lunes, 11 de mayo de 2015

EL SALTO DE LA PULGA



Así superó Messi sus temores y mejoró sus hábitos

La periodista argentina Verónica Brunati es la autora de este artículo que desvela algunas interioridades del universo Messi en los últimos meses. Firma este texto publicado con anterioridad en ‘Canchallena’, el espacio de deportes en la web del  diario conservador argentino ‘La Nación’. 

Así superó Messi sus temores y mejoró sus hábitos
Tras el Mundial, Messi se preguntó: '¿Qué puedo hacer para volver a ser el mejor?' EFE
 
Verónica Brunati

Diez semanas atrás, Lionel Messi estaba verdaderamente preocupado. “Thiago no quiere irse del jardín [de infancia] cuando voy al mediodía a buscarlo. Protesta porque se quiere quedar.” El astro del Barcelona tenía sentimientos encontrados: por un lado lo tranquilizaba saber que su hijo es feliz incluso cuando no está a su cuidado o al de su madre, Antonella. Por el otro, comenzar a notar que con tres años y medio ya no depende permanentemente de sus padres es duro. “Le gusta estar en el jardín con sus compañeros. La pasa bien.”
En aquel encuentro de febrero en Barcelona, Messi mostraba que sus únicas sombras de inquietud pasaban por el “independiente” Thiago. Ya sabía que su mujer estaba embarazada de un segundo hijo, pero esperó hasta el último día de abril para anunciarlo.
A Thiago se le sumará Benjamín, y la angustia de Messi quizás vuelva a aflorar. “Acá no es como en Argentina. Los chicos en mi país empiezan el jardín [se refiere a la escuela] a los cuatro años”, les dijo a sus compañeros en la Ciudad Deportiva del Barcelona, muchos de ellos con hijos de la misma edad. “¡Thiago es chiquito todavía!” Hasta que una presencia habitual del vestuario lo calmó: “Leo, en tu país los chicos empiezan el colegio ahora también muy temprano, porque los padres trabajan, como aquí”.
“Thiago no quiere irse del jardín cuando voy al mediodía a buscarlo. Protesta porque se quiere quedar”, insistía.
Messi está cambiando, en parte porque toma decisiones sobre la vida de su hijo y teme equivocarse, como cualquier mortal. Esos temores lo están ayudando a madurar. También los golpes del deporte, en especial aquella final perdida en el Mundial de Brasil.
'¿Qué debo hacer para volver a ser el mejor del mundo?'. Pregunta sin respuesta sencilla, y menos si llega de boca del hombre que fue durante cuatro años eso, el mejor del mundo.
Giuliano Poser, el médico nutricionista que atiende periódicamente a Messi en Venecia, tenía la respuesta: “Para mejorar hay que ajustar hábitos”.
No era la primera vez que Messi escuchaba eso. Entre 2008 y 2009, con la llegada de Josep Guardiola al mando del Barcelona, fue abandonando las milanesas a la napolitana, la Coca-Cola, los helados y las golosinas. Seis años después le dio una nueva vuelta de tuerca a su dieta: ahora sólo come lo que su organismo necesita. ¿Qué necesita? Poser se ocupó de averiguarlo sometiendo a Messi a una amplia batería de estudios de todo tipo. ¿El resultado? Cinco kilos menos en nueve meses, más potencia, más velocidad, más explosividad.
El 'nuevo' Messi llegó un paso más allá que aquel que fue transformado por Juanjo Brau, el fisioterapeuta y recuperador físico del que se distanció hace dos temporadas. El Messi de hoy está aprovechando al máximo el rigor de Rafael Pol, el fisioterapeuta del cuerpo técnico de Luis Enrique.
Aunque es menos explosivo en sus arranques que años atrás, su cuerpo tiene la elasticidad atlética de un velocista. Calmadas las tensiones de enero entre los jugadores y su entrenador, el Barca es hoy un equipo de atletas alemanes, en buena parte gracia al fanatismo de Luis Enrique por la puesta a punto física.
Sin temor a las lesiones y con confianza en lo que su cuerpo le permita hacer en la cancha, Messi volvió a encontrarse consigo mismo, con el súper atleta que rompe récords, el último, el de 405 goles con la camiseta del Barcelona. Lleva esta temporada 53 goles: 40 en la Liga, 8 en la Champions, 5 en la Copa del Rey. ¿Hay más? Sí, entre las tres competiciones dio un total de 26 asistencias: 18 en liga, 4 en Champions y 4 en Copa del Rey.
El último dato refleja uno de los cambios más significativos en el rol de Messi esta temporada: elige en cada momento en qué posición del campo quiere jugar, cuándo y cómo intervenir, cuándo y cómo hacer jugar a sus compañeros. Dirige la orquesta y prueba los diferentes instrumentos. Xavi Hernández, durante años el “cerebro” del Barca, lo confirmó en diálogo con LA NACIÓN. “¿Que si Leo es capaz de jugar de Xavi también? Leo puede jugar en la posición que más le apetezca y lo hará mejor que cualquiera de nosotros. Es parte de su genialidad. Tiene una capacidad extraordinaria para leer el juego. Es difícil imaginar en qué posición del campo se retirará del fútbol. Yo lo imagino siempre cerca del gol.”
Lo está, y en ese asombroso idilio con el gol mucho tiene que ver su buena relación con el uruguayo Luis Suárez y el brasileño Neymar, los otros dos integrantes del tridente romperredes. Sin gol, pero con otras cualidades imprescindibles, Javier Mascherano completa un cuarteto que no era posible en los años del camerunés Samuel Eto’o o el sueco Zlatan Ibrahimovic.
El mate pasa de mano en mano, los goles se reparten entre los tres. Messi, feliz, encontró la respuesta a aquella pregunta que lo llevó a Venecia...

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