jueves, 28 de mayo de 2015


Todo pasa y todo queda

Del editor al lector
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Menos sexo, la película tiene de todo. Millones, sobornos, lavado de dinero, traiciones y arrepentidos y hasta la mano del FBI y de la Justicia norteamericana metidos en Suiza. Y todo girando alrededor del mundo y del submundo del fútbol.
La historia empieza como un policial: una denuncia de coimas para que se eligieran a Rusia y a Qatar como sedes de los próximos mundiales. Y habría que decir que termina o sigue con el espectacular allanamiento de un hotel de lujo en Zurich y la detención de siete dirigentes de la FIFA para extraditarlos a Estados Unidos. Todos iban a participar mañana del congreso para ratificar a Joseph Blatter.
En esta producción multinacional contribuimos con un actor de lujo: Julio Grondona, que supo eternizarse en la AFA y conseguir una triple corona en la FIFA: vicepresidente, tesorero y responsable de Marketing y de Televisión.
Es el mismo Grondona que manejó el fútbol local con superpoderes. Fue oficialista a tiempo parcial y dirigente a tiempo completo. Y en los últimos seis años socio del Gobierno en Fútbol para Todos.
Grondona entra a escena aquí por una puerta lateral: la de las coimas cobradas por la Confederación Sudamericana para la televisación de cuatro ediciones de la Copa América. El arreglo se hizo hace dos años y, según la denuncia, a Grondona le tocaban 15 millones de dólares de un paquete de 110 millones. Iba a recibir lo mismo que el jefe de la AFA brasileña y el doble que los otros siete presidentes de las federaciones sudamericanas.
A cada cual según su poder y Grondona era quien cortaba el bacalao en la Conmebol: para armar el negociado, le sacaron los derechos a quien en ese momento los tenía, el brasileño José Hawilla, y se los entregaron a una empresa armada para ese fin y manejada por argentinos. Un modelo de negocios bien conocido.
Hawilla merece un párrafo más. Bajo el reinado de su compatriota Havelange en la FIFA se adueñó de los derechos de tevé de muchas confederaciones, entre ellas la que comparten Norte y Centroamérica y el Caribe, con escaso fútbol pero muchos votos en la FIFA: es ahí donde se destapó toda la historia.
Hawilla es también uno de los cuatro acusados que se declararon culpables y colaboraron con la investigación de la Justicia norteamericana para atenuar las penas. Al menos uno aceptó el papel de topo. Grabó, entre otras, las conversaciones que involucran a Grondona.
Los personajes, las cifras y la presencia misma de Estados Unidos prometen nuevas revelaciones. Todo pasa decía el anillo de Grondona. Pero todo queda.

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