoría del fútbol
profesional (todo el mundo salvo Real Madrid y FC Barcelona) y decidió
el pasado 30 de abril aprobar un decreto para regular la venta de los
derechos de televisión de la liga española y así conseguir mejorar la
financiación de un negocio que debe 3.000 millones en impuestos.
Atendiendo a los que reclamaban mejor reparto del
dinero, más atención a la Segunda División y recursos para el fútbol
pobre (el femenino y las categorías inferiores) el Real Decreto 5/2015
que ayer pasó el trámite del Congreso de los Diputados prevé que desde
la temporada 2016/2017 los derechos de la liga se vendan en un paquete
único como hacen el resto de las ligas profesionales europeas.
Este acuerdo tranquiliza el caótico mercado televisivo que hasta ahora
disparaba las pujas entre dos plataformas (Prisa y Mediapro en la famosa
guerra del fútbol) que compraban y vendían los derechos club a club.
Sólo con la posibilidad de vender en un solo paquete todos los derechos,
el decreto prevé aumentar de 700 a 1.000 millones anuales los ingresos.
Entonces, si todo el mundo del fútbol demandaba la regulación, ¿por qué
los futbolistas han tomado una medida tan drástica y tan difícil de
explicar a los aficionados? Parte de la explicación está en la puesta en
escena de la AFE el 6 de mayo, cuando convocó la huelga en una
conferencia de prensa con la presencia en primera fila de Iker Casillas,
Xavi Hernández, Gerard Piqué, Andrés Iniesta… Explicaron que no habían
sido consultados (¿existe algún colectivo laboral que redacte las
reformas del Gobierno?) y que el decreto no garantizaba ingresos
suficientes para las verdaderas víctimas del loco mundo del fútbol: los
futbolistas de los equipos quebrados que no consiguen cobrar.
Los argumentos parecieron pobres y las explicaciones así lo mostraron,
por lo que cobra relevancia la acusación que les hace el presidente de
la Liga de Fútbol Profesional (LFP), Javier Tebas: “Los futbolistas
desean una rebaja fiscal de los derechos de imagen y esto nada tiene que
ver con el decreto, que se centra en vender la Liga como un paquete”.
1,5% para futbolistas impagados
Preguntado por esta acusación, Luis Rubiales negó que el motivo de la
huelga sea el pago de impuestos por derechos de imagen que ha llevado a
los tribunales a Messi. El Gobierno, a través del Consejo Superior de
Deportes (CSD), también apunta a esa acusación. Y habla con buena
información puesto que los futbolistas y el Ministerio de Hacienda
admiten estar negociando ese asunto. Desde luego, eso justificaría que
futbolistas multimillonarios como los que acudieron a apoyar la huelga
dieran la cara por arañar algún punto porcentual de un fondo de
compensación para cubrir impagos y cursos de formación para
exfutbolistas. Un ejemplo: el decreto prevé destinar a ese fin el 1,5%
de los 1.000 millones anuales de ingresos estimados (15 millones).
Cristiano Ronaldo ha donado siete millones de euros a Nepal a través de
Save the Children.
Explicada la decisión de los
futbolistas, resulta más difícil de entender el apoyo a la huelga de la
Real Federación Española de Fútbol (RFEF). El mismo día de la
convocatoria del paro, la federación lanzó un duro comunicado en el que
prácticamente convocaba también la huelga y de ahí que el conflicto haya
acabado en la Audiencia Nacional porque una huelga sólo puede ser
llevada a cabo por trabajadores. Por tanto la Federación se delató en su
comunicado en el que también expresó disconformidades con el decreto
difíciles de entender para el aficionado que se quede sin fútbol o
incluso sin final de Liga y de Copa.
La Federación se
queja porque el Gobierno les deja sin el 4% de ingresos de las
quinielas que tenían hasta ahora y porque el decreto permite a la
Agencia Tributaria investigar las cuentas del fútbol aficionado. Por
último, y aquí aparece la clave, lamentan que el Gobierno quiera auditar
las subvenciones públicas para la promoción del fútbol aficionado. El
CSD reclama, a través de un informe de la auditoria BDO, ocho millones
de euros públicos para estructuras y subvenciones sin justificar.
El presidente del CSD, Miguel Cardenal, ha declarado la guerra a la
autonomía de las federaciones que las hace casi intocables al escrutinio
de la Administración. “El resto de motivos aducidos hoy por la RFEF son
una suma de excusas para justificar un enfrentamiento continuo, que
tiene como única base el interés de la RFEF en no devolver dinero
público no justificado y no someterse a las auditorías a los que obliga
la ley”, reaccionó el CSD en un comunicado.
Palabras
duras, nada diplomáticas. Propias de quien se ha propuesto echar a un
equipo directivo que lleva ganando unas elecciones de federaciones
regionales desde 1988. El presidente de la RFEF, Ángel María Villar, ni
siquiera acude a las reuniones con el Gobierno. Y no sólo a las que
tratan cuestiones económicas. En mitad de la conmoción por el asesinato
de un hincha en el Vicente Calderón, tampoco acudió a la convocatoria de
Interior. Su reacción al Gobierno ha sido enviar un comunicado de la
FIFA (de la que es vicepresidente) que amenaza con sanciones si el
Gobierno comete injerencias en la independencia de la federación. En
similar situación se encuentra el presidente de la federación de tenis,
José Luis Escañuela, en constante tira y afloja con el Gobierno por la
claridad de las cuentas.
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